Sobre crecer, y de cómo las revistas femeninas lo hacen aún más difícil.
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Este texto está extraído de un reciente número de una conocida revista destinada a chicas jóvenes, muy jóvenes, que se publica en nuestro país desde hace muchos años. |
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Decidí participar en el Proyecto Kahlo cuando leí que surgió como respuesta a la indignación que sus creadoras sentían al leer revistas femeninas. Me sentí totalmente identificada con ellas puesto que mi indignación es tal, que no compro ni una desde hace casi diez años. Entendiendo la diferencia entre revista femenina y revista de cotilleos, esas sí las leo y con bastante interés. Una vez hube aceptado la invitación a colaborar, repasé el ideario del proyecto y hubo una frase que resonó fuerte en mi conciencia y que venía a decir que querían enseñar a las chicas jóvenes a ver que las mujeres no somos como nos pintan en las revistas y no debemos esforzarnos en ser como se dice que debemos ser, sino que nuestros esfuerzos deben ir dirigidos a conseguir que la imagen que se da de las mujeres en la prensa femenina sea lo más realista posible, y no les empuje a buscar quimeras inalcanzables para la mayoría. Es decir: no soy yo la que debe cambiar, sino las revistas.
Mi adolescencia y primera juventud – ahora debo estar por mi tercera juventud – transcurrió como la de cualquier otra chica de mi edad. Todo lo que quería saber sobre “ser mujer” lo aprendí de esas revistas. Ojo que éste es un dato importante a tener en cuenta sobre mí y que os hará entender parte de mi idiosincrasia, puesto que no puedes esperar nada bueno de alguien que ha basado la mitad de su desarrollo hacia el ser adulto en los tests de la Super Pop.
Mis padres, como era normal en aquella época, recibieron una estricta educación religiosa propia de la dictadura y a duras penas llegaron a explicarme en qué consistía la menstruación. De hecho no me explicaron nada, simplemente cuando tuve mi primera regla, llevé las pruebas del delito a mi madre y tuvimos una conversación tal que así:
– Madre, ¿es esto?
– Sí, es esto. ¿Ya sabes lo que tienes que hacer?
– Sí, lo he leído en la Ragazza.
– Vale.
Y esa fue toda la educación médico-sexual que me proporcionaron en la pubertad.
Debo reconocer que hace pocos meses mi madre, haciendo un gran esfuerzo, quiso darme una nueva lección de educación sexual y me deleitó con estas palabras: “¿Cuándo vas a decidirte a tener niños? Que se te está pasando el arroz. ¡A ver si voy a tener que explicarte cómo se hacen!”. Pues sí madre, estaría bien que te sentaras un día a explicármelo a ver si resulta que sigo estando totalmente equivocada y no nacen del ombligo como me contaron una vez…
Así pues, mi paso “de niña a mujer” – cual Chabeli pero sin mansión en Miami – fue en función de las revistas que me compraba y compartía con las amigas: Super Pop, Vale, Ragazza, Woman, etc. De ellas saqué información extremadamente útil, sobre todo teniendo en cuenta de que os hablo de una época en la que internet era un concepto totalmente desconocido para nosotras, lo más moderno que había en mi casa era la Game Boy y el Canal Plus, así que no teníamos el acceso a videos ni tutoriales, ni Isasaweises posibles. Pero también saqué un montón de información contradictoria que hizo que mi adolescencia fuera, a veces, un tormento de embrollos y preguntas a los que no encontraba respuesta en ningún lado. Ni siquiera en los capítulos de Al Salir de Clase.
Corrían los años 90, Jesulín había conseguido editar un disco y vender al menos diez copias, el mundo se dividía entre partidarios y detractores de Monica Lewinsky y, ojo al dato, Elsa Pataky no estaba ni medio buena. Yo era una adolescente bajita, rechoncha y con aparatos, muy al estilo Betty Suárez pero sin todo ese estilazo texmex, a la que le gustaba la música britpop y que, con 16 años, se fumaba diariamente un paquete entero de Fortuna. En esas revistas leía reportajes sobre las fabulosas vidas de las supermodelos, consejos sobre las últimas tendencias de moda y maquillaje y, lo peor de todo, consejos para conseguir gustarle a ese chico por el que estás colada.
En definitiva, cuando recibía toda esa información y luego me miraba al espejo, no tenían nada que ver una cosa con la otra. La suerte se puso de mi parte cuando el mundo decidió que lo que estaba de moda era lo grunge, así me pude esconder tras pantalones holgados y camisas anchas, para desespero de mi madre que aún a día de hoy no ha llegado a entender por qué, estando en la flor de la vida, no quería vestirme como una señorita sino como un leñador canadiense.
El tiempo fue pasando y yo crecí convencida de que todo lo que se debía saber sobre cómo ser una chica moderna y al día, lo podía aprender de esas publicaciones tan coloridas. A medida que me hacía mayor, necesitaba nueva y diferente información, así que pasaba de una revista a otra como había visto hacer a otras chicas, quizás de la familia, quizás del entorno. No recuerdo cuál fue el momento en el que dije “basta ya”. Supongo que me harté de leer artículos estúpidos sobre cómo complacer a tu novio, cómo ser la más guapa de la fiesta y despuntar sobre el resto de chicas o cómo desenmascarar a las “robanovios”. ¿Qué tipo de personalidad enfermiza escribe este tipo de artículos? ¿Por qué no existían este tipo de publicaciones para los chicos de nuestra edad? Aún a día de hoy me pregunto por qué las revistas femeninas siguen sacando sus “especial culo” de verano y no existe una sola revista para hombres donde el titular de portada sea “quítate esa barriga cervecera cerdaco” o “maquíllate para disimular esa papada que parece que tengas dos barbillas”. También me cansé de leer reportajes de cuatro páginas sobre modelos con vidas aburridas y ver solo pequeñas noticias de media página sobre mujeres con vidas interesantes de verdad, con logros de verdad, que se han esforzado por conseguir una carrera en su ámbito particular, ya sea la política, las artes, la familia, el deporte o el macramé. Porque, no es por desmerecer a esas chicas que han llegado a lo más alto en el mundo de la pasarela, pero una bielorrusa de 17 años que se ha criado en una familia de clase media y a la que descubrieron cuando estaba de vacaciones en la playa con su familia y que no tiene trucos de belleza sino que duerme mínimo ocho horas y bebe mucha agua, no me interesa lo más mínimo.
Quizás estos años que han pasado desde que yo leí la última revista han sido todo un boom en cuanto a este tipo de periodismo se refiere y ahora me vais a contar que son de lo más útiles, que muestran a mujeres reales llevando vidas interesantes, que dan buenos consejos de moda, salud, imagen y relaciones, y que no tengo ni idea de lo que hablo. Si es así, por favor, que alguien me lo diga y yo les daré una nueva oportunidad sin dudarlo.
Y llegadas a este punto, y lo digo en femenino porque a estas alturas del cuento no creo que tenga muchos lectores masculinos – saludo a mi pariento que debe ser el único que ha llegado aquí – no creo que sea yo nadie para dar consejos a las chicas jóvenes que ahora están leyendo estas líneas, pero voy a hacer un ejercicio, voy a darme un consejo a mí misma, a la Lucía que tiene 15 años y que repasa una y otra vez las revistas en busca de información, y luego que cada una aproveche esta información como desee:
Lucía, maja, compra revistas de cotilleos, compra revistas de moda, solo de moda, cómprate El Jueves. Lee más libros, más comics y más periódicos (esto se lo digo también a la Lucía actual); alquila más películas (recordemos que son los 90, no existían las descargas ilegales) y acaba de ver Twin Peaks (que luego se volverá a poner de moda y no te acordarás de nada). Pero bajo ningún concepto compres revistas de “chicas”, porque estoy convencida de que las escriben un grupo de señores cincuentones a los que rechazaron para escribir en el As. Viaja más, sal más de fiesta y duerme menos. No permitas que te pongan al final de la clase por tener buena vista, que eso te hará miope. Sé menos mojigata. En 1998 internet entrará en tu casa, acuérdate bien de las siguientes palabras: el rincón del vago. Y mi último consejo es: si tienes alguna duda, por mucha vergüenza que te pueda dar, pregúntales a tus padres, al fin y al cabo ellos te parieron y tienen la obligación de informarte de todo. Si no, que hubieran usado condón. Y si no te quieren informar, doy un gran truco que seguro que funciona, aunque se trata de una pequeña mentirijilla; vas y les dices: “vais a tener que contarme la verdad de las cosas, porque algún día tendré que explicársela al bebé que llevo dentro”. Ya verás como así te darán una master class. Besos: Luci mayor.
17 Comentarios
Luci ¡me encanta! ¿por qué he llegado tan tarde aquí? #luciforpresident
Simplemente genial….
Simplemente BRUTAL!
Me quedo con: se menos mojigata…
Felicidades
Soy un poco mas pequeña que tu, pero recuerdo las camisas (las tomaba de mi hermano),dc Marteens, la super pop, la vale…y solo añadiria una cosita…el aparato con las brakets transparentes que se veian más que los normales pero nos hacian sentir que no…jajaja
Enviado mi nuevo texto para que se publique el próximo 1 de diciembre!!
Me alegra que os hayáis reido un ratito chicas, ¿muchas os sentíais tan perdidas como yo?
Seb: me encanta que haya un chico comentando!! Eres el 3º q afirma haberlo leído hasta el final. ¡Gracias! La verdad es que no tenía ni idea de que las revistas para chicos iban también por ese camino, ya lo lamento…
me da vergüenza admitir q hasta HOY no he podido acabar de leerlo. me meo de la risa Lucy! en serio.. la superpop…! esa GRAN revista, de la cual, no me pregunteis pq, guardaba todas las que me compraba en las cajas de las marteens…
cuanta razón y sabiduría en tus palabras!
ole ole y ole
#luciforpresident
Muy buen artículo, pero cambiaría dos cosas:
– joder, que los tíos no somos piedras, que leemos artículos hasta el final y tal…
– Las revistas de tíos de hoy en día sí que hablan de cómo quitarse esa barriga, conseguir un culo más duro, qué cremas ponerse, cómo saber si le gustas, etc etc… se han ido haciendo más parecidas, pero por desgracia hacia el lado equivocado, en el de crear modelos irrealistas basados en el físico y al que te ayudan a acercarte (oh, sorpresa!) los productos que se anuncian en sus páginas..
un abrazo!
…acaba de ver twin peaks que luego se pondrá de moda. me meo, luci!!! qué gracia tienes, jodía!! #luciforpresident y #fortertulianadearus :)))
Aplausos y más aplausos!!! Felicidades Luci Mayor… cuantas verdades juntas y cuantas risas!!!
Fantastico, Lucia! No creci en España, pero fue como si hablaras de mi!!! Salvo por mis padres (las diferencias en la generacion de los padres es abismal y logica…) Me encanto!
Lucci!! Que bueno!! Me he reido mucho con el comentario de la camisa de cuadros….bueno, con toda la descripcion de 15 anera…que razon tienes!! Estas lineas que has escrito no tienen desperdicio!! Ya era hora que te lanzaras a escribir y publicar algun articulo largo… Ya que siempre me parto con tus comentarios sagaces en fb!!tienes mucho talento!!
Espero el proximo articulo!!
Pd: (no tengo tildes en mi teclado) 😉
#luciforpresident
Como si me estuviera mirando al espejo… 🙂 ¡Enhorabuena por el primer número y que vengan muchos más!
Jajajaja Luci, me encantas!
Ya estoy ansiosa por leer más de tus «cosas».
Ayy Luci! Esto de compartir generación hace que nos sintamos todas tan identificadas!!!
Te seguiremos fielmente 🙂
Felicidades!!
Muy buen artículo Lucía. Me ha encantado el final jajaja
Cuánta razón! La de complejos que me habría ahorrado si alguien me hubiera hablado como tú a los 15.