No soy más mujer siendo pequeña, pero desde luego no tengo la intención de serlo menos.
Desde hace algún tiempo, en los escaparates de algunas tiendas se pueden encontrar pintadas reivindicativas del estilo “La talla 38 me aprieta el chocho”. Nunca he podido evitar la sonrisa que se me dibuja en la cara al encontrarme con ello. Me alegra saber que no todas las mujeres aceptan los cánones de belleza actuales, y no quieren limitarse.
Pero en todo ello siempre hay grandes olvidados. Nosotras, las chicas que vamos a comprarnos ropa y nos encontramos con que solo se disponen tallas desde la 36 hasta la 42, nos planteamos, ¿Existirán más chicas que como yo no pueden comprarse unos vaqueros normales de su talla? Sí, EXISTIMOS.
Parece que en determinadas reivindicaciones nos quedamos a medias… Si estas gorda, eres una dejada. Pero si estas flaca, eres una anoréxica. ¿Por qué?
Soy de constitución pequeña, siempre lo fui, así como mi madre también lo es. Por lo que aun no dejo de sorprenderme cuando en reuniones de mujeres me plantean el abandonar la dieta. ¿Cuál dieta? Somos así, menudas, huesudas, pequeñas, “esmirriadas”, ¿y qué?
No dejamos de ser mujeres, no somos menos femeninas por tener más o menos pecho, más o menos abdomen o más o menos michelines. Parece que la sociedad en la que vivimos comienza a aceptar esto, entonces… ¿por qué nosotras no nos aceptamos mutuamente? Rompamos los cánones de belleza que nos dicen cómo tiene que ser una mujer. Una mujer es como es. Su estructura ósea, talla o altura no deben influir en esto.
También me encuentro con reuniones en las que se dicen frases como “Las mujeres de verdad tienen curvas”. O no. Tener un cuerpo rectangular, de guitarra, de pera, no es lo que me convierte en mujer.
No soy más mujer siendo pequeña, pero desde luego no tengo la intención de serlo menos. Mientras que a las chicas fuertes les dicen que tienen que adelgazar, a nosotras nos recuerdan que apenas tenemos pecho, que nuestro culo es demasiado estrecho, que deberíamos operarnos, que somos “saquitos de huesos”, que parece que no comemos…
Somos bellas como somos, grandes, pequeñas, altas o bajas, somos bellas por como somos, MUJERES DEL MUNDO, UNÁMONOS PARA QUE NO NOS DIGAN CÓMO TENEMOS QUE SER, para que nos dejen SER. Apoyémonos para formar una sociedad en la cual no haya relación entre la belleza y la talla, recordando que la mujer simplemente ES.
Nhoa
2 Comentarios
Completamente identificada, yo he sido delgada toda mi vida y en la familia de mi madre las mujeres son muy voluptosas, con caderas anchas, piernas y busto grande, así que todo el tiempo (pero sobre todo en la adolescencia) se burlaron de mi, «mira los hilos que le salen a tu falda, aah son tus piernas», «aaay, las piernitas flaquitas jajaja», «eres un palito», pareces tripa lavada», etcétera, etcétera. Eso fue bastante duro para mi, hasta llegar el punto de comer de más para ver si de alguna forma podía tener el cuerpo de una mujer «de verdad», porque yo deseaba tener piernas más anchas, un trasero más grande o pantorrillas más carnosas, hasta que con el tiempo, me di cuenta que yo soy hermosa como soy, que no cambiaría absolutamente nada de mi cuerpo, que no solo lo acepto, sino que me gusta en realidad como soy. Aún hay días en los que el fantasma de los comentarios negativos que recibí regresan, sin embargo, me miro al espejo y sonrío, para darme cuenta que no hay nada más bello que esa sonrisa.
Me pasa lo mismo, muchas veces me han preguntado si soy anoréxica, es que no entienden que somos así de por sí? Llegué al punto de hacerles caso e intentar engordar, pero finalmente me di cuenta de que ésta es mi complexión y engordar no tendría sentido, vamos, que quedaría peor.