Ludmila y Lucas han comenzado su viaje. El viaje de un año por la apasionante Asia.
Soy Ludmila. Tengo 23 años y vivía en Buenos Aires. Ahora no sé muy bien dónde vivo. Terminé el secundario y comencé la universidad. Terminé la universidad y comencé a trabajar a tiempo completo. Pero algo de esta vida (tan cómoda) no me terminaba de convencer. Sabía que eso no era lo que quería hacer el resto de mi vida, o por lo menos por ahora. No quería que mis días comiencen para terminar y terminen para comenzar.
¿Acaso quién no pensó alguna vez la idea de dejar todo para lanzarse a viajar por el mundo? ¿De poner su vida entre paréntesis para hacer otra cosa? ¿Quién no lo pensó en algún tren en hora pico, en un almuerzo familiar o una reunión laboral? ¿Quién no?
Dejar todo y viajar
Es una idea que seduce, tienta, pero a la vez asusta. Sólo imaginarse dejar todo lo conocido asusta. El desprenderse da miedo. ¿Será que lo conocido nos da una suerte de seguridad? ¿Será verdad que “más vale malo conocido que bueno por conocer”?
Por qué no animarnos a descubrir nuevos mundos, nuevas personas, nuevas culturas, por qué no desafiar nuestra realidad. Por qué no dejar todo e irnos, simplemente. ¿Será que la vida nos ata o nosotros nos atamos a ella? Lo bueno es que hay nudos que se pueden desatar.
Hace 6 que estoy en pareja con Lucas. Ambos compartimos la pasión por viajar y escribir. Hace varios años empezamos a barajar con más fuerza la idea de irnos de viaje. Los 15 días de vacaciones anuales que dan en Argentina no nos alcanzaban. Y este año nos animamos. Ya ni sé de dónde surgió la idea; fue una de esas ideas sin autor que se instalan como verdades colectivas. Y así nos decidimos. Sacamos boletos de avión a Nueva Delhi (India) con fecha de regreso a un año. Fue lo que siempre soñamos, pero ¿por qué ahora? No lo sé. Solo sé por qué no ahora.
No va a ser la primera vez que viajemos juntos. Pero sí por tanto tiempo. Este viaje de por sí ya se presenta distinto. Un año recorriendo Asia abre la puerta a nuevos mundos. Planificar un viaje tan largo no es nada fácil, y mucho menos si el destino es un lugar tan distinto y poco conocido por nosotros. Son varios mundos a descubrir. Es dejar nuestra cultura occidental que se mira a sí misma. ¿Pero cómo? El hecho de desprenderse de lo conocido no termina cuando uno sube al avión. Pensamos el viaje como un proceso continuo, donde uno se va transformando. Donde lo más interesante es el recorrido, y no sólo el punto de llegada. Queremos viajar conociendo, recorriendo, sintiendo, viviendo, siendo parte del paisaje mismo.
Pero antes de viajar comenzamos el proceso de despedidas. Fue comenzar a guardar nuestra ropa, libros y objetos personales en cajas, parte del empezar a irse. Dejamos el departamento en el que vivíamos, dejamos de trabajar, dejamos la rutina. Dejamos. Y si bien “dejamos” por elección no deja de hacerse sentir. ¿Por qué somos tan apegados a nuestras cosas? Ojalá este viaje pueda aproximarnos una respuesta.
Y luego “despedirse” de nuestros afectos. Abrazos, lágrimas, buenos deseos, la excusa para decirnos aquello que tanto nos cuesta: “Te quiero”. Estos últimos días en Buenos Aires me encontraron cargados de emociones, de tristeza y alegría. Todo esto me hizo caer en la cuenta de aquello que voy a extrañar. Que me empuja a irnos pero con ganas de volver. Extrañarnos para volver a encontrarnos.
Todo esto es pasado, ya estamos en la India, aquí me encuentro escribiendo y pensando. Llevamos pocos días y no dejo de preguntarme: ¿qué vengo a buscar?
India es un mundo. Es una invitación constante a pensar la vida desde otra lógica, otra perspectiva. Intentar aproximarnos a esa lógica nos mueve a seguir viajando. India no es una, sino varias y se nos presenta en esas múltiples facetas. India es religión, fe y espiritualidad. También es caos y comercio. Pero no deja de mostrarse sino como una invitación al desapego. Aquí nadie nos conoce y ni sabe nuestros nombres, aquí no hablamos nuestro idioma, aquí muchos ni conocen nuestro país.
India se muestra en la humildad. En el dejar de ser uno mismo, para ser uno más. No es que deje de ser yo misma, sino más bien que dejé de ser sólo yo misma. Nuestra lógica y modo de entender las cosas aquí no tiene sentido. Todo el tiempo vivimos bajo esa confrontación.
Estos pocos días aquí me dejan unas primeras impresiones que serán, seguramente, material de próximos relatos. Información que necesita ser procesada.
Ahora estamos en Cachemira, dejamos Nueva Delhi atrás. Delhi fue nuestra puerta de entrada al país. Y Delhi abrió mis primeras preguntas sobre esta sociedad. Me llevó a preguntarme por las religiones y el culto. En India conviven pacíficamente hinduistas, budistas, sikjs y musulmanes. Donde cada uno de estos credos mantiene un modo distinto de vida.
Me pregunto (y mucho) por el lugar de nosotras, las mujeres. India es una sociedad machista. Esta semana conocí a Anita, ya les contaré sobre ella.
En fin, aquí me he presentado y aquí l@s invito a acompañarme en este viaje. En este viaje, que como ven, va más allá de un recorrer sitios turísticos. Vivimos en un mundo donde existen muchos mundos, sólo es cuestión de conocerlos.
Ya les iré contando, si gustan, claro, mis impresiones, emociones y opiniones. Podrán leernos aquí y en nuestro blog:
Ludmila
9 Comentarios
Increíble, ¡me encanta! Buena vibra para ustedes.
hay no se asdfghjklñ hace poco vi la pagina y me llamo la atención por el nombre, todo me imagine que fuera tan tan tan genial como lo es en estos momentos, que genial historia todo suena tan interesante y nada mucha suerte ya quiero leer tus nuevos relatos!! saludos desde COLOMBIA!! (n.n)
me encanta ansío leerte de nuevo, saludos desde colombia
Excelente idea chicos, los felicito por la decisión, que Dios bendiga todo su viaje!!!!!!!!!!
Vaya qué bien suena, me han dado unas ganas de viajar tremendas!
muchas ganas de leer más!!!
me guardo el blog en marcadores!
abrazos y suerte en vuestra gran aventura!
Gracias! Pronto vendrán más relatos 🙂
!!!Que bien Ludmila!!!
Qué ganas de seguir leyendo tus aventuras.
Muchas gracias por querer compartirlas.
Un besazo.
Gracias a ti por leernos! Abrazos