«Una vez más, India nos mostró una de sus facetas más rudas. En este caso: la realidad de las viudas, una realidad que se acerca más a la muerte que a la vida».
Si pensamos en “realidad” no podemos hacerlo sin aludir al plural: realidades. Con esto nos confrontamos en este viaje, con eso nos confronta India. Darnos cuenta de que la realidad no es una, sino muchas. Que la verdad no es una, sino todas. Que hablar de realidad-ficción es una trampa para nuestra mente ¿Qué es realidad? ¿Qué es ficción? ¿Quién dice que algo debe ser de esta manera y no de otra?
India nos pone a prueba todo el tiempo. Nos cachetea. No concuerda con nuestra mentalidad occidental (racional y materialista). Nos enseña, nos cuida, pero también nos lastima. India duele. Duele en la pobreza, duele en la desigualdad y duele en las mujeres, sobre todo.
De eso queremos hablar hoy. De una realidad que no es ficción, ojalá lo fuera. De una realidad que nos empuja a pregúntanos: ¿por qué?
Ser mujer en India no es fácil. Desde niña ya es difícil, pero con el paso del tiempo se vuelve más complicado. Pero hay algo que cruza todas las edades, la viudez. Y aquí ser viuda es estar media muerta. Quizá estas palabras duelan, pero una vez más la realidad nos gana de mano. En este caso la realidad duele mucho más que nuestras palabras.
El mes pasado hablamos del Taj Mahal. Fue a los días de visitarlo y de empaparnos en su belleza y majestuosidad que nos fuimos a Vrindavan. A unos 70 km, una ciudad donde el sufrimiento se hizo sentir, una ciudad de viudas. El encanto, el amor y la belleza quedo atrás. Una vez más, India nos mostró una de sus facetas más rudas. En este caso: la realidad de las viudas, una realidad que se acerca más a la muerte que a la vida.
Sabemos que India es una de las democracias más grandes del mundo, pero sabemos también que en este país hay algo mucho más fuerte que cualquier ley o derecho político: el hinduismo. India se rige más por creencias, mandatos y rituales religiosos que por normativas legales. Además, no es la primera vez que decimos que es un país asquerosamente machista.
Para el hinduismo, la mujer solo tiene valor dentro del matrimonio. Antes y después de éste ser mujer es ser nada. Los matrimonios suelen ser arreglados, y muchas niñas se casan antes de cumplir los 5 años de edad. Si bien esto está cambiando en las grandes ciudades, en las miles de aldeas que coexisten en India la realidad sigue siendo ésta.
Una mujer nace para servir. Su vida comienza y termina a la par de su matrimonio. No hay vida por fuera del ser esposa. Y así es que la vida de una mujer llega a su fin cuándo enviuda.
Hasta hace unos 200 años, la costumbre del Sati estaba vigente socialmente. Esta cruel costumbre obligaba a las mujeres a inmolarse en la pira crematoria de su difunto marido. Si bien esto hoy no corre más, el lugar de una viuda en la sociedad no es nada fácil.
Ser mujer en India es ser propiedad. Cuando una mujer contrae matrimonio significa que pasa a ser propiedad del marido. Si éste llega a morir, la mujer pasará a ser propiedad de la familia del esposo. Ésta puede disponer de la viuda como materia de trabajo o puede expulsarla. Una mujer cuando se casa pierde todo contacto con su familia de origen, por lo tanto si enviuda ya no tiene más familia. Quizá si mantiene una buena relación con sus hijos y nietos puede tener más suerte, pero ya sabemos que las cosas no son tan fáciles.
Sin importar la edad que tengan, hay viudas de 15 años y las hay más grandes, todas pasan por lo mismo. Todas son las culpables de la desgracia del marido. Por eso las mandan a una suerte de “destierro”. A lugares como Vrindavan, a vivir en pésimas condiciones.
Ciudad a la que llegan miles de viudas a contar los días que les quedan de vida. Las viudas no pueden reír, no pueden gozar, no pueden comer fritos ni dulces, no pueden hablar con hombres, no pueden hablar con nadie, no pueden usar ropa de color y deben usar el cabello rapado. No pueden vivir. Ser viuda es estar medio muerta. Es dedicar la vida a rezar en un ashram a cambio de un único plato de comida por día. Es mendigar para juntar unas pocas rupias para pagar el alquiler de una habitación donde decenas de viudas viven apretadas y en pésimas condiciones. Es renunciar a la feminidad, es renunciar al ser mujer.
Si bien la India democrática les reconoce acciones legales como ser el derecho a una pensión y a tener parte de las propiedades del difunto marido, la India tradicionalista parece no haberse enterado de esto. Las sagradas escrituras (conocido como el Código Manu) es el lugar donde el futuro de las viudas está escrito. Muchas viudas desconocen sus derechos por falta de información, por analfabetismo y por creer en el mandato divino.
Ser viuda en India es ser nada. Es tener una vida condenada al sufrimiento, donde la muerte real (porque socialmente ya están muertas) es lo mejor que les puede pasar.
India duele en su realidad. Y duele más cuando escuchamos a decenas de viudas pidiendo perdón por los errores cometidos en su vida pasada, que según la ley del karma, las llevó a enviudar en esta vida. Duele cuando escuchamos a decenas de viudas pidiendo reencarnar en hombres para no sufrir tanto.
No olvides que podés seguir nuestras historias de viaje a través de mochilasenviaje.com.
Ludmila y Lucas
5 Comentarios
Ludmila y Lucas: muchas gracias por la nota. Es realmente interesante. SI bien concuerdo con mucho de los puntos, me parece que también se generaliza mucho la realidad de la India. Tengo muchísimos amigos indios y al estar con ellos todo lo que pensaba de la India se desmoronó. Si bien es un lugar donde hay mucha pobreza y sí, mucho machismo, en las grades ciudades (tal como lo mencionan), la realidad empezó a cambiar hace tiempo. Es decir, no toda mujer en la India sufre al enviudar, no toda mujer pierde a la familia, porque no es verdad que al contraer matrimonio rompen lazos con la familia de sangre.
Concuerdo con que de todos modos la mayoría de los matrimonios son arreglados y hay mucha presión social para que esto sea así. Sin embargo, por supuesto en las clases sociales mas altas (sabemos que las clases sociales en India son bien marcadas), la mujer tiene un rol muy importante y es apreciada. En las urbes como Mumbai, las mujeres pueden salir a trabajar aunque es cierto que esto depende de lo que la familia por parte del marido quiera.
La realidad india es increible y hay tanta diversidad que es difícil generalizar. Hay tantas facetas y estilos de vida diferentes que no permiten que se conozcan todos los casos siempre.
Muchas gracias por la nota, muy interesante.
Hay una película muy buena que habla sobre este tema, Agua.
Es hora de abrir los ojos hacia otras realidades!!
Es q simplemente me he quedado sin palabras ante estas imágenes y narración. Déjenme recuperar el aliento para poder opinar pues el shock q me produjo leer esto no me lo permite. Y yo me quejo del machismo mexicano.
Ludmila y Lucas, quiero daros millones de gracias por compartir y mostrar esas otras realidades impensables para las naciones y culturas de las que nos gusta alardear de estar desarrolladas, aunque tampoco tengo muy claro eso. ¿Es curioso verdad? que un país como la India que ha exportado misticismo a espuertas a Occidente desde hace años, tenga tantísima discriminación e injusticia con el papel de la mujer y no hablemos del sistema de castas……. pero claro tienen la respuesta del millón a todo: es karma. Un abrazo.
felicitaciones por este articulo de verdad me da gusto que el nombre de Frida sea utilizado por algo que sabemos le encantaria difundir!!!!