Descubre todo lo que está en tu mano para saber de dónde viene tu ropa y vestir de forma sostenible.
La locura consumista que nos rodea tiene en la moda uno de sus máximos exponentes. Las tendencias cambian constantemente, lo que ayer triunfaba en las pasarelas hoy ya no se lleva, hay que estar a la última, estrenar ropa constantemente, y el hecho de que una camiseta cueste lo mismo que un zumo de naranja lo pone muy fácil… ¿o no?
Confieso que más de una vez he presumido de lo barato que me ha costado un vestido. No soy ninguna fanática de la moda pero en cada periodo de rebajas o en cada visita a un outlet me hacía con varias prendas. Total, eran TAN baratas… Nos hemos acostumbrado a que arreglar un pantalón sea más caro que comprar otro nuevo, pero no nos paramos a pensar quién “paga” esa caída de precios.
El afán de las marcas por vender más y más barato les lleva a una búsqueda constante de proveedores que proporcionen el producto en el menor tiempo posible y al mejor precio del mercado. No importa el cómo. Pero el cómo significa sueldos miserables, jornadas de trabajo interminables, enfermedades, explotación infantil, contaminación medioambiental… El fast fashion se ha extendido al igual que lo hizo el fast food, pero nuestra actitud no es tan crítica como lo es con la alimentación. Debemos empezar a ser conscientes de la importancia económica, ecológica y social de las prendas que compramos.
¿Existe una moda sostenible? Estas son las principales cuestiones que deberíamos plantearnos…
¿Necesito tanta ropa?
Las tendencias, la publicidad, los precios bajos y la mala calidad de las prendas nos empujan a una espiral de “usar y tirar”: compramos más ropa que nunca y cada vez nos dura menos. Antes de comprar debemos pararnos a pensar qué ropa necesitamos realmente, elegir marcas de confianza y aprender a transformar lo que ya no nos sirve.
¿Dónde se fabrican las prendas que compro? ¿En qué condiciones?
La mayor parte de la ropa que llega a nuestras manos está confeccionada en países donde los sueldos son extremadamente bajos y las condiciones laborales no ofrecen muchas garantías. Los salarios mínimos varían mucho de un país a otro, ya que incluso los propios gobiernos fijan estas cantidades por debajo del nivel de vida con el fin de atraer la inversión extranjera. No obstante, no siempre es fácil conocer la procedencia de una prenda debido a las “trampas” que usan algunos fabricantes: productos que se terminan en países de Europa (donde solo se colocan los últimos adornos), etiquetas inexistentes o escondidas en bolsillos y nuevos núcleos industriales como Prato donde, pese al Made in Italy, todo es importado, incluidas las condiciones laborales y los salarios de los trabajadores.
¿Pagar más por una prenda garantiza unas buenas condiciones de fabricación?
No necesariamente. Cada vez tenemos más información sobre las prácticas laborales y ambientales de las marcas más conocidas y, si bien son vergonzosas en la mayoría de los casos, no suele haber grandes diferencias entre marcas de alta gama y otras con precios más bajos. Ofrecer buenas condiciones laborales y fabricar de forma sostenible tiene un coste que se refleja en el precio final, pero hay que diferenciar cuando la subida de precio se debe a buenas prácticas o a gastos desmesurados en publicidad.
¿Cómo perjudica la moda al medio ambiente?
Aparte de las emisiones atmosféricas que produce, la industria textil es uno de los sectores más contaminantes por los residuos químicos que genera y por el alto consumo de agua y energía. La principal medida para paliar esta situación es la utilización de tejidos orgánicos y tintes naturales (evitando cualquier tipo de tóxicos y blanqueantes), además de promover el consumo local para evitar la contaminación provocada por el transporte.
Leyendo todo esto no parece fácil vestir de forma sostenible, pero si ponemos en práctica algunas de estas pautas podremos, poco a poco, ir cambiando nuestros hábitos y nuestro armario:
– Selecciona. Haz limpieza de armario y piensa qué tienes, qué te pones habitualmente y qué prendas necesitas adquirir.
– Reutiliza. Esas prendas que no te pones o ya no te sirven pueden tener una segunda vida, en Internet hay muchos tutoriales para convertir una camisa en un vestido o un pantalón en una falda, por ejemplo. Con un poco de imaginación puedes transformar tu armario sin gastar un céntimo.
– Crea redes. Acude a tiendas o mercados de segunda mano para vender aquello que no vas a usar y comprar prendas nuevas. También puedes promover este tipo de iniciativas en tu entorno organizando intercambios en el trabajo, con tu grupo de amigos o entre tus familiares.
– Infórmate y exige. Aunque ya hemos visto que no es fácil, intenta averiguar cómo está fabricada la prenda que vas a comprar y qué materiales se han utilizado. Existen diversas plataformas que recogen las políticas de las empresas en materia de salud laboral y medio ambiente, además, frecuentemente se realizan campañas de presión para pedir a las empresas que modifiquen ciertos aspectos.
– Compra con cabeza. Siempre que puedas, opta por fibras naturales y manufacturas de calidad. Una buena confección y unos buenos materiales son garantía de durabilidad y respeto al medio ambiente.
Este artículo no es más que un resumen de todo lo que se esconde tras la industria textil y lo que podemos hacer para consumir de forma sostenible. Las siguientes publicaciones profundizan en el tema y ofrecen datos muy interesantes:
Guía para el consumo responsable de ropa
Guía para vestir sin trabajo esclavo
Moda: industria y derechos laborales
Además, podéis echar un ojo a estos documentales, donde encontraréis más información sobre las condiciones de fabricación, el uso de sustancias tóxicas o las alternativas éticas a las marcas convencionales.
Víctimas de la moda (La noche temática)
Véstidos de ética (El Escarabajo Verde)
Por último, os animo a buscar información de vuestras marcas favoritas y a seguir a plataformas o colectivos de vuestro entorno que ofrezcan información útil al respecto. En los siguientes enlaces encontraréis datos, calificaciones de «fiabilidad» y alternativas sostenibles:
Ropa limpia. Vela por los derechos de los trabajadores de la industria de confección. Está presente en catorce países europeos, entre ellos España.
Free2work. Ofrece información sobre las políticas laborales en las fabricas de la mayoría de marcas, asignando una calificación según varios indicadores.
Fair Wear Foundation. Iniciativa de verificación internacional cuyo fin es mejorar las condiciones de trabajo del sector de la confección.
Slow fashion Spain. Plataforma de moda sostenible en España.
Fabrics for freedom. Fundación por un consumo textil responsable.
Be cool, be conscious. Promueve la sensibilización en torno a la moda ética.
Rocío
5 Comentarios
Me encanto la nota, hace tiempo comence a preocuparme por este tema, cuando leí de una maquiladora que se había derrumbado por el pésimo estado en el que estaba y donde habían muerto como 800 mujeres, que ganaban aprox. 30 dolares al mes! Y donde fabricaban ropa de Mango y similares, ellas son las que pagan las consecuencias de la ropa «barata» la solución que encontré fue la ropa de segunda mano, estoy tratando de aprender a coser, y como dice la chica de arriba sólo compro pantalones, saludos!
Muy buen artículo. Lo compartí en un grupo online de TRUEQUE que hay en mi ciudad (Mar del Plata, Argentina). En ese grupo se intercambiar mayoritariamente prendas, muy útil!
Cabe mencionar que además de todas esas negativas consecuencias que se mencionaron en el artículo, también la ropa forma parte del modelo estético hegemónico actual, y hace sentir mal a muchas personas al no poder alcanzar cierto nivel de consumo como el predominante en las clases altas. ¡Rompamos con esto! Arriba Proyecto Kahlo <3
Saludos, Olivia.
Muchas gracias por compartirlo Olivia Belén y muchas gracias por seguir nuestro proyecto 🙂
Es cierto lo que comentas sobre el modelo estético, por eso creemos que es mejor elegir una prenda por su calidad que por su «actualidad» pero, sobre todo, animamos a intercambiar prendas y a que cada persona modifique su ropa de acuerdo a sus gustos.
Un abrazo!
Muy interesante, Rocío :).
Yo tengo la suerte de tener una amiga que cada vez que hace limpieza de armario se acuerda de mí: tenemos talla parecida y el mismo estilo vistiendo. Con lo que rara vez me tengo que comprar ropa. Tal vez en lo que gasto más es en pantalones, que, desgraciadamente, es lo más caro si acudes a tiendas de «comercio justo».
Con toda la información que nos has dado espero poder encontrar alguna tienda en que los precios no sean demasiado altos (que aunque puedo entenderlo, no están al alcance de mi bolsillo), y dejar de comprar en tiendas que se ajustan más a mi economía pero que son terribles en los demás aspectos…
Un besote!
Gracias Irene 😉
El principal problema, sin duda, es el dinero, porque en estos momentos cualquier gasto extra es impensable. Pero como ves hay muchas opciones: ropa de segunda mano, intercambios y, por supuesto, aguja e hilo ^-^. Yo, me he propuesto comprar lo menos posible y aprovechar esto último, así que estoy transformando un montón de cosas que ya no me ponía y dándole una nueva vida. Gracias a Internet se pueden encontrar patrones para todo… ¡puedes hacerte hasta tu propia ropa interior!
De todas formas, animo a todas a que busquen en la red o en los comercios de su entorno, seguro que encontramos cosas que se ajustan a nuestros bolsillos 🙂