Una persona no es libre hasta que está en paz con su pasado.
El concepto de libertad es algo muy ambiguo. Lo cierto es que no tenemos toda la que nos gustaría, solo tenemos que echar un vistazo a los artículos de PK para darnos cuenta de que la esclavitud ha evolucionado, pero no ha desaparecido. Somos esclavas/os de la moda, de los cánones impuestos, de las expectativas (de las de los otros y de las nuestras propias), de la programación mental de los medios, de el qué dirán… Entonces, ¿dónde queda la libertad?
Creo fírmemente que la libertad es un concepto que tenemos mal entendido, mal aprendido y mal enseñado. Creo que las personas somos libres cuando realmente podemos tomar las decisiones que nos llevan por el camino de la felicidad. Cuando una persona decide ser coherente consigo misma y toma las riendas de su vida, desde el corazón y la sinceridad y no desde la avaricia o la envidia. Creo que no nos damos cuenta de la importancia que tiene el ser conscientes de nuestra propia responsabilidad.
Y esta responsabilidad individual, la de el ser feliz, la hemos aparcado a un ladito porque nos han hecho creer que no es importante. Que hay que ser útil, para la sociedad, para la familia, en el trabajo, en los estudios… Y así nos pasa, que tomamos el camino que nos imponen desde que somos niños/as. En el momento en el que nuestra infancia ha sido traumática, sea cual sea la razón, tenemos el camino mucho más complicado. Sabemos que los primeros cinco años de vida dictaminan tu actitud en el futuro: cuando sufrimos estrés, no tenemos un ambiente adecuado o nos sentimos rechazados, lo que ocurre es que el resto de tu vida vas a intentar sobrevivir. Vas a tener la sensación de que todo lo que te rodea es amenazante, es malo o incluso agresivo. Sin embargo, el tener un ambiente equilibrado hace que tu curiosidad, tus ganas de aprender y tu entorno te sean atractivos. Por lo que tu vida será mucho mejor, en todos los sentidos.
Es importante no caer en el relativismo de los problemas, eso de: «no, es que yo he tenido una vida muy triste o muy dificil y tú no tienes ni idea de lo que eso pesa…» ¡¡Error!! Primero, por compararte con los demás, deja de hacerlo. Eres una persona única en el universo, por tanto, no pretendas ser igual que otra/o. Y no menosprecies los problemas de los demás porque pienses que los tuyos son más gordos, o más importantes. Cada persona vive como puede las experiencias que le ha tocado vivir.
Teniendo esto en cuenta, no es difícil ver el camino hacia la auténtica libertad: ponerte en paz con tu pasado. Este mes de diciembre os propongo un reto, Fridas y Kahlos, y es el de intentar tratar con amor todas las experiencias de tu pasado. Lo sé, sé que es difícil, sé que hay situaciones muy duras y muy chungas que parece imposible tratar con amor. Ahí está el reto, nadie te ha dicho que la vida sea fácil. Pero, te aseguro que cuando nos ponemos a ello, el ser humano tiene una capacidad infinita a la hora de amar, de perdonar y de poder cambiar de perspectiva. Esto es lo que nos hace libres.
Es cierto que el primer paso para superar el pasado (más aun cuando éste ha sido traumático) es el vivir el sentimiento a tope. Y es que tenemos la cuestión cultural de que el que llora, es un débil. El que comparte sus problemas, es un pesado (cuidado, compartir los problemas no significa contar una y otra vez la misma batallita. Y sí, cada persona tiene su manera de afrontar las cosas y de pasar sus procesos, pero nunca debe ser excusa para quedarse anclada/o en el pasado). Abre los ojos, empieza a sentir las cosas que has dejado a medias, termina tus procesos, llora, grita y déjate llevar por los sentimientos. Y cuando estés harta/o del temita en cuestión y te des cuenta de que ya has hecho aquello que necesitabas, cuando sientas que ha llegado el momento de desprenderte del dolor que te causan ciertos recuerdos, entonces estarás preparada/o para afrontar con amor el resultado.
Y es que, el resultado eres tú. Si no hubieras pasado por todas esas cosas negativas, horribles, angustiantes que han conformado tu pasado, nunca hubieras llegado a ser la persona que eres en estos momentos. Así que, agradece al universo cada día por ser quien eres. Y eso, incluye las cosas malas que te han pasado. Lo sé, sé que no es justo que pasen cosas horribles, y menos aún a los niñas/os. Sé que el mundo muchas veces parece una auténtica cloaca, sé que no es justo que nadie sufra… Y no voy a enarbolar ese manido mantra de: «las cosas pasan porque tienen que pasar» o «sin las cosas malas no valoramos las buenas». Estas frases siempre me recuerdan eso de mal de muchos consuelo de tontos. A lo que te animo es a que ames a la vida, al mundo, a las personas y a todo lo que somos desde lo mas profundo de tu corazón. Porque lo único que nos hace libres es asumir que la vida es como es, y que la única persona que puede cambiar tu realidad, eres tú misma/o.
Y para muestra, un botón. Os dejo con el trabajo de Amparo Mejías… ¡Los pelos como escarpias! Y es que, lo que nos ocurre en el pasado siempre configura nuestro futuro…
Gracias Amparo por compartir tu visión del mundo con nosotras/os.
Minimol
4 Comentarios
La libertad está intrínsecamente relacionada a su ejercicio. Sos libre y hacete cargo sería en criollo.
Es curioso que todas las citas que has escogido hablan del «hombre» para referirse a la humanidad. ¿Tanto cuesta decir «ser humano»? Ni los genios se libran de esto (los excusaremos porque son más viejos que Matusalén…) 😉
Muy bueno, excelente, pero no es fácil, se lucha, se trabaja para ello día a día!!!
Excelente artículo. ¡Felicidades!