Una lectora comparte su indignación ante la nueva ley del aborto española. ¡Nosotras parimos, nosotras decidimos!
Últimamente, como es de esperar, llueven las noticias a favor y en contra (más lo segundo que lo primero) sobre la nueva ley del aborto. Ley que no deja a nadie indiferente, pues es un tema que levanta pasiones. Y yo, como soy tan pasional, pues no puedo ser menos, y he decidido pringarme hasta el cuello desnudando mis ideas una a una, para ver si así consigo sacar esta rabia que me nace cuando veo injusticias como ésta, cometidas con tanto descaro.
Maestra de carrera, formada en discapacidad (con eso iré más tarde), amante de lo social, y feminista (lo mejor siempre para el final). La quinta de una familia católica, practicante, en contra del aborto, pero a favor, me atrevería a decir, de que cada cual se haga responsable de sus actos. Nunca he estado embarazada, ni he tenido ninguna experiencia cercana de aborto, digo más, si me quedara embarazada ahora, probablemente seguiría hacia delante, pues la idea de ser madre me maravilla. Pero eso no quiere decir que yo quiera ir por ahí imponiendo ser madre a las demás.
Y es por aquí por donde quiero empezar: Porque como os podéis imaginar puedo entender, y respeto, que haya quien no vea bien esto del aborto, quien piense que es escabroso, y no lo practique. Vale, lo acepto, pero esas personas seguramente no necesiten que yo les recuerde que Dios les va a juzgar por lo que cada una haga, en ningún caso por lo que haga tu vecina.
¿Por qué tenemos la santísima manía, y nunca mejor dicho, de meternos en lo que hacen las demás? Nos incumba o no, ahí estamos, mirando de reojo, y en cuanto la persona que tenemos al lado hace algo que no nos parece, la señalamos con el dedo y ¡a crucificarla! Por eso creo que es hora, señoras y señores (y estoy siendo generosa con tal apelativo), de que dejemos que Dios haga su trabajo, y hacer nosotrxs el nuestro. No podemos afirmar que el aborto se trate de un asesinato, porque en esta materia la teología tiene poco que decir, así que deben dejar que cada una haga lo que crea que tiene que hacer, por supuesto, con toda la información previa posible. Claro, aquí voy con lo segundo, porque ahora tienen derecho a veto las personas involucradas en informar del tema, objeción de conciencia… ¿Pero que conciencia ni que “ocho cuartos” tienen ustedes que imponer en mi vida y mis decisiones?
Ahhh, lo tercero, es que no confían en nosotras, y creo que ahí está la clave, que en España vamos “de modernitxs”, el personal político encabezando la fila, por supuesto, presumiendo de igualdad y todas esas cosas que quedan tan políticamente correctas, y es mentira. Nos queda taaaanto camino… Hemos avanzado, sin duda, pero no gracias a ustedes, ha sido gracias a mujeres; a mujeres valientes y fuertes que encabezan y participan en el movimiento feminista y que ahora ustedes demonizan; a esas mujeres pluriempleadas, sí sí, de esas que son a la vez madrescompañerastrabajadorasdentroyfueradecasaamigasytodoesosinperderlasonrisa (¡ahí es ná!); y cada vez más hombres, que quieren dejar su posición de privilegio para luchar por lo que es más justo. La gente como ustedes no hace más que ponernos piedras en el camino, ¡parece que nos odian! ¿Por qué no invierten toda esa mala leche en combatir injusticias de verdad? ¿Por qué no gastan esa energía en meterse en sus asuntos, y ayudar a todas las familias que se están viendo en la calle, o rebuscando en la basura, porque son víctimas directas de un país que se va a pique? Y esas SÍ son víctimas. No las mujeres con uso de razón que quieren abortar.
Menudo país de “chicha y nabo” en materia política, claro que con los antecedentes que tenemos en educación, por ejemplo, que más parecemos un partido de ping pong que un país europeo (ya que tanto presumimos), no es de extrañar. Pero confío, confío en que como dice Beatriz Gimeno en su artículo: “esta ley vamos a combatirla, y vamos a derogarla más temprano que tarde”.
“Éticamente inconcebible”, dice Gallardón en una entrevista para La Razón. Éticamente inconcebible me parece a mí que imponga por la fuerza una ley así en un país supuestamente democrático y laico. Y habla sobre la minusvalía… Para empezar le diría que se interesara un poquito por los términos que usa y hablara de discapacidad; minusvalía hace referencia al desempeño del rol social de la persona y aunque se sigue usando por desgracia, tiene una etimología bastante fea. En segundo lugar le diría que destinara su tiempo y “su” dinero en dar más recursos, más herramientas para promover la autonomía de las personas con discapacidad, que destinara más energía en informar y ayudar a las madres y a los padres, y se dejara de contradicciones, que sé por experiencia propia lo abandonado que tienen este campo, y el poco dinero que dan a sus asociaciones. Y en tercer lugar, discapacidades hay muchas, de muchos tipos, pero, ¿se ha preguntado qué pasará con las familias con pocos recursos económicos que tengan que hacerse cargo OBLIGATORIAMENTE de unx hijx con alguna enfermedad congénita grave? No, no se lo ha preguntado porque no le interesa… No se escude en la ONU, no sea más hipócrita, por lo menos sea sincero, diga que ha impuesto esta ley porque le ha salido de sus santos cojones, y así evitaría parte de esta rabia que nos suscita a muchas personas.
Éticamente inconcebible me parece a mí la actitud violenta de la policía antidisturbios en las manifestaciones contra esta ley. Actitud repulsiva, arbitraria, servidora de esta sociedad machista e incongruente, que más allá de proteger el bien del pueblo, ayuda al estado a imponer sus leyes por la fuerza.
Como no creemos en sus pecados, los convierten en delitos. Y así nos va… Sabemos lo poquito que va a durar esto, pero la impotencia es la misma. Es injusto, es injusto que se tomen este tipo de decisiones en algo que nos incumbe directamente a nosotras, a sabiendas de que la mayoría estamos en contra. Hoy, a diez mil kilómetros de “mi tierra”, percibo la mala onda de tantas mujeres, y algunos hombres, a quienes esto les indigna, y yo me indigno, porque no son ustedes nadie para mezclar el culo con las témporas, o lo que es lo mismo, nuestras leyes, con sus creencias.
Blanca (26), Cádiz (España)
4 Comentarios
Estoy en parte de acuerdo porque dentro del tribunal o consejo que decidió sobre la ley no había NI UNA SOLA MUJER. Solo por eso carece de sentido.
Sobre el tema del aborto en sí, quitando las situaciones de discapacidad que como bien reflejas pueden suponer una carga inasumible para la mayoría de los que vivimos en este país, violación, y más casos que no se me ocurrirán ahora…
Yo estoy en contra. En contra por la simple razón de que estamos en el s.XXI y el ejercito de anticonceptivos que tenemos a disposición (afortunadisimamente!!!) nos permite decidir ex-ante si queremos tener hijos y cuando.
Lo que quiero reivindicar es que hay que asumir la responsabilidad de los actos y si te quedas embarazada, pues sabías que te la jugabas si no usabas protección… Tan sencillo como eso
No hace falta discutir si el feto es persona o no. Es sólo cuestión de responsabilidad en la mayoría de los casos.
soy una persona de 71 años quise tener hijos per0 no pude pero creo que todo el mundo puede hacer con su cuerpo lo que quiera estoy a favor del aborto
Clara, soy de Chile, me gusta lo que escribistes, acà la ley prohibe abortar, yo soy proaborto, tengo 4 hijos, la otra vez escribi que no eramos encubadoras, falto que me pegaran y que vamos a decir de los curas, pero no me interesa, seguire adelante y desde ahora soy tu fans.
Aqui la gente confunde, no es lo que una mujer hace con su cuerpo es algo que hace sobre la vida de otra persona que todavia es debil que no puede defenderse. Hay medios para evitar un aborto que para mi no es un derecho lo suficientemente importante como para sobrepasar el derecho a la vida. Las personas nos metemos en el aborto de otras no por ellas a mi me la pela lo que haga la gente con su vida pero me importa y mucho la vida de alguien que no tiene defensa. Nos revindicamos no contra esas mujeres si no en contra de un asesinato premeditado y bastante violento.