¿Para qué quiero secretos?

Todas las personas guardan secretos en el fondo de su cabeza y corazón… ¿o no todas?


Ilustración: Nerea


Secreto gubernamental, secreto corporativo, secretos de pareja, secretos de Estado, etcétera.  Cuántos tipos de secretos, y yo, no tengo ninguno. Cuando me di cuenta de esto, comencé a darle vueltas al tema, ya que si no tengo secretos importantes, ¿de qué os hablaré este mes, mis queridas Fridas y queridos Kahlos?

Por eso acudí a mi tesoro: el diario y las cajas llenas de recuerdos y secretos. Las mejores fuentes de información en estos temas olvidados y escondidos. Debajo del todo de la pila de cuadernos que tengo, encontré el diario, cerrado con un pequeño candado. Me moría de ganas de abrirlo y saber qué misterios guardaba la pequeña Ilazki en esas hojas tan viejunas ya.

Cuando conseguí abrirlo, me topé con que el primer día que escribí algo fue el 22 de junio de 1997. Buf… ¡Cuánto tiempo! Fue la época en la que empezamos a salir las amigas de la escuela, aquellos días en los que estar con ellas era lo primordial y en los que, cuanto más tarde llegaras a casa, mejor.

Leer el diario ha sido, más que un descubrimiento de mis secretos, una bonita forma de recordar muchas cosas que ya tenía olvidadas. Recordar lo bien que lo pasábamos en la playa las amigas, los chicos que nos gustaban, que si nos hacían caso o no… Y lo escribía todo de una manera tan natural e inocente, que ha sido genial releerme años más tarde.

Durante aquellos años, los días para mí eran especiales cuando pasaba algo como ir con la familia al monte, quedar con alguna amiga para ir al cine, a la playa, que el chico que me gustaba me hablara, etcétera. Es decir, casi todos los días eran especiales. Y si el día era malo, era porque me habían dado puntos en la pierna o porque una amiga había sido mandona y le teníamos que hacer siempre caso a ella, jajajaja. Cómo cambian nuestras preocupaciones y satisfacciones con el tiempo y qué sencillo era ser niña. Aunque ahora sigo siendo muy feliz, mis días malos no son porque alguna amiga sea una mandona (es que me hizo mucha gracia leer eso).

Así que, dejando los sentimentalismos a un lado, os comparto mi primer secreto:

22/06/1997

Gaurko egunak ez du berezitasunik izan. Goizean esnatu naiz, gosaldu dut, hortzak garbitu ditut, etxeko arropa jantzi dut, Sorpresa, sorpresa ikusi, bazkaldu, txiskola ikusi eta orain bueltatxo bat ematera joan gara. ¡Ah! Negu Gorriak-en azken diska daukat eta baita Bittor Aiaperena ere, gainera, bi hortz erori zaizkit.

Ilazki

El día de hoy no ha tenido nada especial. Me he despertado, he desayunado y lavado los dientes, me he puesto la ropa de andar por casa, he visto Sorpresa, sorpresa, he comido, he visto Txiskola y ahora nos vamos a dar una vuelta. ¡Ah! Y ya tengo los discos de Negu Gorriak y Bittor Aiape. Además, se me han caído dos dientes.

Ilazki

 

Me encantó lo de los dos dientes. ¡Cómo no va a ser un día especial si se me cayeron dos dientes! No me entiendo a mí misma.

Así que, leído el primer día de esta gran fuente de sabiduría sobre el amplio mundo de los secretos, os podéis imaginar cómo son los demás. A pesar de mi esfuerzo y mis ganas de encontrar confidencias, mi búsqueda no ha tenido mucho éxito. Visto lo visto, acudí a las cajas, con la esperanza de encontrar algún secreto relevante. Las cajas están llenas de tickets de películas, autobuses, trenes, aviones, conciertos, alguna piedra que otra, facturas de bares o restaurantes, recortes de periódicos, entradas de bares, servilletas, y ¡gominolas! Sí, sí, como lo leéis, gominolas. Obviamente estaban derretidas y las tuve que tirar a la basura. De nuevo, nada de confidencias.

Si os digo la verdad, Fridas y Kahlos, no tuve secretos en mi adolescencia, y tampoco los tengo ahora. Nunca he tenido la necesidad de tener que guardar secretos importantes, y los que he tenido han sido momentáneos (el embarazo de una amiga que aún no quiere que las demás lo sepan o temas de ese estilo), así que más que guardarlos por mí, los he guardado por las personas que me han contado alguno. No sé si eso es bueno o malo, pero lo que sí he ido entendiendo es que las cosas cambian constantemente y que no tiene sentido guardar algo dentro cuando, compartiéndolo con alguien pierde peso e importancia. Así que, hasta ahora, mis secretos se pueden reducir a un cuaderno plastificado con ositos felices y unas cajas llenas de objetos diversos en principio sin importancia, pero que a mí me hacen viajar a esos lugares y momentos.

Después de esta reflexión, os puedo asegurar que lo que sigo guardando en esas cajas y en el diario no son secretos, son algo muuucho mejor: recuerdos que me hacen viajar a momentos felices y divertidos; es decir, un auténtico tesoro personal. Teniendo todos esos momentos guardados en tan poco espacio, ¿para qué quiero secretos?

Fridas y Kahlos, ¿cómo vivís vosotras y vosotros los secretos?

 

No te tomes tan en serio. Nadie más lo hace.
 Ilazki

5 Comentarios

  1. delidia violeta perez galvez

    gracias todas por la información, yo si tengo secretos por cuestiones culturales, patrones que se repiten de generación en generación, lo que las abuelas nos decían hasta donde podíamos decir o hacer algo, que a medida que una crece y se da cuenta de realidades en la vida, y comprende el grado de hipocresía, doble moral que la mayoría de personas aparentan por los miedos.. y por prejuicios que no permiten ser tal cual….

  2. Paulamaria

    Yo también tengo un secreto, que cobija todas mis ansiedades, abrazándose al silencio como si se tratara de un gran tesoro, fruto de mi desgana y causante de mi «sin autoestima». Todo ello para aparecer al mundo , repleta de dicha y de júbilo.
    Incapaz de mirar a nadie a los ojos para compartirlo. Avergonzada de esta inactividad por falta de metas y apesadumbrada por no encontrar el camino adecuado
    Descubrí mil amantes en mi esposo, y mis reproches de siempre , de pronto adquirieron forma, todas las respuestas tuvieron espacio .
    Yo creo que le quiero, casi le amo, pero me reprocho a mi misma cumplir años, no ser brillante y en resumen ese paso inadvertido para el resto del mundo.
    Me consume este secreto sin fin, y me apaga y me hunde .
    Será mi tarea futura, encontrar el sitio que me corresponde y crear un espacio que me enseñe a llegar a mi misma.

    • Ilazki

      Muchas gracias Paulamaria por compartir tanto en tan pocas líneas. Y como bien dices… tarea futura de cuidarte y valorarte, y luego ya vendrá todo lo demás. Mucho ánimo en esa ardua tarea y espero que vaya todo poco a poco, pero a mejor, sobre todo para ti. Mucha fuerza para el cambio y un abrazo bien fuerte! 😉

  3. Yo, a diferencia de ti, tengo secretos sobre las cosas que pienso y hago a causa de mis trastornos psicológicos. No pueden ser contados porque para mucha gente no podrían ser entendidos (lo he intentado), si son contados lo más probable es que mi frustración sea mucha, y hace que me sienta aún más sola e incomprendida. Es mi caballo de batalla, y tengo que enfrentarme a él (casi) sola. Lo tengo bastante asumido, pero a veces es aterrador saber que estás sola en eso, solo saben de ellos mi diario y mi psicóloga. Mis ansiedades, fobias y demás, son mis grandes secretos, y estoy segura de que son los grandes secretos de muchas de nosotras, a mayor o menor escala.

    un saludo <3

    • Hola Cris,

      Muchas gracias por compartir tu realidad. De esta manera, vemos todos y todas, que cada persona es única y que la relación que tenemos con las diversas situaciones que vivimos a diario es diferente en cada persona.

      ¡Ánimo y gracias de nuevo por compartir!

      Un beso,

      Ilazki

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