Esta vez Mónica y dos de sus compañeras de la escena punk –Bárbara y Clara-, nos hablan sobre las subversiones de género y sexualidad en este género musical. ¿Conoces los orígenes del movimiento Riot Grrrl?
En este texto proponemos simples pinceladas de música alternativa. Nosotras formamos parte de la escena punk y, por ello, nos centramos sobre todo en el análisis del punk. Sin embargo, como amantes de la música, no podemos resistirnos a incluir otras referencias a canciones, movimientos, proyectos que nos han parecido interesantes y, de alguna manera, reivindicativos. Que los incluyamos en este somero recorrido no significa que estemos totalmente de acuerdo con la ideología de los grupos o sellos; son, para nosotras, herramientas subversivas que podemos recoger y de las que podemos aprender. Cada una de las canciones o grupos aquí expuestos han transmitido en algún momento mensajes en contra de las opresiones que vivían, y es de esta manera contextual que han de entenderse. Este texto quiere ser una invitación a que investigues por ti misma el potencial reivindicativo de la música.
El punk, desde sus orígenes, se ha centrado en las reivindicaciones del sujeto blanco masculino heterosexual. Hoy, personas atravesadas por opresiones de género, «raza» y/o sexualidad son también sujetos del punk. Existen diversos grupos de hombres gays, como Limp Wrist o Bromance, hasta el punto de que la revista Maximum Rockanroll ha editado al menos dos números QueerPunk y ha contado con la colaboración habitual de Tom Jennings, del fanzine HOMOcore, uno de los primeros fanzines queerpunk.
La presencia de mujeres lesbianas está estrechamente ligada a la de la generalidad de las mujeres en el punk, quienes siempre han estado, aunque no hayan sido el sujeto hegemónico. En los años 70s podemos encontrar a Patti Smith, Debbie Harry o Siouxsie Sioux, y en los 80s Wendy O. Williams, Kim Gordon o Lydia Lunch. Ya estas mujeres querían subvertir la imagen de la mujer en la escena punk: se reapropiaban de aquello con lo que se les pretendía discriminar, la imagen de putas, poniendo sus cuerpos en escena de manera reivindicativa.
En los 90s, en EEUU, comienza un movimiento propiamente feminista en el punk: el movimiento Riot Grrrl. Los grupos Riot Grrrl están compuestos por mujeres y son marcadamente feministas: en sus letras hablan de la violencia contra las mujeres (violación, abusos, violencia doméstica) y de la destrucción de los estereotipos victimistas de las mujeres.
Los grupos Riot Grrrl, como L7, Bikini Kill, Bratmobile, o The Butchies, estaban muy politizados. No sólo eran grupos de música sino que organizaban acciones políticas autogestionadas, asambleas feministas y redes de apoyo a otros grupos Riot Grrrl. Además, escribían fanzines feministas con artículos de opinión en los que las mujeres podían dar su visión particular de ciertas problemáticas: Jigsaw, Girl Germ, Bikini Kill o Riot Grrrl Newsletter.
El camino de estas mujeres no fue fácil. Incluso dentro de la escena se las calificaba de zorras, odia-hombres o bolleras (¡como si fuera un insulto!); versiones clásicas de nuestro actual «feminazi». Pronto las chicas Riot Grrrl comenzaron a reapropiarse positivamente estos términos para denominarse a ellas mismas putas, zorras o bolleras.
¿Y en el Estado español? La presencia de mujeres en los orígenes de punk fue mínima. En el denominado rock radical vasco, la única presencia femenina es la de las Vulpess. Este grupo tuvo gran repercusión por la polémica causada por su actuación de “Me gusta ser una zorra” en 1983 en programa musical televisivo la Caja de Ritmos, que causó la dimisión de Carlos Tena y el cierre del programa. La estrategia de las Vulpess era la misma que la de las Riot Grrrl: la reapropiación de un insulto como forma de autodenominación positiva. Más tarde, en 1990, Mamen de las Vulpess continuó en el punk con Anticuerpos.
En Cataluña aparecen grupos con cantantes femeninas, Último Resorte y Desechables, que muestran sus cuerpos y se reapoderan de los estereotipos femeninos. Silvia, la cantante de Último Resorte, sufrió una agresión machista tocando en RockOla: la bajaron del escenario y le arrancaron la camiseta.
En el Estado español, el movimiento Riot Grrrl no tuvo tanta repercusión como en otros lugares y la articulación entre punk y feminismo ha sido diferente. La palabra «feminismo» para empezar, era rechazada en los ambientes punk (aún creemos que se rechaza) por incomprensión. Poco a poco denominarse feminista está siendo posible gracias al trabajo del feminismo autónomo que crea fanzines y grupos de acción directa que trabajan por un feminismo no institucional, ni burgués. Hoy, la presencia de mujeres en grupos punk estatales está creciendo. A este respecto, tenemos que recomendar el proyecto Core Tres y el documental Tomar el Escenario, donde se pueden encontrar numerosas referencias a grupos actuales.
En la siguiente entrega de este artículo, os presentaremos algunas recomendaciones musicales que muestran cómo el feminismo es transversal a todas las luchas, de manera que encontraremos críticas a los roles de género, a la obligación de estar estupendas, a la violencia en contra de las mujeres, a la homo-lesbofobia y muchas otras cosas más.
¡Si no podemos bailar, no es nuestra revolución! Y, si no nos revoluciona, ¡no es nuestra música!
Este artículo está escrito a tres cerebros. Mil gracias a Bárbara y Clara.
Tampoco hubiera sido posible sin Mery, con quien empecé a pensar sobre este tema.
3 Comentarios
joder, qué maravilla! qué grupazos se pusieron además! jajajajaja sigan poniendo cosas así me alegraron el día y eso iba a ser difícil ^^^
Besos!!
no sé si tenéis que aprobar el coment,pero creo que os ha llegado…
Hola! Pues no nos ha llegado. Si tenía un link o era demasiado largo, habrá ido directo a la carpeta de spam. Y acabo de vaciarla… (antes la repasaba por si se había colao alguno, pero ahora llegan tantos que no da tiempo).
Envíalo de nuevo, a ver si hay suerte!
Gracias! 🙂