La influencia que tiene el fútbol en la sociedad hace mucho que se extendió mucho más allá de los partidos y entrenamientos. Por desgracia, el Mundial de fútbol que comenzará en unos días está teniendo consecuencias sociales y económicas dramáticas en la sociedad brasileña.
El fútbol ha dejado de ser “sólo” un deporte para convertirse en una industria que recauda billones de dólares anuales. En Brasil, para el Mundial que se celebrará en julio de este mismo año, se preveía gastar 25 mil millones de reales (unos 11 mil millones de dólares), de los que ya hay 20 mil millones gastados en obras aún sin terminar. Por lo tanto, el Mundial más caro de la historia costará aún más de lo que se tenía presupuestado. Además, gran parte de estas inversiones las realizará el gobierno con dinero público, aumentando el endeudamiento de las ciudades que acogerán el Mundial en un 30%.
En uno de los países futboleros por excelencia, la gente lleva manifestándose en contra de este gran evento desde junio de 2013. La primera protesta fue por el alto precio y la mala calidad del transporte público, aunque tan sólo fue el primer reclamo de muchos más que le siguieron durante las semanas de manifestaciones que se llevaron a cabo por todo el país. “Queremos escuelas y no estadios” o “nuestros héroes son los maestros, no los jugadores» fueron algunas de las reivindicaciones de la población brasileira. Y muchas personas aún se preguntan: “¿Por qué?”. Porque en la vida no se sale adelante viendo el fútbol, aunque les apasione; porque aunque en el extranjero se tenga la imagen de ser un país muy avanzado y es la séptima economía del mundo; la realidad es que entre muchas personas millonarias, hay muchísimas más personas en situación de pobreza. Por eso, y porque muchas personas están siendo desalojadas a consecuencia de las obras de los estadios, siguen sin techo, sin escuelas y sin poder llevar una vida digna. Pero, aún y todo, estas no parecen razones de peso para la FIFA, ni para mucha gente que sigue apoyando tanto económica, mediática, como socialmente este gran evento del poder; del poder del que decide, del que más tiene.
La atención de millones de personas está puesta en los estadios y en la cuenta atrás para el comienzo del Mundial. Pocos se giran para ver a las personas que no tienen techo, aquellas que acampan a 3 kilómetros del estadio Arena Corinthians (Sao Paulo), donde comenzará el torneo, y reclaman una vivienda digna. O las que son desplazadas a 30, 40 o hasta 60 kilómetros de sus casas.
Se han desalojado o están en amenaza de desalojo 250.000 personas de barrios pobres y favelas. Ya que las obras se están llevando a cabo en los terrenos ocupados por estos barrios para conseguir alejar a las personas más desfavorecidas de los centros de las ciudades. “Una vez que los habitantes del lugar son desalojados, éstos no son reubicados en zonas cercanas como está previsto por la ley, sino que son expulsados a barrios alejados. Se trata de una clara ‘limpieza social‘», explica Nelma Gusmao de Oliveira -especialista de la Universidad Estatal del Sudoeste de Bahia (UESB)- en infobae.
Por si esto fuera poco y según datos de la polícia brasileña, 250.000 menores están en situación de explotación sexual. Por lo que muchas ONGDs están trabajando para que esta cifra no aumente con el Mundial; aseguran que si no se toman las medidas adecuadas para erradicar la situación, esta cantidad se incrementará.
“No estamos en contra de la celebración del Mundial, ni del gobierno o de la FIFA en sí”, recalca Isabel Ortigosa -responsable de Incidencia y Comunicación de la ONG InspirAction-. “Lo que sí defendemos es que la FIFA tiene que hacer inversiones con seguridad para que, ya sea en Brasil o en los futuros países que acojan un evento similar, beneficie también a la población del país anfitrión, y no sólo a las grandes empresas que construyen estadios o que venden productos, sean patrocinadores o lo que sea”.
A mí, personalmente, no es que me apasione el fútbol, pero sí que disfruto viendo algún partido que otro. Pero lo que me parece inhumano es que por celebrar un evento deportivo, sea de la magnitud que sea, un gobierno se gaste el dinero que tiene y el que no tiene, con el falso argumento de los beneficios que obtendrá el país “gracias” al Mundial. Ya que hay datos que corroboran que con este Mundial los y las ciudadanas brasileñas no ganarán ni económica, ni socialmente.
Esto del fútbol está llegando a unos límites inaceptables, y no sólo en Brasil. Al que le guste este deporte, que lo disfrute. Pero, después de saber todo esto, ¿aún pensáis ver los partidos del Mundial? Antes de responder que «sí», os propongo una alternativa: informaos de la realidad de todo este despropósito, del dinero público que se están gastando mientras se podría invertir en escuelas, creación de empleo, etc. Hay muchas iniciativas, protestas, peticiones de firmas para difundir esta situación y para que no vuelva a ocurrir. Si después de informaros seguís pensando que ver los partidos del Mundial es la mejor opción, adelante. Que cada quién haga lo que quiera, que para eso somos libres; pero que lo haga siendo consciente de la realidad global.
4 Comentarios
Lo triste es que al parecer sólo a quienes no nos gusta el bendito fútbol nos preocupa éste drama social del mundial en Brasil.
Aunque parece que sí que es así… espero que todo este revuelo mediático sobre el tema, haya concienciado a más de un/a futbolero/a. Gracias Luis!
Muchas felicidades, muy bueno, tantas injusticias, pero cada uno haciendo su granito de arena, muchos saludos espero visitarlos pronto! 🙂
Juan, amigo!! Cuánto tiempo sin saber de ti!! Espero que estés bien y que pronto te veamos por estas tierras. Sí, cada quien intentando mejorar las cosas desde su punto de vista, verdad? Es importante… Te mando un fuerte abrazo! 😉