El calzonazos

¿Qué ocurre cuando un hombre forma parte de una pareja respetuosa, colaborativa y no jerárquica? ¿Qué pasa cuando renuncia a ejercer el control e imponer sus decisiones a la otra parte? ¿Y cuando realiza tareas de cuidado o del hogar por propia iniciativa, con cariño y sensibilidad? Pues que nos encontramos ante la mítica figura de El Calzonazos.


Ilustración: Inés


La hija adolescente de mi vecina del bajo acaba de empezar a salir con un chavalín muy guapete llamado Pablo. Me ha encantado ser testigo del desarrollo de la relación porque me ha recordado a aquellos primeros amores: comenzaron saliendo «en plan pandilla» con muchxs amigxs, luego a solas pero despidiéndose furtivamente en la esquina para que no los pillaran y, finalmente, ya siendo «pareja formal», el chico se armó de valor por fin para entrar en su casa y saludar a sus padres. Qué monos, ¿no?

La otra noche me lo encontré paseándole al perro y me provocó muchísima ternura. Cuando volví a casa y se lo cotilleé a mi pareja (a partir de ahora «El Principito»), soltó un «ea, otro calzonazos» y se hartó de reír porque de él suelen decir lo mismo.

La verdad es que en esto de los churris casi siempre he tenido la suerte de enamorarme de grandes calzonazos. Ahora, que el Principito es sin lugar a dudas el más calzonazos de todos. Pero no sólo conmigo, ¿eh?, él simplemente es así. ¿Sabes el típico «pringao» que no sabe decir que no y acaba ayudando en todas las mudanzas? Ese es mi Principito. ¿Alguien necesita que le lleven al aeropuerto a las 4 de la tarde de un domingo de agosto? Ahí está mi chico.

Ahora que lo pienso, él también empezó sacándome al perro… Luego continuó con otros «pequeños» gestos típicos de calzonazos, como ofrecerse a darme masajes en los pinrrelillos cuando volvemos de un jolgorio de estos en los que «tienes» que llevar taconazos, no hacer planes sin consultarme ni tomar decisiones antes de escuchar mi punto de vista, no dejarme pasar la aspiradora pudiendo hacerlo él porque pesa mucho y puedo lastimarme la espalda o atravesar la península conduciendo sólo porque a mí se me había antojado ir al concierto de un grupo que me encanta y no me llegaba para pagar un vuelo.

Mmmmmmmmm, un momento, espera, ¿esas cosas por las que le dicen «calzonazos», no son las que lo convierten en un gran hombre? ¿Será que la sociedad «condena» a los hombres que son sensibles, cooperadores y solidarios?

Lunes, sexta hora. 4º de ESO. Clase de literatura. Hora de lectura. Actividad: crítica literaria de Crepúsculo:

Edward-. Es un error. No es seguro. Bella, soy peligroso. Grábatelo, por favor.
Bella-. No. Te lo dije, no me importa qué seas. Es demasiado tarde.
Edward-. Si estuvieras en cualquier lugar cerca cuando pierdo el control… Nunca olvides que soy más peligroso para ti de lo que lo soy para cualquier persona.

Pregunto quién considera que el texto es romántico. Todas las alumnas levantan la mano.

Vivimos en la era de la información, de lo políticamente correcto y de la igualdad. Todo el mundo sabe de todo, está de acuerdo en que hay que respetar a los demás y da por hecho que mujeres y hombres tenemos los mismos derechos y deberes. Al menos, en teoría, porque luego te enteras de perlas como la que soltó el alcalde de Valladolid a propósito de las retrógradas recomendaciones del Ministerio de Interior para evitar las agresiones sexuales.

Pero bueno, lo cierto es que las cosas han cambiado muchísimo desde que la Pasionaria popularizó el «Más vale morir de pie que vivir de rodillas». Las Caperucitas modernas ni siquiera se plantean ese dilema. Ellas quieren aprender, trabajar, ser independientes. Sin embargo, piensan que un chico sensible es un blandengue (los chicos no lloran, tienen que pelear), creen que en las relaciones tiene que haber “un poco de guerra” y comentan que si tratas bien a tu pareja, te comen por sopa.

Nuestras abuelitas no podían tener propiedades a su nombre, ni salir del país sin el permiso de sus padres o esposos, ni abortar (vale, nosotras prácticamente tampoco). Ha llovido mucho desde aquel debate parlamentario en el que Clara Campoamor criticó la discriminación en función del sexo y reivindicó el voto femenino. Sin embargo, las Caperucitas modernas van a discotecas donde sólo los chicos pagan por entrar y no ven nada extraño en eso. Al pasar la barca, me dijo el barquero, las niñas bonitas, no pagan dinero.

Nuestras abuelitas iban a clases de costura, nuestros abuelitos hacían la mili. Hoy, tanto padres y madres como profesoras y profesores nos enorgullecemos de educar del mismo modo a los chicos y a las chicas. Sin embargo, a las niñas se les regala muñecas y ropa rosa, mientras que los niños visten de azul y juegan con balones.

Y, como todo el mundo sabe, “las mujeres son más astutas” (eufemismo de “maliciosas”); si tienen carácter, son “histéricas”; si juegan al fútbol, son “marimachos”; si se ponen una minifalda o lucen escote, “manifiestan una actitud indecorosa” o, peor aún, “van provocando”; si disfrutan libremente de su sexualidad, son unas «putas».

Ahora las Caperucitas conducen su propia moto, toman la iniciativa a la hora de ligar y se compadecen de las Caperucitas musulmanas que usan velo. No obstante, sólo es necesario arañar un poco la superficie de nuestra «modernísima» sociedad para descubrir que aquellos prejuicios que coartaron la libertad de nuestras abuelitas siguen existiendo, incluso entre lxs jóvenes. Preguntadle si no a esas adolescentes que fantasean con entregar sus vidas a un chico malote que les quiere chupar la sangre. Preguntadle a las que mantienen relaciones sexuales sin desearlo sólo porque sus chicos quieren.

No es culpa suya, simplemente han interiorizado esas «verdades» que son vox pópuli: Por amor te espero, por amor te quiero, por amor te llevo clavado, aquí en mis sentimientos, por amor te sueño, por amor me entrego, por amarte sería capaz de todo sufrimiento… Y es que te necesito, como la luz del sol porque sin ti no soy nada una gota de lluvia mojando mi cara. Además, quien bien te quiere, te hará llorar.

Mientras persistan los prejuicios sexistas, habrá desigualdad en función del sexo. Y mientras haya desigualdad, seguirán muriendo mujeres en manos de su pareja. Sin embargo, lxs adultxs estamos tan ocupadxs debatiendo sobre si se debe decir “jóvenes y jóvenas”, dándonos palmaditas en la espalda por todo lo que hemos avanzado en cuanto a igualdad se refiere o simplemente mirando con condescendencia a quienes opinamos que para acabar con la violencia de género no basta con llevar un lacito violeta en la solapa, que no prestamos atención a lo que está sucediendo a nuestro alrededor: nuestra Caperucita se cree tan moderna que ni siquiera le ve las orejas al lobo, así que este, en cualquier momento, hará lo mismo que hizo con su abuelita. Comérsela.

Por cierto, si eres de los que van de «lobo feroz» que sepas que:

Si alguna vez te has divertido soltándole barbaridades a una chica por la calle, tendrás testículos, pero no eres un hombre.
– Si le has intentado imponer a tu pareja cómo vestirse o con quién hablar, tendrás nuez, pero no eres un hombre.
– Si alguna vez has hecho daño a tu pareja, ya sea física o psicológicamente, tendrás escroto, pero no eres un hombre.
– Si consideras que las labores de la casa son propias de la mujeres, tendrás próstata, pero no eres un hombre.
– Y, por supuesto, si has forzado a alguna mujer a mantener relaciones sexuales, tendrás pito, pero desde luego NO ERES UN HOMBRE.

Un hombre de verdad no tiene que demostrar su hombría gritando, amenazando ni mucho menos, agrediendo. Un hombre de verdad sólo se acuesta con una chica cuando ella lo desea, y no disfruta si ella no lo hace. Un hombre de verdad es un compañero de los que se ofrecen a sacarte al perro porque tú estás cansada, de los que toman las decisiones consultándote porque es tu igual, tu socio temporal en esto de la vida.

Así que Pablo, si alguna vez tus amigos se meten contigo, descuida que vas bien encaminado: hoy eres un gran calzonazos y si sigues así, en breve serás un gran hombre.

 

Marta de Beauvoir (32), Cádiz (España)
Artículo inicialmente publicado en www.canelaynaranja.es

27 Comentarios

  1. Me encanta que hayas utilizado de esta manera el término calzonazos. Porque es cierto que es una palabra que (al menos para mi) tiene dos significados:

    -«Tu» calzonazos: Que es un hombre que colabora, que consulta, que se preocupa y cuida a los que quiere.
    -El calzonazos típico: Un pobre hombre que por algún motivo obedece todo lo que le dice la gente (normalmente pareja) sin rechistar porque siente que esta en la obligación de hacerlo aún cuando no quiere para evitar discutir o que le abandonen.

    Sinceramente mi padre es un poquito calzonazos porque a veces se niega a escuchar a mi madre gritar por cualquier tontería así que él le da la razón como a los locos y ya esta. Eso es algo que me molesta pero no puedo hacer nada por cambiarlo (lo he intentado y sigo intentandolo). En cambio mi actual pareja sería el otro tipo de «calzonazos» cuando me encuentro mal me cuida, siempre es detallista conmigo y a veces no me deja ayudarlo solo porque «ya lo hago yo, tu ves a dibujar o lo que sea amor, que es un momento y no me importa» pero yo como buena cabezota suelo, aunque sea, intentar ayudarle un poco.

    Me ha encantado tu artículo y tu opinión sobre los muchos prejuicios que existen todavía sobre la hombría y el concepto de masculinidad.

  2. Ser calzonazos es horrible, significa que una persona se aprovecha del débil carácter que tiene su pareja.

    El problema de este artículo es usar este término como algo positivo. Un calzonazo es un tipo sumiso, que hace todo lo que le diga su mujer para evitar cualquier discusión.
    Lo sé por experiencia. Es, como dicen en los comentarios, ser un autentico «pringao»

    Actualmente tengo otra relación y sigo haciendo lo mismo, con la diferencia que lo hago sin temor a nada, simplemente por amor, ya que ella hace lo mismo conmigo.

  3. En la frase: » Un hombre de verdad sólo se acuesta con una chica cuando ella lo desea, y no disfruta si ella no lo hace. » Esto se incluye en las relaciones de pareja? Porqué si es así el artículo peca de lo que aborrece.

  4. daña marianne

    Me gusta mucho a veces siento que a los hombres les avergüenza ser amables, cooperativos, y o demostrar afecto a sus parejas por el «que dirán». Es una pena no?
    Cuando yo veo a un hombre bueno y afectuoso lo.menos que pienso es que es un tontono alguien sin carácter, solo pienso que es un buen hombre y que me gustaría que todas las personas (hombre y mujer) fueran así.

  5. Pff. Pues malamente vas a disuadir a los tios machistas, racistas, violentos y narcisistas si son los que se las llevan a todas.

    Y malamente vas a disuadir a las tias si van a la discoteca a escuchar «agachate, agachate» y van y se agachan.

    Yo creo que me puedo considerar un buen chaval, pata ligar, escribo poemas, compongo canciones…Y no me como una rosca.

    Pero soy incapaz de faltar el respeto a una chica (bueno, o a quien séa), así que, por lo visto, me va a tocar estar solo toda la vida.

    • Es que el objetivo del texto no es convencer a nadie. Lo que pretendo es reflejar una realidad que afecta a la juventud actual porque considero imprescindible que se tomen medidas al respecto, en especial en el ámbito educativo.

      Y no te preocupes por no ligar, que estoy generalizando pero afortunadamente la mayoría de las chicas sí saben elegir 😉

  6. Me encantó! Creo que es ciento por ciento cierto. Falta aún un largo
    Un blog encantador, además.
    Besos!

  7. Javier RB

    Como siempre, se acaba incidiendo en la responsabilidad del hombre frente a las actitudes consideradas machistas, pero no en la responsabilidad de la mujer frente a las parejas que elije. Y para bien o para mal, muchas chicas jóvenes (y no tan jóvenes) siguen mostrando un gusto suicida por la personalidad del macho alfa, el peligroso de la pandilla, que tarde o temprano acaba maltratándolas. Mientras eso no cambie, un porcentaje importantísimo de hombres se seguirá comportando así, puesto que no olvidemos que en el plano sexual, el hombre intenta seducir por cualquier medio, y si ve que lo que más gusta es ser «malote» (es decir futuro maltratador) lo será.

    • Javier yo creo que no hay que buscar culpables, sino plantear soluciones. Tanto los hombres como las mujeres actúan y se relacionan en función de los roles que la sociedad les impone desde su nacimiento y es precisamente eso lo que tenemos que analizar e intentar cambiar. ¿De qué sirve decirle a una mujer que es maltratada que ha elegido mal a su pareja? De nada. Lo único efectivo es educar de otra manera, tanto a los chicos como a las chicas.

  8. Me acabo de enamorar perdidamente de un «calzonazos» por primera vez en mi vida y tengo 48 añazos…eso sí después de varios vampiros. Ahora sé lo qur es amar a alguien y sobre todo que te amen de verdad. Vivan los calzonazos modernos!!. Gracias por este artículo que me viene al pelo.

    • Pues enhorabuena, Merce, me alegra que hayas dejado atrás a esos vampiros. Lo más importante en una relación no es amar mucho, sino amar bien.

    • Pendenciero

      En otra palabras, ahora que ya estas cerca de los 50 y no te hace caso ninguno de esos vampiros, le prestas atención al típico calzonazos que hace 20 años ni hubieras mirado a la cara.

  9. Antonella Cocchiarella Roglich

    Excelente e interesante articulo…Este tipo de articulos me permiten un crecimiento permanente yseguir fiel a mi filosofia de vida.Todos somos. iguales. a

  10. Hola,
    Es el primer artículo tuyo que leo, pero creo que no entiendes bien el significado de la palabra calzonazos.
    No creo que alguien, independientemente sea hombre o mujer, que sea «sensible, cooperador y solidario» sea un calzonazos.
    Es una palabra despectiva que hace referencia a la debilidad y falta de carácter.
    No hay que confundir ambas cosas tan diferentes.

    • Hola Rodrigo,
      creo que ella entiende muy bien la palabra calzonazos. Es una realidad que cuando un hombre decide hablar con su mujer sobre los planes para el fin de semana antes de quedar con sus amigos estos lo tachan de calzonazo en vez de de entender que es un comportamiento propio de una pareja donde son dos los que deciden y tienen una vida en común. Esto es lo que ella quiere destacar, el querer ofender a una persona con un adjetivo despectivo en vez de alabarla por un comportamiento igualitario. Este gesto tan cotidiano e insignificante es una pequeña señal de que sigue sin existir igualdad en nuestra sociedad. ¿Qué se supone que debe hacer?¿Tomar él las decisiones de manera unilateral e imponerselas a la mujer?

    • Hola Marga,
      No sé si ella entiende bien o mal lo que quiere decir la palabra calzonazos, pero ésto está arriba escrito:

      «el típico “pringao” que no sabe decir que no»

      Y eso no es ser un gran hombre como Inés dice, eso es ser un pringado.

      Dentro de ser un gran hombre están cosas como las que hay después descritas entre las que está el respetar a tu pareja y tratarla como un igual.

      Pero creo que juntar estos dos diferentes conceptos es un error.
      Yo ni soy, ni quiero ser un calzonazos y no por ello dejo de ser menos hombre que nadie.

    • Rodrigo precisamente lo que pretendía plasmar era que la sociedad suele tildar de actitudes típicas de calzonazos a los actos de hombres cooperativos y sensibles, es decir, que nos han educado para que asociemos la masculinidad con otro tipo de comportamientos.

      He usado el término «calzonazos» únicamente para pasmar esta realidad, aunque comprendo el sentido que tiene. Siento no haber sabido explicarme mejor.

  11. Soy un hombre moderno. Pareja de trabajadores. Es pero a mi esposa todos los dias con la mesa puesta simplemente porque salgo horas antes que ella. Compartimos el cuidado, alimentacion y baño de nuestros hijos. Nos regálamos cosas incluso en festejos inventados. A veces cuando llega muy cansada pongo el lavasecarropas. Cocino los fines de semana y ella me acompaña regando las plantas del jardin. La extraño cuando va visitar por pocos dias a nuestros hijos. Tengo 60 años apenas.

  12. Me gusta el mensaje que da el artículo en sí pero difiero de la forma en la que planteas ciertos asuntos. Por ejemplo cuando escribes: «No eres hombres o eres un hombre de verdad» apelas a lo siguiente (fragmento de un artículo de June Fernandez para eldiario.es títulado: Los hombres por la igualdad y las feministas una relación complicada). ‘ En ambos enunciados se transmite que ser hombre es una buena cosa y que ser más hombre es algo deseable. He ahí el problema. Si pensamos en otros sistemas de opresión, como el racismo o la homofobia, el argumento nunca sería que luchar contra la discriminación reafirma nuestra identidad. Nunca diríamos: «Ser antirracista te hace más blanca» o «Cuando llamas maricón a alguien dejas de ser heterosexual». No tiene ningún sentido. En primer lugar, porque el planteamiento es absurdo. En segundo lugar, porque cuando una es antirracista no se siente especialmente orgullosa de ser blanca (lo es y punto, y eso le lleva a revisar sus privilegios y sus prejuicios racistas), y cuando alguien defiende la diversidad sexual, eso no le lleva a reafirmarse en su heterosexualidad como un valor. «La igualdad te hace más hombre» o «Cuando maltratas a una mujer, dejas de ser un hombre» son enunciados machistas. Apelar a ser más hombre me recuerda a Aznar diciendo que le gusta la «mujer mujer». La mayoría de feministas no transmitimos que el feminismo nos hace más mujeres porque no es así; porque somos desertoras de una categoría «mujer» basada en un modelo de feminidad que nos mantiene oprimidas, subordinadas y domesticadas ‘.
    Espero que sirva para retroalimentarnos, saludos.

    • Estaba pensando eso mismo Daniela, a medida que leía me dolían los ojos al leer expresiones como «si haces tal cosa no eres un hombre de verdad» como si se le supusieran cualidades positivas innatas al hecho de ser hombre. Un hombre es tan solo un ser humano, ni más ni menos.

  13. Alejandra Cevallos

    Trabajo en una Unidad Judicial de Violencia Intrafamiliar en Ecuador, desde que empecé mis funciones hace mas de un año mis ojos y mi mente mas que nada se ha abierto a un sin numero de temas que antes desconocía o mas bien ignoraba, todo este amplio tema de la igual de género ha generado en mis allegados que piensen que soy una feminista por moda pero se, que es porque ellos aun viven subyugados a una sociedad patriarcal. En esta página he encontrado más razones para continuar con el crecimiento de mi mente y ser fiel en esta filosofía de vida que llevo ahora «TODOS SOMOS IGUALES».

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