Esta vez Mónica no habla sobre el proceso de aculturación que vivimos y sobre la posición crítica constante que debemos adoptar en el día a día para enfrentarlo.
Somos productos de nuestra cultura, y nuestra cultura hoy en día es capitalista, liberal, especista, racista, xenófoba, clasista, sexista, lgtbqia+foba. Ninguna de nosotras nace siendo racista, por ejemplo, sino que es esta sociedad la que nos hace así lentamente, muy lentamente. Infinidad de mensajes van apareciendo ante nosotras, y se introducen en nuestras personalidades en un proceso de aculturación que dura toda una vida.
De la misma manera, cuando decidimos rebelarnos y deshacer el pensamiento hegemónico que se ha instalado en nosotras, hemos de adoptar una posición crítica ante estos mensajes. Parece fácil, pero no debemos olvidar que muchos de esos mensajes ya forman parte de nosotras mismas. Así pues, para comenzar a deconstruir un poquito ciertos rasgos que consideramos opresores de nuestras sociedades, tenemos que empezar por deconstruirnos a nosotras mismas. Aquí es donde la cosa se complica.
Ser antisexista-racista-especista-capitalista-etc. supone realizar autocríticas constantes. Tenemos que analizar nuestra posición en el mundo y ser responsables con los actos que realizamos desde ella. Por ejemplo, siendo mujer, blanca y bollera, tenemos a la vez situaciones de opresión y de privilegio, dependiendo de en qué comunidad nos situemos en cada momento.
La actitud neutral ante los problemas que se desvelan frente a nosotras es irresponsable. Creo que tenemos que posicionarnos activamente, y no sólo en contra de aquellos problemas que nos afectan como parte oprimida, tal y como afirma Miguel Lorente en este artículo. Para ello, no vale simplemente ponerse la etiqueta de animalista, feminista, anti-racista, etc., sino que hay que trabajárselo constantemente. Hay que trabajárselo todo, todo el rato.
Tenemos muchísimo que aprender y que trabajarnos, pero sobre todo tenemos que darnos cuenta de esas cosas cuando nos juntamos con comunidades oprimidas de las que no formamos parte. En estas ocasiones, a mi modo de ver, debemos adoptar una actitud humilde y autocrítica; tenemos que asumir nuestra posición de privilegio y aceptar las críticas que nos puedan llover desde fuera acerca de nuestros comportamientos.
Para convertirnos en aliadas de comunidades a las que no pertenecemos, la blogger Franchesta Ramsey nos da cinco útiles consejos:
1) Comprende tu privilegio.
2) Escucha y haz tus deberes.
3) Habla, pero no avasalles.
4) Cometerás errores; discúlpate cuando los hagas.
5) Estar aliado es un verbo (en castellano, un verbo en pasiva; ‘ally’ en inglés) – decir que eres una aliada no es suficiente.
Este último consejo es el que más directamente invita a la acción individual: no sirve con colgarse ciertas etiquetas, sino que hay que ganárselas trabajándoselo constantemente.
Teniendo ya decidido que iba a escribir algunas líneas sobre este tema que tantos quebraderos de cabeza me provoca, me he encontrado con una polémica en el seno del feminismo que está directamente relacionada. La polémica ha surgido con la publicación de una viñeta de Moderna de Pueblo en la que afirma: “Matas un poco más al feminismo cuando: te rindes ante la informática, le valoras por su cartera, le culpas por inercia a ella, comparas feminismo con machismo”. Esta viñeta, en la que aparecen mujeres adoptando estas actitudes, ha sido criticada precisamente por esto: porque señala actitudes machistas que ejercen mujeres. De esta manera, no apunta a los hombres como culpables únicos del machismo, sino que evidencia que el problema es sistémico, cultural, y que las mujeres, como seres que nos hemos criado en esta misma cultura, también tenemos una gran responsabilidad para deshacernos de ciertas actitudes heterosexistas que nos han inculcado a fuego.
Moderna de Pueblo ha sentido la necesidad de explicar sus afirmaciones ante las críticas, defendiéndose diciendo que ya ha hecho muchas otras viñetas sobre hombres, y que consideraba que: “Si quiero hablar de actitudes que tienen algunas mujeres (por suerte en nuestro país cada vez menos), no es porque quiera contribuir a promover ese estereotipo, simplemente quería que el mensaje llegara a las que aún piensan así. Quizá si os movéis en círculos más feministas no los habéis oído, pero muchísima gente aún piensa así y es importante que se hable de ello para cambiarlo”. Tanto en círculos más feministas como menos, creo que está bien evidenciar que deshacerse del machismo no es cosa de sacudírselo un poco de encima y decir: “¡Soy feminista!”. Y lo mismo con otras actitudes opresoras que podamos ejercer en momentos puntuales.
No creo que tengamos que pensar en nuestra responsabilidad para echarnos la culpa de todo, ni para flagelarnos, ni para criticarnos entre nosotras, sino para aprender de nuestros errores y de los de nuestras compañeras en un proceso de aprendizaje y autoconocimiento constante. De esta manera, quizás podamos crecer como personas anti-racistas-especistas-sexistas-lgtbqia+fobas, etc.
2 Comentarios
Comparto. Las dificultades día a día de intentar pensar fuera de la caja.
Me encanto este articulo, muy bueno y muy justo ! sobre todo la parte de «pensar en su situacion de privilegio». Soy feminista negra, y me me doy cuenta cada vez mas que ciertas personas que se declaran activistas no estan conscientes de sus privilegios y se sienten atacadxs cuando unx señala esos privilegios.