Una Frida nos envía un microrrelato trepidante sobre el vértigo del paso del tiempo. ¿¿Quién es esa vieja que me mira desde el espejo??
Entre cortina y cortina pasa sin hacer ruido el primer rayo de luz, se abre paso entre ese huequito que dejaste ayer al descubierto. Pero ya no hay tiempo de preocuparse por eso porque después de desprenderte de las legañas que invaden tus ojos, miras el reloj y ya han pasado 3 días. Te levantas y antes de entrar en la ducha dejas calentar tu tazón de leche en el microondas. Cuando sales de la ducha, ¿qué ha pasado? ¡Tu tazón de leche ha cambiado por completo! De pronto, un bebé viene gateando y te coge de los tobillos. Buff… ¡cuánto parecido tenéis! Vas a la nevera para acabar de preparar el desayuno y te fijas en el calendario colgado en ella. ¡No puede ser! ¡¡Ya han pasado 3 años!! Y no solo eso, al lado del calendario te sorprende una foto que dice «Felicidades mamá» con una señora parecida a ti pero más mayor junto con ese niño que te persigue a gatas.
Vas corriendo al baño, dejando atrás al niño llorón y a la extraña taza ¿¡A quién le importa tener el estómago vacío cuando los minutos pasan como años!? ¡Solo quieres mirarte al espejo y reconocerte en él! Cuando llegas al espejo estás muy cansada, como si hubieras subido una montaña con una sola pierna. ¡No puede ser! ¿Quién es esa abuela que me está mirando? Piensas ¿acaso se ha caído la pared que divide mi baño del de mi vecina? La saludas por si fuera eso pero ¡qué locura! ¡No puede ser! ¡Ahhh! Tras el grito, un tiarrón entra corriendo en tu baño. Tú te pones guapa para impresionarle cuando de pronto te dice «Abuela, ¿todo bien? ¿Quiere que la ayude en algo?» Y cuando te quieres dar cuenta de que la vida pasa, esta ya ha acabado de pasar por ti.
África Rodríguez (26), Alicante (España)
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