Yo no soy mi pelo

¿Es el pelo algo que puede hacernos libres? Cuando te has pasado toda la vida ocultando tu verdadera imagen, lo puede ser. Maureen nos lo explica. (Versión en francés aquí).


Ilustración: Inés


Hoy no sólo te vengo a hablar de pelo sino de ¡pelo crespo! Cualquier persona negra, o que tenga amigxs o algún/a familiar negrx, sabe la importancia que tiene el pelo, especialmente entre las mujeres.

Yo nací en África, vivo en Europa y viajé y viví por el continente americano; y en estos territorios llenos de negrxs de procedencias diversas pude notar un punto común: odian su pelo, sobre todo las mujeres. Ahora seguro que me vas a decir: Pero las mujeres nunca están felices con lo que tienen. Claro, pero para nosotras, las mujeres negras, es muchísimo peor. Te lo voy a explicar:

Cuando lxs africanxs fueron llevadxs a América para ser esclavizadxs, perdieron, junto con su estatus de seres humanos, los peines y otros productos de belleza que les permitían cuidar de su pelo y de su cuerpo. Las esclavas escondían su pelo en pañuelos o en las viejas medias de sus maestras. Casi toda la estética negra se perdió. Además, los propietarios opinaban que los rasgos de sus esclavxs eran feos y exagerados. Ordenaron entonces que los pelos crespos fueran escondidos, que todo lo que era demasiado negro fuera borrado. En este proceso, lxs negrxs fueron alienadxs y crecieron pensando que todas sus características eran feas e inferiores e integraron esa violencia al tiempo que intentaban imitar lo dominante y lo bello de la estética blanca.

Como cambiar el color de la piel era complicado (aunque aún así lo hacían con el mestizaje incentivado, tema que daría para otro artículo), cambiar la textura de su pelo resultaba más fácil. Y hoy, más o menos 2 siglos después de la abolición de la esclavitud, lxs africanxs y afrodescendientes todavía odian su pelo y hacen de todo para alisarlo.

El proceso de aculturación capilar fue más o menos el mismo para lxs africanxs colonizadxs. El psicólogo y activista Frantz Fanon explica en su libro Piel negra, máscaras blancas cómo lxs negrxs colonizadxs terminan adoptando la cultura y la estética de lxs blancxs.

El pelo liso era (¿y es?) el símbolo de la alienación de lxs negrxs. Es por eso que el pelo rizado fue usado por los movimientos activistas negros (como lxs Panteras Negras en Estados Unidos en los años 60-70) como reivindicación de una identidad negra, desalienada y orgullosa de sí misma.

Hace unos 10 años que esa revolución crespa entró en una nueva fase. Esa revolución cuenta con mujeres y hombres africanxs y afrodescendientes que no están relacionados necesariamente con movimientos activistas, pero que están hartxs de seguir los modelos de belleza eurocéntricos.

Seguramente me dirás: Pero Mau, estás exagerando, ¡sólo se trata de pelo! Claro que sólo se trata de pelo. A ver, los pelos sólo sirven para proteger ciertas partes del cuerpo. Por ejemplo, las cejas existen para impedir que cosas exteriores (sudor, lluvia, polvo, etcétera) no lleguen hasta los ojos (chulo, ¿verdad? Seguro que no lo sabías). La naturaleza hizo crespo el pelo de la gente proveniente de África para proteger las cabezas de los rayos de sol (con el sol que hay allá, ¡vaya quemaduras de cuero cabelludo que hubiéramos tenido si no tuviésemos ese pelo!). Como diría mi madre: Dios hace bien las cosas.

Pero, aparentemente, Dios no hizo las cosas tan buenas para su gusto, porque mi madre, como la mayoría de las madres marfileñas, me alisó el pelo químicamente desde mis 5 años; ya que era más conveniente para ella y para las peluqueras brutales a las que me mandaba (en serio, las peluqueras de Costa de Marfil son el trauma de la infancia; el gobierno debería crear una célula de ayuda psicológica para todas las chicas de mi generación).

Yo crecí sin saber cómo era mi verdadero pelo. Bueno, tengo el pelo rebelde, y mi pelo alisado se parecía más al de Mafalda que al de Barbie. Me encanta Mafalda, así que nunca fue un problema para mí este tema hasta que un amigo mío en el colegio me preguntó: ¿Pero tu pelo no crece? ¿Por qué mi pelo no crecía? No lo sabía; no sabía nada de mi pelo, me conformaba con ponerme la botella de alisado químico que mi madre me compraba cada mes sin cuestionarlo. Era natural, automático.

Esa pregunta me abrió lo ojos y empecé a investigar sobre el pelo rizado natural. Me di cuenta de que muchas mujeres, de todas las edades, eran como yo: no sabían nada de su propio pelo. Entonces decidí dejar de alisarme el pelo para conocerlo, me liberé de un peso y de una obsesión cuya existencia ignoraba. Dejé de pelear conmigo misma y me di cuenta de que durante todo ese tiempo no fui yo la que aparecía al otro lado del espejo, ya que alisar mi pelo nunca fue una decisión mía, sino algo impuesto por siglos de desprecio hacia la estética negra, algo que yo había integrado en mí como si fuera natural.

Mi decisión de dejar de alisarme el pelo no fue un problema para mi familia, ya que siempre fui vista como la original, la oveja blanca (ya que todxs somos negrxs, esa broma siempre es un éxito). Mi familia pensaba que era solamente una tontería mía más, pero no fue así en absoluto para todas las mujeres negras que dejaron el creamy crack (crack cremoso, nombre dado al alisado químico en Estado Unidos y que subraya muy bien el hecho de que el alisado es como una droga muy difícil de dejar). Yo nunca oí por parte de familiares o amigxs frases como: Pero, ¿no te vas a peinar? Te pareces a una esclava/campesina. No vas a encontrar trabajo. No vas a encontrar novio. Y otras barbaridades que duelen en el alma (creo que es porque se me nota en la cara que no respondo con amor a las palabras humillantes).

Nunca fui expulsada de mi escuela porque mi pelo podía distraer a lxs otrxs alumnxs o porque mi pelo no encajaba en la política de la escuela, como fue el caso para muchxs niñxs de Estados Unidos, de Brasil y del Caribe. Pero sí me miraron con curiosidad (¿una negra con el pelo rizado? ¡Qué extraño!),  sí tuve que aguantar a gente queriendo tocarme el pelo como si fuese un animal del zoo, sí tuve que aguantar a gente cuestionando mi higiene personal porque llevaba dreadlocks, sí tuve que ponerme pelo falso para lograr un trabajo en un aeropuerto donde las trabajadoras solo podían ir con moños y hasta hubo gente calva diciéndome qué hacer con mi pelo. Y la lista de anécdotas es mucho más larga.

A pesar de las dificultades, también tuve momentos buenos: miradas de apoyo con otras chicas de pelo rizado en el metro, piropos por parte de amigxs o desconocidxs sobre mi peinado del día, una mejor consciencia de los productos de belleza que uso ( ¡ahora leo las etiquetas!)… Pero lo mejor fue que me volví un ejemplo para mi madre, quien decidió dejar el alisado y ahora compartimos momentos de complicidad cuidando mutuamente de nuestro pelo.

Soy feliz de ser parte de una generación de mujeres negras que están hartas de negarse, de seguir un canon de belleza eurocéntrico que no les ha correspondido nunca, que están hartas de contaminarse el cuerpo con productos químicos peligrosos, que salen por la calle con las cabezas altas y el pelo valiente y que criarán a sus hijxs en el orgullo de su pelo, de su color de piel, de sus raíces; porque el orgullo es lo contrario de la vergüenza.

Como dice Chris Rock en su documental Good Hair: Lo que está encima de mi cabeza no es tan importante como lo que está dentro de ella: así que si un día quiero alisarme el pelo de nuevo, lo haré, porque, al fin y al cabo, soy libre, ¿verdad? Sí, soy libre y consciente.

Por si queréis saber más sobre el asunto, os dejo aquí algunos links:

Documental Good Hair

I am not my hair (Indie Arie)

Artículo de Le Monde

11 Comentarios

  1. Esto es algo completamente fuera del tema pero ¿por qué el artículo tiene x en vez de o en algunas palabras?

    • Proyecto Kahlo

      Hola, Melanie

      Es una opción que usamos, como tantas otras publicaciones lo hacen, para ofrecer un lenguaje más inclusivo que olvide el masculino genérico («los españoles» –> «lxs españolxs»). Así, se representa a todo el mundo, y no se presupone que si se usa el plural masculino se está incluyendo también al femenino. Míralo como una forma más económica del ya conocido «Los/as españoles/as».

      Un saludo! 🙂

  2. Comparto la preocupación por la apariencia del cabello, sin embargo, mi comentario va en otra dirección, sobre la decisión de raparse o simplemente prescindir de él. Desde pequeña he tenido el cabello lacio y saludable, siempre lo tuve largo hasta los quince años cuando decidí cortármelo como «hombre». Me dí cuenta entonces que el cabello es parte importante de la apariencia femenina, porque incluso algunas compañeras me decían que parecía «niño». Sobre todo, hice consciencia sobre la libertad que tenemos las mujeres de manejar nuestra apariencia física como queramos. Incluso he llegado a escuchar a amigas que piden permiso a sus esposos o parejas para cortarse el cabello. En varias ocasiones también he escuchado que les «da miedo» cortarse el cabello, me pregunto ¿por qué?, si, de todos modos, vuelve a crecer. Creo que también el hecho de qué tan largo tenemos el cabello, o simplemente si lo queremos tener, es parte también de la reflexión. ¿Por qué nos sorprendemos al ver una mujer rapada?

  3. Priscilla

    Me encantó este artículo, soy una mujer blanca con un pelo sumamente rizado, más que las mujeres que son blancas y tienen el pelo ondulado. Sin importar el color de piel, cosa que no es relevante para nada, me siento identificada con este artículo. Estuve acomplejada por mi cabello durante años, y siempre me pregunté porque nunca me podía ver como las otras chicas de mi colegio, de mi universidad, bien peinadas y bonitas. Trataba siempre de mantener mi pelo lo más controlado posible, pero de un tiempo para acá me he dado cuenta que es hermoso, esos colochos alborotados expresan como soy y me identifican. He aceptado mi pelo, y nose si soy yo, pero desde que lo hice se me ve más hermoso. Es como remover todos esos estereotipos de belleza que nos imponen y decir yo tengo mi propia belleza y no tengo que ser como los demás para verme y sentirme bien. Me encanta está página y leo los artículos constatemente pero este en especial me hizo recordar lo importante que es aceptanxs, y estar orgulloxs, cada vez que veo a una mujer con su hermosa melena colocha suelta inclusive hombres guapisimos que también la usan así, se me forma una sonrisa enorme en mi cara, porque son realmente hermosxs

  4. Maureen es la mujer más valiente y hermosa que conocí hoy.

  5. Yo hace unos meses me hice lo que llaman «el gran corte» me cansé de alisarme el pelo, porque lo hacía por inercia, no era mi decisión simplemente era un ritual al cual ya estaba acostumbrada, y aunque sentí que me quité un peso de encima, los primeros días fue un poco más difícil verme al espejo con mi cabello natural,pero inicié a investigar más, a leer experiencias de chicas de otros países, porque en Costa Rica no hay mucha información y me he dado cuenta que no estamos solas, también estoy feliz de pertenecer a esta generación que se apropia de sus raíces, y no deja ese tipo de decisiones a terceros Gracias por el post tan hermoso!

  6. Excelente artículo! Pues yo pase por una experiencia similar. Soy de Venezuela donde hay una «cultura » por las misses, un estereotipo muy difícil de cabelleras lacias y perfectas, mi país es una mezcla de indígenas, negros y blanco. El mestizaje hace que encuentres mucha variedad de seres humanos lo cual es hermoso. Yo soy «mulata» o como dirían las norteamericanas «biracial» pues mi madre es negra y mi padre blanco.Mi cabello es rizado y desde niña también me lo alisaban, por supuesto esa conducta siguió hasta adulta, toda mi familia materna también lo hacen, pero yo decidí un buen día dejar de hacerlo. Y fue toda una lucha que muy bien has explicado en tu artículo. El otro día una amiga que fue mi peluquera durante años me dijo que su niña había visto mis fotos por facebook y le dijo a su mamá que queria su pelo asi que le dejará de alisar el pelo. Me alegro mucho de que desde niñas ya están tomando conciencia y aceptándose tal y como son. Este movimiento va creciendo y fortaleciéndose cas vez más

  7. Hola!! Me encanto tu post. Pero a mi el pelo si me identifica, así, rebelde, loco, como lo deja el viento o ala toalla después del baño. Con ondas si hay humedad, lacio si esta seco el clima. Siempre con algún mechón rebelde fuera de lugar que grita libertad ante los recogidos exigidos por el trabajo o algún peinado de fiesta. Te felicito por amar el tuyo y por recordar, en tu pelo, tus raices, tu gente, que es hermosa!!!! Trabaje en África un año y quede enamorada. Gracias por el relato.

  8. Me encanta este Post!! Dios quiera y Muchas mujeres en mi País lo lean, yo no soy afro-colombiana pero me encanta mi cabello rizado, que al igual que la escritora fue alisado por toda mi infancia, de verdad esto es algo inspirador y veraz para todas aquellas que no están seguras de su identidad. Todos Somos Auténticos. Mujeres, Gracias por ese post !!

  9. Una vez vi un documental super interesante sobre el pelo de las negras, las extensiones y los alisados. Muy interesante el post, es muy lindo que aprecies tus raices, que te quieras a vos misma! Por cierto que el pelo afro es muy bonito!

  10. ¡Qué bonito post sobre el pelo, los rizos y la identidad! No sabía nada del alisado químico. Está genial aprender cosas nuevas todos los meses.
    Siempre he pensado que la aceptación del pelo es otro signo más de madurez, un acercamiento a quién de verdad somos. Y Maureen me lo ha reafirmado.

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