Una Frida decide aprovechar su recién estrenada soltería para aprender a quererse y a estar consigo misma sin necesitar a nadie más. Pero entonces conoce a alguien y los miedos a no ser suficientemente libre la coartan. ¿Son incompatibles el feminismo y el enamoramiento?
Entré en esto del feminismo hace poco tiempo, algo más de un año. ¡Y qué año! Y es que, si algo bonito tiene el feminismo es que, cuando te empapas de él, ves todo con una claridad antes impensable y toda tu vida (sí, toda, a todos los niveles) da un giro de 180 grados. El feminismo me ha ayudado a empoderarme en ciertos espacios, no todos los que me gustaría, pero me ha hecho un poco más dueña de mí misma.
Aunque también me ha producido miedos. Miedo a no ser lo suficientemente feminista en mi organización, miedo a ser “demasiado” feminista en ciertos contextos, miedo al rechazo, miedo a dejar a mi pareja, miedo a volver a enamorarme.
Y es que, cuando tu pareja de entonces se hace llamar feminista piensas “genial, ya tengo la mitad del problema resuelto”. Nada más lejos de la realidad. Porque se puede caer en los paternalismos cuando menos lo esperas. Y si hay algo que hace que me hierva la sangre, son los malditos paternalismos. Decides abrir la relación porque parece que si no tienes una relación abierta no eres buena feminista. Y el asunto no funciona. Y lo dejas. Y vuelves a tener una bonita cicatriz (sí, bonita) para no olvidar lo mal que podemos llegar a hacer las cosas en esto del amor.
Entonces, como quieres ser una buena feminista, decides pasar del amor un tiempo. Das un puñetazo en la mesa diciendo “no, tengo que aprender a estar sola después de haber estado compartiendo los últimos años con una u otra pareja”. Pero, compañeras, el destino (la casualidad, la vida, como lo queráis llamar) es caprichoso. Y una mañana te despiertas con una persona maravillosa. Pero no pasa nada, porque como eres muy feminista, sólo será un polvo de una noche. Y otra noche, y otra noche y otra noche. Y una mañana despiertas deseando que estuviese a tu lado. Y piensas “¿me habré enamorado?”.
Y aparecen los miedos. ¿Qué pensarán mis compañeras? ¿Seguro que estoy “enamorada”? ¿Qué es el enamoramiento? ¿Realmente necesito una pareja? ¿Soy capaz de amar? ¿Le propongo una relación abierta? ¿Quiero una relación abierta? ¿Me conviene tener una relación con alguien no militante? ¿Soy demasiado joven para comprometerme otra vez? ¿Filofobia? Podría escribir cientos de preguntas que se me han pasado (y se me pasan) por la cabeza, pero supongo que sabréis por dónde voy.
Entonces sigues leyendo. Porque hay que leer. Mucho. Demasiado algunas veces. Lees sobre el amor romántico, la monogamia, lees historias de otras compañeras. Hablas con compañeras y compañeros, pides opiniones, consejos. Hablas con todo el mundo excepto con esa persona. Aparecen nuevos miedos. Entras en un círculo vicioso. Es un caos.
Es entonces cuando decidí dar otro puñetazo en la mesa. El bueno. El determinante. Admítelo: te has enamorado. Y es bonito. Te llenas de energía, sonríes, eres optimista. ¿Por qué tenemos la fea costumbre de dar por sentado que tener una relación, o varias, o ninguna, va a mermar nuestra libertad? Nada más lejos de la realidad. La libertad se coge. Tienes que amarrarte a ella con uñas y dientes, es tu deber y responsabilidad. No se es más o menos libre por tomar ese camino sola o acompañada. La cuestión no es con quién, sino cómo.
El miedo puede resultar adaptativo si lo encaramos desde la razón y el optimismo. Después de tantas cicatrices, es normal sentir pavor ante una nueva relación. Pero ese pánico me ha ayudado a pensar y repensar desde una perspectiva feminista (al menos hasta donde llego) qué tipo de relación quiero y con quién. Y la voy a construir aunque a largo plazo pudieran surgir nuevas cicatrices. Porque quiero afrontar mis miedos y los que surjan. Porque bastante mal está el mundo como para negarnos esa capacidad tan bonita que tenemos: la capacidad de amar. Amar a otras y amarnos a nosotras mismas.
Leti (24), de un pequeño pueblo en algún lugar de España
15 Comentarios
Tengo 64 años, buenas condiciones físicas y de salud. 14 años divorciada y dispuesta a tener una buena relación con un ser humano que se ame y se respete para que pueda hacer eso mismo conmigo. Me gustaría que sea alguien con una mochila competa, es decir, que sea feliz por sí mismo, que sea una naranja completa, que tenga confianza en sí mismo y crea en el amor, pero no en el amor romántico y que respete la libertad de las y los demás. ¿Pues porque quisiera que fuera así?
Pues ,, porque no me comprometo a hacer feliz a nadie, porque eso es responsabilidad individual, No me gustan las medias naranjas sino enteras , que tenga confianza en sí mismo para que pueda confiar en mí, que crea en el amor no romántico por que el amor romántico esclaviza y no seré esclava de nadie, que respete la libertad , para que respete la mía. ¿Sera mucho pedir? Bueno, es esto lo que deseo. Abrazos sororarios desde Republica Dominicana. .
Ser feminista no significa guiarte por estereotipos como no afeitarse,no creer en la monogamia, el matrimonio o no amar y respetar a un hombre, para mi es el derecho a elegir nuestro propio camino sin importar lo que imponga la sociedad, es decidir por uno mismo si quiere ser ama de casa, tener hijos y dedicarse exclusivamente a cuidar de la familia o una profesional, soltera, polígama y sin hijos. es poder tener el derecho de hacer lo que nos haga felices
Simplemente gracias, es eso, es simplemente eso lo que me ha estado pasando todo este tiempo. Conocí el feminismo ya estando en pareja y para adecuarme a el, infinitas veces pensé que no era compatible..Pero no, hay que descubrir ese luchar juntos, hay que aprender a darnos la libertad, que nunca halla pasado no quiere decir que no exista, y es de ahí de donde viene el miedos, viene de descubrir cosas nuevas!!
Saludos desde Uruguay!
QUE HERMOSO, pase por estas limitantes que solo hacia mi mente gracias al bendito pavor de aceptación social, un cliché que se mantiene como perfecto a lo que es totalmente imperfecto y nos aleja del verdadero ser. Gracias por compartir tus experiencias, porque así vemos que nuestro mundo esta compartido con más mundos fuera de lo «normal», de ese mismo que tenemos a nuestro alrededor inmediato.
Muchas gracias por compartir tu sentir, desde argentina otra mujer identificada. Les deseo conciencia, alegría y valor!
Gracias, Leti, yo también estoy harta del mito de la rebelde feminista que no necesita el amor. No sabes hasta qué punto me he sentido identificada. Seamos libres de la manera que queramos y compartamos nuestra vida con quien queramos!
Si es una relación sana, verdadera, no hay por que perder la libertad 🙂 mas bien debemos de estar en la búsqueda de algo que se adapte a eso, no solo estar con alguien solo por estar, sino que al contrario, estar con alguien y al mismo tiempo contigo misma… ¡saludos!
Cuando se ha pasado por experiencias difíciles del amor, uno va aprendiendo a valorar la compañía. Hace poco también llegué a pensar en que una mujer de espiritu libre sería capaz de vivir a plenitud sólo consigo misma, sin embargo, la experiencia de haber conocido el amor y haberlo disfrutado aunque al final las cosas hayan fracasado, te deja un mensaje en la piel. tener a alguien es hermoso, el miedo que nos da es no ser capaces de quebrar el egoismo, no ser capaces de ceder un poco, de dejarnos permear por la otra persona, de conjugarnos, nos da miedo herir o que nos hieran…fracasar de nuevo. Pero, quizás, allí está el reto, en despertar un poco la sabiduría del corazón, en serenarnos y permitir fluir ese sentimiento tan bello que es el amor.
Lo siento, pero así como considero muy interesantes o constructivas muhas de vuestras publicaciones, esta no me ha gustado nada, pues parte del axioma de que el amor puede ser algo incompatible con el feminismo. Sinuiera plantear que pudieran ser incompatibles ambos conceptos me parece ridículo (sin intención alguna de ofender), pues es la desnaturalización más absoluta. Que reclamemos nuestros derechos como seres humanos no nos debería convertir precisamente en seres asentimentales que reniegan de estos por defender «nuestra libertad». Es una paradoja incongruente en sí misma.
saludos.l
Genial!!! Todas somos libres; solas o con pareja
Personalmente siento que todo es mucho más fácil, no siento que para ‘encajar’ en el feminismo tengas que actuar o dejar de actuar de cierta manera. Yo tengo muy claro la capacidad que tenemos las mujeres, jamás me he sentido inferior a algún hombre y busco siempre la equidad y la liberación femenina. Sin embargo, hago lo que me haga sentir cómoda, lo que se me antoje; me depilo porque así me agrada a MÍ, estoy felizmente con mi novio y en la relación somos iguales 50% y 50%, no exijo caballerosidad pero si un hombre decide serlo no me ofendo, ni me hace sentor incapaz. Literalmente vivo mi vida como me da la gana y no lo pienso demasiado, por depilarme o amar a un hombre no me siento menos feminista. Yo decido qué hago conmigo, con mi cuerpo, decido a quién amo, sólo yo controlo mis opiniones y mi criterio y soy muy feliz 🙂
Pd: me agradó mucho el artículo
Realmente disfruté mucho de tu artículo; soy un hombre profeminista y antipatriarcal (a veces es tan bonito ponerse etiquetas para re afirmar nuestro valor como seres humanos) y he visto entre mis compañeros antipatriarcales y mis amigas feministas esta tendencia a crear patrones de cómo debe portarse un hombre o mujer rebelde; todo lo romántico lo alejas, todo lo que te haga ver débil o insensato se hace meritorio para que desvaloricen tu capacidad de rebeldía. Olvidamos ser seres humanos y nos convertimos en patrones de contrapropuesta a todo, a todo aquello que sea parte de aquello que llamamos Sistema, y empezamos a develar fantasmas de nuestros propios miedos en este «Sistema»… me encanta que una mujer feminista y que practica yoga pueda proponernos un esquema diferente de feminismo, de re encontrarnos nuevamente con nuestra humanidad para empezar a construir relaciones equitativas, justas y reales, sin olvidarnos de nuestra integralidad como seres humanos. Sólo puedo decirte, ¡GRACIAS!
Simplemente gracias, es un tema que últimamente me ronda la cabeza. Y «la casualidad, la vida, como lo queráis llamar» ha querido que lea esto cuando más lo necesitaba 🙂
A mi me parece un poco triste que por el hecho de ser «feminista» se nieguen el amor de pareja. No es feminismo negarse el amor de un hombre, o decir «tengo una relación abierta como buena feminista», lo considero más como ganas de negarse a sentir algo bonito.
Como dices al final, «Porque bastante mal está el mundo como para negarnos esa capacidad tan bonita que tenemos: la capacidad de amar».
Me sentí identificada…!