De cómo, a dos meses del parto, mi mente se debate entre la tranquilidad de confiar en mi cuerpo y el miedo al dolor extremo.
Supongo que toda mujer embarazada -y primeriza- ha pasado por esto. Por esa intranquilidad de cuando se piensa en algo desconocido. Como cuando tenías once años y te preguntabas cómo te iba a apetecer en el futuro que un hombre te metiese un pito (a tus luces descomunalmente enorme) por entre las piernas. Normalmente, en estos casos, siempre me ha funcionado una táctica muy útil: dejar de preocuparme y desterrar la idea de mi mente hasta que llegase el momento de la verdad. Entonces ya vería cómo me las apañaba.
Lo cierto es que ese método funciona y no pienso dejar de usarlo. El parto llegará y yo tendré que enfrentarme a él, pero no pienso preocuparme antes de ese momento. Eso sería sufrir doblemente, un poco estúpido por mi parte, ¿no creéis?
Claro que voy a prepararme. Soy una chica metódica y organizada; en cualquier aspecto de mi vida, me obsesiona tener toda la información y tener presente todos los posibles escenarios en mi mente. La verdad es que no soy muy buena improvisando.
Por eso me leo mis libros sobre embarazo y parto; por eso empiezo la semana que viene las clases de preparación al parto con mi matrona; por eso voy a natación dos veces a la semana y por eso hago los ejercicios de Kegel siempre que me acuerdo.
Estar informada me hace sentir más segura y en control de la situación. El problema es que el parto será probablemente la situación menos previsible a la que vaya a enfrentarme en mi vida. Quién sabe qué posición le dará por tener a mi bebé justo antes del parto. Quién sabe si se le enredará el cordón. Quién sabe si sus constantes bajarán y tendrán que hacerme una cesárea. Quién sabe si mi cuerpo dilatará como es debido o si necesitará una ayudita.
Esa sensación de que todo escapa a tu control y de que no puedes estar 100% preparada para lo que te viene es lo que más me molesta. No diré que es lo que más me aterroriza, ni siquiera lo que más me asusta: simplemente me molesta. Conozco mi cuerpo, pero no lo conozco dando a luz a un bebé de unos cuantos kilos. ¿Cómo sé que se va a «portar bien» y hacer lo que tiene que hacer? ¿Tengo que confiar en la naturaleza? ¿Ya está? No me basta.
Muchas amigas y conocidas (y madres, y amigas de madres, y abuelas…) me cuentan sus experiencias; es algo que a las mujeres les encanta compartir, y no me extraña, es una hazaña vital poco comparable con ninguna otra -para mí son todas unas heroínas-. La mayoría tratan de quitarle hierro al asunto, dicen que no es para tanto («un dolor de 7 sobre 10», me dijo una de ellas) o que incluso lo disfrutaron. Pues no os creo nada. Creo que son vuestras hormonas las que hablan. Esa oxitocina que os ha hecho distorsionar el recuerdo de la experiencia, convirtiendo las horas de dolor en minutos insignificantes, y los primeros minutos con tu bebé en brazos, en horas de ensimismamiento. (¿Véis cómo he hecho los deberes?)
Y sí, ya sé que hay mujeres que llegan incluso llegan al orgasmo durante el parto, pero eso no me sirve en absoluto porque sé que yo no soy una de esas mujeres. Igual que no soy de esas mujeres que disfrutan cuando les viene la regla y reconectan consigo mismas y sienten un vínculo especial con la naturaleza.
Hablando de regla… Recuerdo, hace unos dos o tres años, estar retorciéndome de dolor en el sofá mientras esperaba a que el ibuprofeno hiciese su trabajo y los dolores menstruales remitiesen. Me encontraba física y anímicamente agotada después de horas de contracciones (porque eso, amigas, eran unas señoras contracciones de aquí te espero), y recuerdo haber pensado: «No olvides este momento: no tengas hijxs nunca, esto es más de lo que puedes soportar». Por supuesto, al cabo del tiempo olvidé el dolor (¿puede recordarse el dolor?), pero recuerdo vívidamente los pensamientos que corrían por mi mente, que oscilaban entre la autocompasión y la desesperación más profunda: «no puedo más», «me muero», «esto es inhumano», «¿por qué a mí?», «si la próxima viene más fuerte, me desmayaré»…
Y eso fue una hora y media, chicas. Una hora y media. ¿Cómo voy a soportar un dolor así o mayor durante horas y horas? En este momento me alegro muchísimo de ser incapaz de recordar el dolor.
He oído historias verídicas de mujeres que, con la cabecita del bebé ya asomando al mundo, han intentado levantarse de la camilla y coger la puerta, en plan «Hasta aquí he llegado. Paso de esto. Me voy a mi casa». Historias que, sinceramente, me parecen tan divertidas como plausibles. Puede que yo me convierta en una de esas leyendas urbanas en un futuro no muy lejano…
Pero bueno, mientras llega el día, y siempre que me asaltan esos pensamientos, pienso en nuestras abuelas, que dieron a luz con naturalidad, sin darle ni más ni menos importancia, o pienso en todas las mujeres que siguen haciéndolo a diario alrededor de todo el mundo, sin asistencia médica y con la convicción de que sus cuerpos saben lo que se hacen.
Si ellas pueden, yo puedo. ¿Quién dijo miedo? 😉
13 Comentarios
Hola, tengo un niño de 6 años. Al parto yo iba preparada como si a una carnicería fuera, soy gemela y mi madre no tuvo un parto fácil precisamente. En mi caso fue rápido y nada fácil. Pero yo estaba tan feliz porque llegara el momento de conocerle que no dejé que los nervios se apoderaran de mí y fui directa a hacer todo lo que tenía que hacer, como un trabajo mecánico. Eso y tener una matrona a mi lado. El resto no importa. Mi aprendizaje? Notar como mi cuerpo y mi mente sabían lo que tenían que hacer, fue la experiencia más salvaje y primitiva que he vivido. Disfrútala.
Yo he parido a tres mujeres, cada parto es distinto, todos son dolorosos, intensos, te muestran cosas de ti y de tu compañero (de ser el caso) que no conocías… te felicito por estar informada y aceptar tus dudas y miedos, ya te han dado muchos buenos consejos el mio es que en ese momento sueltes cualquier expectativa y control, las mujeres informadas, inteligentes e intelectuales tendemos a querer controlarlo todo… solo déjate ir… aprovecha el cóctel de hormonas que tu cuerpo proporciona para que sea una experiencia «religiosa» yo en mis partos he visto cosas, he odio voces de mujeres he «volado» realmente nada de orgasmos… duele duele tanto que realmente necesitas refugio y contención.. Espero que lo vivas al natural y que lo disfrutes que realmente aunque duela tanto se lo disfruta…
mucha fuerza mujer!!!
Qué gran consejo, Gabriela… Espero poder controlar mis ansias de control, si es que eso tiene sentido, jejeje.
Ojalá pueda relajarme y dejarme llevar. Un abrazo y gracias!! <3
He pasado dos partos, y los dos muy distintos, así que solo te digo que
1. No hagas caso a los partos que te cuenten: el tuyo sera completamente distinto.
2. Tener en tus brazos a tu hijo alivia el dolor. Eso si es cierto. La naturaleza es sabia y si no olvidáramos el dolor del parto la humanidad se habría extinguido hace mucho jejehe.
Cuando comience todo, no tengas miedo, ten ilusión. Tu vida esta a punto de cambiar y el parto es solo el salto a esa nueva vida para ti y para tu bebe.
Enhorabuena y mis mejores deseos.
Qué razón tienes, Ana. Si empiezas con miedo y sin ilusión, la cosa probablemente no vaya muy bien. Yo tengo ya unas ganazas…
Mil gracias por pararte a comentar, abrazos <3
Si duele, duele como tener mil colicos de mil reglas en un solo momento, duele.como cuando quieres entras a defecar y estas extreñida, duele como punzadas en.la espalda pero en las caderas, es es lo que recuerda mi mente de este lindo dia lleno de dolor, lagrimas, sudor y amor.
Yo empece trabajo de parto a las 11pm arranque al hospital a las 5am y ya estaba en 6 de dilatacion, me acomodaron en una camilla y como no me.dolia tanto decidi decir no a la.anestecia, a las 12 estaba tipo la.niña del exorcista retorciendome, en 39 semanas y dos dias jamas pense en el dolor, siempre dije «»erika, si te enfocas en el dolor te va a doler, relajate y que duela cuando este jivencito quiera sali»»r… asi fue dos horas de fuerte dolor pero fui realista, no me iba a morir iba a renacer, una nueva yo venia con ese dolor, no era solo traer una.vida, eramos dos vidas mi hijo y yo.
Ten por seguro que tu cuerpo sabe que hacer, nuestro ancestral cuerpo ya sabe que va a pasar, preparate potque jamas en tu vida has sentido tanto amor y tanta felicidad, hoy por hoy mi hijo es la curita a mis males, en cuanto nacio ya se me habia olvidado el dolor.
Suerte y seras la.mejor mami del mundo oara ese pequeño ser.
Muchas gracias, Erika! Qué maravilla leer vuestras experiencias, me encanta…
Qué bueno eso de que renacemos, nace una nueva «yo» junto con nuestrx hijx… Afronto el momento cada vez con más ganas, en parte gracias a vosotras. Un abrazo!! 🙂
Yo tenía la suerte a tener una partera en mi casa que tambien me preperaba todo el tiempo del embarazo. Como lo hizo? Me hizo creer que puedo, que todos podemos- y que es natural. Si duele, duele mucho, durante del parto gritó a mi partera»porque me duele tanto» y su respuesta era «para que vas a hacer todo para tu hijo después». Me quedó en la cabeza esa frase y tengo que decir: si, yo haría todo para que mi hija para que ella este bien!!En tiempos duros a veces pienso en el parto, el parto hace una coneción entre hijo y madre que es increible- no puedo creer que muchas mujeres lo dejan romper por tener medicina innececaria (a veces es necesario, si, pero pocas veces creo).
Durante del parto uno siente tanta motivacion, los hormones ayudan bastante para que eso pase. Hay que confiar en la naturaleza- yo, de mi parte, tendría miedo del hospital con sus intermedios que pueden romper mi sentimiento natural como parir.
Gracias por compartir tu experiencia, Silvi, qué intensa debió ser! Me apunto yo también a confiar en la naturaleza, basta de miedos 😉
El parto es sin duda un evento sagrado, nuestra conexión profunda con la vida y la naturaleza. De mis tres partos, naturales, sin anestesia, aprendí que el dolor es necesario. Es difícil comprenderlo para quien no lo ha experimentado, pero el trance de parir es además una experiencia de poder. No podemos ser madres sin hacernos dueñas de nuestro poder, porque después de soportarlo nos sentimos capaces de enfrentar cualquier cosa. Sospecho que el abuso de anestesia y cesáreas en nuestra época causa que actualmente tantas madres sufran depresión posparto o problemas para amamantar.
Cuando estés en ese momento, no tengas miedo, si es difícil de soportar, camina, cuando quieras gritar, canta. Tú misma te asombrarás de la sensación de fortaleza cuando tengas a tu bebé en brazos y lo pongas al pecho. Serás protagonista de tu propia transformación en un ser nutricio, tendrás dominio de ti misma y la lactancia después te encontará lista.
Recibe un gran abrazo, será un maravilloso momento y todo saldrá bien.
Gracias por tu comentario, Patricia 🙂
Es un placer leeros y recibir vuestro apoyo, quizás eso nos falte un poco en esta sociedad tan individualista en la que no tienes a tu tribu de mujeres alrededor para transmitirte lo que le transmitieron a ellas en su momento.
Espero con muchas ganas esa sensación de fortaleza que me cuentas, ¡qué ganas!
Un abrazo 🙂
Mines, puedo decirte una cosa: duele, duele mucho. Eso no se puede negar. Pero es un dolor que pasa, sabes que tiene una recompensa maravillosa (no como la regla) y después, se olvida (al menos un poco). Te lo digo yo que juré que eso no podría olvidarlo ni repetirlo y aquí estoy más que dispuesta a volver a pasar por ello.
Puedo decirte otra cosa: tu cuerpo está preparado para ese dolor y para hacer lo que tiene que hacer. Lo soportarás y darás a luz como tantas mujeres que dudamos que podríamos hacerlo. Y cuando tengas la oxitocina a tope y un bebé precioso entre los brazos, el dolor pasará a un plano muy secundario.
Y puedo decirte una última cosa: hagas lo que hagas, lo vas a hacer bien. Lo harás lo mejor que puedas, dando lo mejor de ti misma, y por eso estará bien.
Mucha fuerza, amiga. Un beso fuerte.
«Y cuando tengas la oxitocina a tope y un bebé precioso entre los brazos, el dolor pasará a un plano muy secundario.» Yuhuuu! Gracias, Elsa, ¡¡qué ganas tengo ya!! Me has transmitido mucha fuerza 🙂 <3