En el artículo de este mes descubrimos a nuestros lectores películas que hablan de romper, de destrozar, de crear algo del caos al orden y viceversa.
Cuando buscamos la palabra «ruptura» en Google aparece, en la mayoría de los casos, referida a la ruptura sentimental entre parejas. ¿Acaso no hay más acepciones para este término? ¿Acaso no es posible romper con otras cosas: los amigos, los ambientes opresivos, el pasado, la corriente artística del momento?
Cuando el cielo se cae, 2009, Suecia.
Director: Manyar I. Parwani.
Esta escalofriante película nos presenta a Sara, una chica que a la edad de 11 años fue apartada de su familia y dada en adopción. Con 28 años se entera de que su madre biológica ha muerto y vuelve a tomar contacto con su familia originaria; a pesar de que no quiera saber nada de su pasado, el ver que su padre no la reconoce, le ayuda a acercarse a su hermano pequeño, con el que tenía muy buena relación. Cuando esto ocurre, Sara se entera de que tiene dos hermanas pequeñas más… Y de que en esa casa nada ha cambiado: siguen sucediendo las mismas cosas horribles que ella sufrió en su niñez.
«Cuando el cielo se cae» es un relato duro y cruento sobre la pederastia y la violencia en el hogar, con los rasgos propios de toda película sueca que se precie: dureza del argumento y del guión, sugestión de las situaciones mediante los planos, violencia… Sin embargo, precisamente por cómo nos llega al alma, es un filme que merece la pena ser visto.
El capital humano, 2014, Italia.
Directo: Paolo Virzì.
La víspera del día de Navidad, salta la noticia de que un ciclista es atropellado y que en el coche del siniestro van dos personas, asociadas a dos familias muy importantes, a saber: el hijo de Giovanni Bernaschi, un especulador financiero que ha creado un fondo de 40 millones de euros a base de atraer y entrampar a potenciales inversores y la hija de Dino Ossola, un agente inmobiliario prácticamente arruinado.
Una de las películas más recomendables del año pasado que critica y reflexiona sobre las causas y las consecuencias de esta vasta crisis económica que está viviendo gran parte de Europa. En el filme vemos los problemas que causan la avaricia y el narcisismo, con una familia que nada en la abundancia y vive rodeada de coches de lujo, casas faraónicas, deportes de alta clase… Pero viven una vida vacía. Mientras tanto, Dino Ossola ansía esa vida sin saber cómo es realmente. Su hija será clave en la historia, ya que es la que rompe con ese afán de tener.
Cuando cae la noche en Bucarest o metabolismo, 2013, Rumanía.
Director: Corneliu Porombuiu.
Paul, director de cine, tiene un «rollo» con Alina, una de las actrices de la película que dirige en estos momentos. Al día siguiente Alina asistirá por última vez al rodaje. Ese mismo día Paul despierta lleno de dudas y decide fingir ante el productor que tiene una úlcera y que no podrá asistir al rodaje.
Aunque no es el mejor filme de la lista (todo esto que conste que es una opinión personal), es otra película que habla sobre romper. Pero en este caso se trata de una ruptura con una vida aburrida, llena de amargura e insatisfacción, romper con el objetivo de que se desordene la vida y llegue a un orden deseado.
Revolutionary road, 2008, Estados Unidos.
Director: Sam Mendes.
En el año 1950, Frank y April se conocen en una fiesta y se enamoran. Mientras pasa el tiempo, acaban estableciéndose en las afueras de Connecticut y forman una pareja con dos hijos, pero no son felices. Llegará el momento en el que ambos deben decidir: o su vida gris en familia o cumplir sus sueños.
Sam Mendes nos regala otra memorable y emocionante película, como ya lo hiciera con joyas como «Jarhead: el infierno espera» o «Camino a la perdición». La narración, los planos y la escenografía es lo que más nos hará disfrutar de la cinta, sin duda.
Orange is the new black, 2013, EEUU.
Creadora: Jenji Kohan.
“All problems are boring until they’re your own.”
Ya hablamos de esta serie en nuestra sección de libros y, sin desvelar demasiado la historia, esta gira en un principio en torno a Piper Chapman, una «niña buena» que ingresa en prisión debido a una truculenta historia de drogas en la que se vio envuelta años atrás.
Acaba de estrenarse la tercera temporada el pasado mes de junio, y pocxs serán lxs que que no hayan oído hablar de la famosa producción de Netflix. Nivel de mediatización que puede resultar perjudicial en algunos casos (no, no es una temática exclusivamente homosexual). Hace poco, hablando de la serie con un amigo, me comentaba que aparecían «demasiadas mujeres» para su gusto. Es curioso porque esto es lo que más me gusta de esta serie. Básicamente me parece uno de los mejores productos que ha salido a escena últimamente. ¿Razones? Considero que es una apuesta valiente, una serie que se mantiene en pie debido a la gran profundidad de sus protagonistas femeninas. Pocas veces hemos tenido el lujo de ver tantos personajes femeninos juntos tan bien construidos y tan bien interpretados. Vidas rotas, contadas con un fino humor negro disfrazado de drama carcelario. Muy recomendable.
Breaking upwards, 2009, EEUU.
Directorxs y guionistas: Daryl Wein y Lister-Jones.
Aburridxs. Así es como han dejado a esta pareja los cuatro años de relación. ¿Será buena idea decidir terminar la relación «en pareja»? ¿Les evitará el mal trago?
Lo que hace interesante este proyecto es que los guionistas, directores y protagonistas de la misma (Wein y Lister-Jones) reflejan en el guión su propio experimento real y documentan, en tono de comedia, su fracaso sentimental. Decidir terminar la relación en equipo de una manera progresiva para, minimizar el impacto. Como resultado tenemos una película con buen ritmo donde podemos apreciar la química real entre dos protagonistas. He de decir que probablemente sea una de las peores películas para ver después de una ruptura o si estás algo sensible. Un jarro de agua fría que contrasta con la utopía del amor en la pantalla. Quizá sea porque básicamente, nos recuerda y describe esa amarga sensación, sí, cuando sabemos que ha terminado, que se escapa de nuestro control y somos testigos de cómo se desvanece poco a poco.
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