Tengo que confesar que el tema del vestir me provoca un gran conflicto interno. Me resulta muy complicado ser coherente con lo que sé, con lo que creo, y huir por completo de las modas. Podría ser hipócrita y decir lo contrario, pero creo que mi cura empieza por reconocerlo.
La imagen que transmitimos a la galería nos importa, en general nos gusta vernos atractivxs y transmitir una imagen diferente, alternativa, segura, y reafirmar la identidad que hemos creado.
Pero la conciencia me alumbró un día. Empecé a curiosear y a investigar sobre lo que hay detrás de la ropa que usamos, especialmente de las grandes marcas comerciales donde toda hija de vecina hemos ido a comprar. A través de la fantástica campaña Ropa Limpia de la ONG Setem y la edición de su Guía para Vestir sin trabajo esclavo, respondí a muchas de mis inquietudes: quiénes hay detrás de las etiquetas de la ropa que usamos, cómo es el lugar y el proceso de producción, cómo son las condiciones laborales de quienes producen, etc.
Esa época coincidió con un trágico derrumbe de una fábrica textil en Bangladesh que se cobró la vida de 1134 personas. Lamentablemente, no fue un hecho aislado; ya habían ocurrido muchas más catástrofes en los últimos 10 años, sumando a la anterior cifra, otras 1000 víctimas aproximadamente.
Esto sucede porque el modelo productivo que tenemos es totalmente insostenible. Este modelo ha llevado a deslocalizar la producción a terceros países en los que la mano de obra es barata, las condiciones laborales no son justas y no existe una legislación estricta de tipo medioambiental. Todo esto se adapta totalmente a un modelo capitalista en el que lo que importa es la maximización de los beneficios económicos sin importar los medios. Importamos ropa y exportamos contaminación e injusticia social.
Un consumo consciente y responsable no pasa únicamente por comprar de otra manera, sino que se trata también de frenar la locura consumista de nuestra vida. Esta búsqueda de la sostenibilidad en lo textil (y en general) se podría resumir por las 3 Rs:
- Reducir el Consumo: Replantearse las necesidades, lo que te hace falta y lo que es capricho… La moda es pasajera, no podemos, no debemos y no queremos ir a la moda, porque es una auténtica esclavitud seguirla. Te puede inspirar, la puedes adaptar a tu propio estilo, puedes customizar la ropa que ya tienes, etc. ¡Pero que deje de estar de moda ir de shopping!
- Reutilizar: Hay una moda que sí que me gusta y es la de Do it Yourself (DIY): te anima a ser creativa, a recuperar artes olvidadas (como coser o el ganchillo), y además dan un aire nuevo a tu ropa. También están las tiendas de ropa de segunda mano que llevan muchos años en otros países europeos, pero que en España ha costado más su proliferación. Otra buena práctica en este sentido es organizar actividades para intercambiar ropa: mercadillos, trueques, etc. Muchas pertenecemos a asociaciones u otro tipo de redes sociales que son lugares propicios para proponer actividades de intercambio, además, así se promueven las relaciones sociales sanas y el tejido social – comunitario.
- Reciclar: existen iniciativas empresariales que reciclan la ropa usada para convertirla en otro producto o para revisarla y darle un nuevo aspecto.
Se me ocurre añadir una 4º R .
- Repensar la economía : creo que el consumo es necesario, pero hay que apoyar a aquellas empresas que apuestan por una actividad productiva con conciencia. Para ello, hay varios criterios a la hora de elegir este tipo de empresas, aquí van los principales:
- Que opten por relocalizar la producción e invertir por el fomento de la economía local.
- Que se realice el trabajo con unas condiciones dignas y justas para los asalariados.
- Que favorezca a sectores en riesgo o en situación de exclusión social.
- Que utilice materiales ecológicos que no dañen a las personas, ni al medio ambiente.
Estos son mis principios, ¡pero si no te gustan tengo otros! Es decir, que si estos consejos te parecen difíciles de seguir, aquí tienes otros con los que empezar a cambiar la mirada:
- Huir de la gran distribución: alejarse de los centros comerciales y optar por comprar en comercios locales contribuye a dinamizar la economía de nuestros barrios y ciudades. Además, evitamos los desplazamientos y la dependencia de los medios de transporte, ya que lo que necesitamos lo tenemos a mano.
- Comprar prendas de mayor calidad y leer las características del tejido para saber cómo cuidar los tejidos y cómo alargar la vida del producto.
- Optar por las prendas sencillas: esa ropa útil que puedes utilizar en diferentes ocasiones y así simplificar. Os animo a echar un vistazo al proyecto 33 que nos da ideas para simplificar nuestro armario.
Se trata de no guiarnos únicamente por motivos estéticos. La ropa se nos acumula en el armario y se nos olvida que la tenemos. Las modas pasan y en la siguiente temporada parte de nuestro armario «ya no se lleva». Por eso, hay que sumar otros criterios al vestido. No se trata de ir con harapos (ni mucho menos), se trata de preguntarnos sobre la necesidad, la utilidad, e intentar elegir criterios más sostenibles que la ropa de usar y tirar actual.
Por último, he hecho una selección de algunas empresas que apuestan por una Economía Social y que además se pueden encontrar online:
- Ecoology: ropa online ecológica. Fabrican en pequeños talleres de Barcelona que ayudan a mujeres en riesgo de exclusión social.
- Ecotendencia. Tienda online de productos ecológicos: ropa, cosmética y productos para el hogar.
- Altrapo. Ropa y complementos a partir del reciclaje de ropa en desuso.
- Wabisabi. Moda ecológica online.
- Slowers, zapatos y sandalias orgánicas, veganas, bonitas y hechas en Castellón.
- Bichobichejo. Tienda online de ropa sostenible, ética y ecológica.
- Woodglass. Gafas de madera hechas de manera artesanal. Made in Galicia.
¡Continuaré!
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Shaila Monasor (33), Calpe (Alicante).
Trabajadora social, formada en Género y en Cooperación al desarrollo.
https://verdeyvioleta.wordpress.com
1 Comentario
Genial, me parece estupendo este tipo de post.
Normalmente, cuando tengo ropa (Jeans por lo general) vieja de sobra que me queda corta pero que aun se puede seguir usando, opto por cortarlos o acomodarlos de tal forma que sean reutilizables, así he podido conservar gran cantidad de ropa que tengo en el armario.
Genial tu aporte y creo que optare por apreciar más de donde viene la ropa que compré y así informarme acerca de si es sostenible o no comprarla. Todo es compromiso.