Slow Food, amor en tu plato

El movimiento slow  ha sido abrazado ya por 175 países del planeta. ¿Quieres saber en qué consiste y cómo puede ayudarte?


Ilustración: Maite


Llegar a casa, calentar la comida y sintonizar las noticias. ¿Te suena? A mí también, pero lo he dejado. Primero, porque los espagueti se me atragantan como estalactitas mientras engullo las desgracias del mundo y, segundo, porque no sé qué he comido, ni durante cuánto tiempo. El movimento Slow Food me ha recordado lo importante de comer de forma consciente y de agradecer lo que llena mi plato. Si todavía no te has animado a pasarte al lado lento, no sabes todo lo que estás perdiendo (y no hablo sólo de tiempo).

Reconozcámoslo, nuestra ignorancia sobre la comida da un poquito de miedo. Muchas personas no saben a qué animal deben su plato de carne ni cómo ha sido tratado. Tampoco saben de qué árbol se recogió la fruta del postre, y lo entiendo. No es que sea fácil seguir su pista. A menudo los alimentos han viajado miles de kilómetros hasta nuestra mesa, algo que nos aleja de ellos y que es insostenible para el planeta. Nuestro conocimiento sobre los ciclos de la naturaleza no se queda atrás. ¿Sabes cuánto dura la temporada del tomate? No es muy común saberlo porque disponemos de ellos todo el año y desconocemos que respetar sus ciclos nos asegura disfrutar de todos sus nutrientes y de su sabor óptimo.

Sin embargo, no todos hemos recibido sin miramientos la etapa de desconocimiento en la que vivimos. El día en que McDonald’s abrió su restaurante en la Piazza di Spagna en Roma, un señor llamado Carlo Petrini se reunió ante el establecimiento con varios colegas y platos de pasta para protestar contra lo que consideraban una amenaza contra la cultura culinaria de los pueblos. Petrini entendió que la invasión de comida rápida e industrializada que comenzaba a extenderse por todas partes podría causar un profundo impacto en la gastronomía italiana. A partir de varias reuniones para reivindicar el disfrute de lo local, nació el movimiento Slow Food, que ya lleva con nosotros más de un cuarto de siglo.

Pero esto de comer slow, ¿no es muy caro? – nos preguntamos mientras nos abrazamos a nuestras cajas de cereales azucarados y a nuestra fruta envasada reluciente. No es caro cuando tenemos las herramientas que necesitamos, principalmente información. Sabemos que en nuestra cultura alimentaria lo no sostenible e industrializado es hoy la norma. Pero cuando las normas no nos protegen, está en nuestra mano romperlas. Lo que promueve el movimiento slow es que establezcamos relación con lo que debería nutrirnos y hacernos disfrutar. Además, con cada elección consciente estaremos protegiendo el medio ambiente, la agricultura local y el pequeño comercio; de forma que nuestra alimentación podrá volver a ser nuestra fuente de vida y no lo contrario.

¿Quieres algunos trucos slow que llevarte a la mesa?

  • Elige frutas y verduras de temporada. Las reconocerás sólo con mirar sus precios. Yo no soy una apasionada de las chirimoyas, pero el primer año que viví fuera de casa, mi bolsillo se enamoró de ellas.

 

  • Organiza una comida slow que dure horas y donde las conversaciones nutran tanto como los alimentos.

 

  • Contacta con comunidades que promuevan un estilo de vida sostenible para sentirte arropada e inspirada.

 

  • Anímate a plantar tu mini huerto. Una vez plantamos fresas en mi casa. Nos comimos la primera que creció entre cinco personas. Eso se llama ilusión.

 

  • Utiliza las comidas para relajarte y permitirte una pausa. Masticarla y saborearla bien es una forma sencilla de concentrarte y mejorar tu digestión.

 

  • Aprende a degustar comida. Toca, huele y come con los ojos cerrados para que la textura, el aroma y el sabor de los alimentos llegue a cada rincón de tu boca.

 

  • Olvida la televisión. ¿Cuánto tiempo hace que no tienes un rato a solas contigo porque algún programa está de fondo? No permitas que ningún aparato te robe tiempo ni sosiego.

 

Que disfrutes de tu plato. Nos vemos en el camino hacia una alimentación llena de pasión y de vida.

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