Una Frida nos invita a reflexionar sobre la hipocresía reinante con el tema de lxs inmigrantes y refugiadxs y sobre el papel que podemos desempeñar para enfrentarnos a ella.
Estos días nos han removido las diferentes noticias internacionales sobre los conflictos fronterizos: el plan migratorio de Donald Trump para solventar la problemática de Estados Unidos y México; las deportaciones y la tensión entre Venezuela y Colombia, el eterno y doloroso conflicto de Israel y la Franja de Gaza, la crisis migratoria en Europa con los refugiados… Y, en medio de tantos conflictos bélicos, familias separadas, huidas peligrosas, infancias arrebatadas y tragedias en medio del mar, creo que hace falta preguntarnos: ¿Qué nos está pasando como humanidad?
Para este punto imagino que ya todas han visto el vídeo de la reportera húngara Petra Làszló que, en medio de su cobertura periodística, mostró su desprecio hacia los refugiados al colocar su pierna para que se cayeran o cuando decidió patearlos: más indignante aun el que se tratasen de mujeres, niños y padres con sus hijos en brazos huyendo de su propia pesadilla. No, aún peor: fue una mujer, la que en medio de un acto carente de toda sensibilidad y compasión ante la desgracia ajena, demostró cuan mal estamos como sociedad. Sin importar las latitudes. Sin importar las fronteras.
¿Que por qué es peor que sea una mujer? Porque nosotras, que históricamente hemos sido víctimas de diferentes vejaciones e injusticias, que luchamos día a día para que nuestros derechos sean reconocidos, que se nos insulta y atropella incluso en la acción más insignificante del día a día, etc. ¿Cómo podemos ser parte del odio, del rechazo y la vejación?
Creo que mas allá de los problemas políticos y económicos en los que se ven envueltos nuestros países en esta búsqueda insaciable de poder (que es la rueda que mueve el mundo), el problema real radica en nosotrxs como colectivo; en nuestros prejuicios, nuestras individualidades, nuestras barreras mentales. Nos hemos convertido en “zombis” que vagan por el mundo sin importar lo que le ocurra a otra persona: ¿Qué le sucederá? ¿Qué pasará por su mente? ¿En qué le podré ayudar?
¿Alguna vez nos hacemos esas preguntas por alguien ajeno a nosotrxs?
Nos hemos convertido en esclavxs de nuestros equipos, 24 horas al día conectadxs a máquinas que permiten que nos aislemos totalmente de la realidad que nos rodea, que nos persigue y asfixia día tras día. Nos preocupamos más por parecer unx más del montón, por los likes en Instagram y por lo que nuestros amigxs pensarán del vestido que usaremos para la fiesta del próximo viernes por la noche. Si algo nos molesta, o nos sentimos incómodxs donde nos encontramos, nos solemos preocupar por lo que nos sucede, pero jamás nos preguntamos, ¿qué pasará con los demás? ¿Qué pasara sin mí aquí?
Estamos tan enajenadxs con nuestra realidad, tan absortxs en nuestro mundo paralelo, que aquellos que se muestran más humanos, más ávidos al cambio y a lo que nos rodea son seres extraños y excepcionales. Se les “admira”, se les “respeta” y se les dice frases como “ojalá existieran más personas como tú”. El problema es que casi nunca escuchas de sus bocas: ¿cómo puedo ayudar?
Ahí radican nuestras verdaderas fronteras. Las verdaderas “cicatrices” de nuestra tierra están en lo que no vemos, en lo que desconocemos, en lo que nos empeñamos tanto en ignorar pero está ahí: es una realidad. Si nos quitáramos las máscaras, las vendas de los ojos…Si empezáramos a ver un poco más allá, a sentir por el otro y a caminar con sus zapatos, quizás, sólo quizás, podríamos saltar los muros, las franjas, los prejuicios que nos dividen y unirnos verdaderamente. ¿No sería fabuloso que en vez de admirar a otrxs seas tú unx de ellxs?
Por mi parte, “I have a dream”. A pesar de todas las vicisitudes, todos los obstáculos y las dificultades del momento que atravesamos, yo sigo soñando y construyendo, sigo avanzando y luchando contra mis propios miedos y mis propias barreras. Soy una soñadora, pero sé que no soy la única como decía John Lennon. Y lo más importante es que sé que ese sueño traspasa barreras. Traspasa muros. Fronteras.
¿Quieres ser tú también una soñadora?
Endrina Ibarra, Venezuela.
https://desdemiladodelmundo.wordpress.com
2 Comentarios
PERDONA PERO NO QUIERO SER UNA SOÑADORA…. Prefiero la realidad… LAS MUJERES A VECES SOÑAMOS, CUANDO ESTAMOS EN FRENTE DE LA REALIDAD Y MAS CUANDO SON DURAS…. NUESTRO LADO ESPACIAL DE LA MENTE…nuestro punto debil quizas….. Preferiria ver, mas hombres soñadores y mas mujeres realistas…. pero dudo q aun se pueda ver ello… o quizas solo vean pocos.. Q HAYA CONOCIDO…
Al inicio nos pones como invalidas… en parte sea por los canones sociales tambien..
K MUNDO PARA MAS COMPLEJO EN EL Q VIVIMOS!!
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Excelente articulo, requerimos a diario reflexionar y sopesar nuestro andar, imprescindible ser constructoras de sueños.