Desigualdades de género y discapacidades, cuando las mujeres seguimos siendo las más sometidas al yugo hetero-patriarcal.
Abordamos en profundidad en este artículo las desigualdades de género y el estigma producido por las diferentes discapacidades que las mujeres son sometidas. Para ello, contamos con la colaboración en la elaboración de este artículo con la fundación CERMI Mujeres, una organización sin ánimo de lucro, cuyo objetivo fundamental es favorecer las condiciones para que las mujeres y niñas con discapacidad, así como las mujeres y madres asistentes de personas con discapacidad puedan disfrutar plenamente y en igualdad de condiciones de todos los derechos humanos y libertades fundamentales.
Bárbara tiene 30 años y la enfermedad del Crohn. La enfermedad que cursa por brotes, le afecta a su aparato digestivo, provocándole, entre otras cosas, pérdida de peso, fiebre, dolor y diarreas constantes. Aunque ha pasado temporadas peores, actualmente no está del todo mal. Atraviesa una etapa de remisión en la que tiene que acudir a su hospital con cierta frecuencia a recibir su tratamiento y para las revisiones, pero comparado con etapas anteriores -donde tuvo que permanecer en reposo en casa durante un tiempo prolongado- no está del todo mal. Actualmente está buscando trabajo.
Es química, sin embargo, ahora busca de lo que salga. De su anterior trabajo, técnica de laboratorio, la echaron porque llevaba de baja unos meses. Aunque siempre había tenido un excelente trato con sus compañeres, comenzaron a decir que era una vaga. Las personas más íntimas a ella, e incluso sus familiares, les recomendaban quedarse en casa, pedir una incapacitación y que su pareja “la mantuviera” “¡Cómo me gustaría estar en tu lugar!” le decían…
Bárbara no existe, pero este caso está basado en miles de mujeres que tienen que atravesar ese tipo de discriminaciones, a veces muy sutiles, no solo por parte de la sociedad en general, sino por entornos inmediatos y cercanos. Nos comentan desde CERMI Mujeres que a la hora de analizar las dificultades que encuentran las mujeres con discapacidad , hay que realizar una aproximación a la cuestión desde la teoría de la interseccionalidad. Esto quiere decir que hay que tomar en cuenta los distintos ejes de discriminación que inciden sobre una persona (discapacidad, género, etnia, orientación sexual) y abordar las específicas situaciones de discriminación que la confluencia de todos ellos genera, produciendo situaciones muy concretas de discriminación. La confluencia del género y la discapacidad, por ejemplo, produce resultados muy perversos en el ámbito laboral. Sin ir más lejos, los programas destinados a la promoción del empleo de las personas con discapacidad no se han concebido teniendo en cuenta el enfoque de género, lo que ha producido y consolidado la brecha de desigualdad entre mujeres y hombres con discapacidad en este ámbito.
Las mujeres con algún tipo de discapacidad sufren una doble discriminación: por ser mujer en un mundo patriarcal y por tener capacidades diferentes en un mundo que intenta homogeneizar. Para Cermi mujeres, no se puede hablar solo de esa doble discriminación como la suma de esos dos grandes constructos (género y discapacidad) sino que hay que tener en cuenta todos los escenarios posibles. La discriminación interseccional, es esa que sufre una mujer con discapacidad en simultáneos niveles o añadidos, quizá por una orientación sexual no heterosexual o por pertenecer a una minoría étnica en un determinado contexto.
Nos explican que debemos visibilizar la complejidad humana en toda su diversidad y no ceñirnos a uno o dos aspectos de la ecuación que ponen en riesgo que nos quedemos en mera formulaciones aisladas del problema.
Sin embargo, ¿existen desigualdades entre las mujeres y hombres con discapacidad? Sí, y además se han traducido en desigualdad de oportunidades. De manera general, se habla de personas con discapacidad, como si la discapacidad fuese el único eje que configura la identidad de las personas. Es una dimensión importante, no cabe duda, pero este posicionamiento ha dado lugar a que la realidad de estas mujeres haya permanecido al margen, parapetada en la etiqueta de la discapacidad, ocultando otros mecanismos que inciden sobre ellas, a menudo discriminándolas.
Imaginaos el caso de dos hermanas con una discapacidad física de carácter neurodegenerativo y hereditario que vieron recortada sus posibilidades de estudiar o trabajar y tener una vía autónoma e independiente por el mero hecho de ser mujeres, mientras que su hermano que presentaba la misma discapacidad, pudo desarrollarse en el ámbito público y se independizó formando su propia familia.
Una misma familia, discapacidades idénticas y distinto trato.
El mensaje recibido es que las mujeres con discapacidad no tienen capacidad ni de autocuidado ni de cuidado a otras personas, por lo que, en última instancia, llega a mutilar sus posibilidades de desarrollar un proyecto de vida independiente. Sin embargo, y al mismo tiempo que se niegan dichas capacidades, estas mujeres se ven abocadas, a menudo, a convertirse en cuidadoras de sus progenitores, ancianos, etc. Es un tipo de cuidado que se instrumentaliza para el servicio de otras personas. Una dimensión al mismo tiempo negada y confirmada.Pero ahí no acaba todo. La sociedad patriarcal ha configurado un único modelo de madre, en el que las mujeres con discapacidad, y muy especialmente aquellas que presentan una discapacidad severa, no van a poder encajar. Es una sociedad que nos dice que «cualquier mujer es menos mujer si no es madre», a excepción de las mujeres con discapacidad, a las que se les niega su identidad femenina, y por ende, ejercer libremente su derecho a ser madre, ya sea de manera biológica o por adopción.
Para finalizar, desde la fundación de CERMI mujeres nos proponen que para dar visibilidad a todas estas esta tarea de reivindicación, el movimiento de las mujeres con discapacidad debe ser visto como un movimiento feminista en esencia. Ciertamente el hecho de tener una discapacidad hace que determinadas situaciones de exclusión sean muy concretas y necesiten un abordaje diferenciado. El feminismo es muy complejo y diverso, y ahí radica su potencia. Es fundamental crear alianzas con otras mujeres sin discapacidad, para que conozcan la realidad de las mujeres con diversidades diferentes, tomen conciencia de ellas y las asuman como propias. Lo mismo les ocurre a las mujeres con discapacidad, han de luchar por los espacios, por tener voz allí donde se resuelvan cuestiones que les afectan directamente y deben conocer qué les está pasando esas otras mujeres con las que comparte existencia.
Lecturas recomendadas por Fundación CERMI mujeres:
Manifiesto de las Mujeres y Niñas con Discapacidad en Europa. Foro Europeo de la Discapacidad en el año 2011. En este documento se vierten las principales demandas de las mujeres con discapacidad.
Teoría feminista, Bell Hooks. Contiene muchas claves útiles para la lucha feminista.
Autoría: Fundación CERMI Mujeres, Abel
Muchas gracias a Ana Sanz Grados
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