Consoladores, bolleras y amigos machirulos

Si fueses lesbiana y un «amigo» común le regalase a tu novia un pene de plástico por su cumpleaños, ¿cómo reaccionarías? Esta Frida decidió mandar a paseo las sonrisas forzadas y la buena educación.


Ilustración: Blanca
Ilustración: Blanca


Sí, soy una mujer cisexual y me gustan las mujeres. Y follo con ellas. Follo con mis manos, con mi legua, con mi coño, con mis tetas, con todas las partes de mi cuerpo. Follo con otras manos, otras lenguas, otros coños, otras tetas. Sin polla y sin necesidad de tener una. Ni mía, ni de mi compañera, ni de plástico. Y sí, eso también es follar, aunque todavía ciertos carcas, desde su óptica falocéntrica lo sigan dudando.

No os podéis ni imaginar la cantidad de veces que he tenido que escuchar, en boca de gente cercana, barbaridades como: “pero… ¿y cómo folláis las lesbianas?”, “¿utilizaréis dildos, no? ¡Porque solo con la mano no es follar!” Personas que desde su posición heteronormativa privilegiada se atreven, con una sonrisa de superioridad en la cara, a cuestionar y juzgar mi sexualidad por no acatarse a las normas patriarcales. Ya decía Rubin que lo que se define como sexo es obtenido y determinado culturalmente. Y en nuestra cultura patriarcal, en la que la heterosexualidad es la norma, se asume en el imaginario social que el sexo es únicamente la relación coital entre mujeres y varones. Pero los tiempos han cambiado, y ahora la homofobia, en un país que se cree tan abierto como esta nuestra España, está mal vista por la opinión pública. Así que, ya que toleran (porque no aceptan, otra vez, desde la superioridad hetero) la homosexualidad y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, al menos nos tienen que dejar claro que es necesario un falo para completar la operación, y que no hay otra forma posible de follar. El problema en este caso no es de homofobia, sino de falocentrismo, ideología propia del patriarcado imperante en nuestra sociedad. La prueba está en que dos o más varones que mantienen relaciones entre ellos no son cuestionados porque lo que hacen no pueda ser llamado sexo, las mujeres en cambio sí.

Pues cuento todo esto porque el otro día fue el cumpleaños de mi compañera, y uno de sus amigos decidió que entre todxs iban a regalarle una enorme polla de plástico. Tengo que añadir que el mismo día era el cumpleaños de otra amiga, heterosexual en este caso, a la que decidieron regalar condones puesto que su compañero ya tiene falo para satisfacerla. El amigo en sí, uno de la infancia y de los más cercanos, es un machirulito de los de ahora, de los que no dicen abiertamente que la mujer sea inferior, porque quedaría feo, pero te niega una y otra vez la existencia del patriarcado, la dominación de los hombres, su lugar en el poder, la hipersexualizacion de la mujer, las diferencias económicas y salariales, y hasta la violencia hacia las mujeres. Si le hablas de violencia machista te responde con el argumento de las denuncias falsas y las mujeres maltratadoras, si le hablas de violencia sexual te dice que algunas se lo buscan o que ellos también pueden ser violados, y si le hablas de los piropos como acoso sexual callejero o de lenguaje sexista te llama loca, histérica o exagerada. De manual, vamos.

El caso es que hacer ese regalo, tú, como hombre heterosexual y cisexual, desde tu privilegio y desde tu ideología rancia y patriarcal me repugna. Hacérselo a tu amiga que tiene por pareja a una mujer, un regalo que no harías a una mujer heterosexual con pareja, es una vergüenza, porque en ello va implícita tu creencia de que necesitamos un falo para satisfacer nuestras necesidades sexuales. La idea más patriarcal, el falocentrismo, plasmada en un acto. No hubiera tenido ningún problema con otro tipo de juguete sexual, un estimulador de clítoris, unas bolas chinas, un gel de sabores o cualquier otra cosa que no signifique imponer un órgano sexual masculino en nuestras relaciones íntimas. Tampoco hubiese pasado nada si mi compañera hubiese manifestado explícitamente sus ganas de hacerse con un consolador, porque en ese caso el regalo hubiese respondido a un deseo concreto de la cumpleañera y no a una suposición dada por la ideología patriarcal sobre la sexualidad de las mujeres lesbianas.

Desde luego, estoy segura de que no se te hubiera ocurrido regalar una vagina enlatada a un amigo tuyo que se identifique como varón homosexual, porque la ofensa y la imposición heterosexual son bastante obvias. ¿Por qué no lo ves en el caso de una mujer?

Entiendo que no entiendas nada, que te desoriente mi cabreo, puesto que vives inmerso en un mundo machista y te limitas a adoptar sus valores y a seguir sus reglas, viviendo cómodamente desde tus privilegios. Comprendo que lo único que conoces sobre el sexo lesbiano es lo que has visto en las películas porno (como todas sabemos, hechas para el púbico masculino), en las que dos mujeres no se bastan para satisfacerse y necesitan siempre un falo que las penetre.

“Amigo”, he de decirte que la realidad es otra. Que claro que algunas mujeres que follan con mujeres utilizan consoladores, pero no es una regla de básico cumplimiento. Que si queremos una polla de plástico nos la compramos nosotras mismas, pero no necesito que ningún macho me diga lo que tengo que hacer, cómo tengo que follar, lo que me tengo que meter por el coño, ni que analice mis o nuestras supuestas carencias sexuales, y mucho menos que se crea muy progre y moderno por regalar ese tipo de artilugios, convencido de que lo necesitamos.

Follamos como nos da la gana, nuestra sexualidad es libre, imaginativa y diversa, nos pasamos por el coño tus imposiciones patriarcales y disfrutamos como perras. Y por cierto, tengo que añadir que, además de todo, el sujeto en sí se sintió realmente ofendido cuando le pregunté si él había probado a introducir ese tipo de juguetes en su ano. ¿Cómo me atrevo a cuestionar su sexualidad, y lo que es peor, su masculinidad? Machirulito herido, que alguien llame a una buambulancia. Porque él sí tiene derecho a sentirse incómodo o cabreado por mi comentario, nosotras en cambio, sólo deberíamos agradecer su regalo. ¡Venga ya! ¡A la mierda la sumisión, los agradecimientos forzados, las sonrisas falsas y la buena educación!

 

Tere Meinhofd (25), Valladolid (España)
https://www.facebook.com/teresa.prietolopez.3

7 Comentarios

  1. Me encanta »¡a la mierda la sumisión!»
    Un saludo, de verdad que te merecés mi respeto.

  2. Sois una lacra para la consecución de un mundo feminista. Solo conseguís fomentar odio y separatismo.

    Es mi opinión y siempre desde el respeto.

    Un saludo a todxs.

  3. Buenísimo. Y no solo aplicable a las relaciones entre lesbianas. Yo tengo un hijo con vulva y en ocasiones me han comentado con lástima sobre sus relaciones sexuales cuando sea adulto «ya se operará». Francamente, será casualidad, pero el mejor sexo que he tenido en mi vida (y he tenido mucho y variado) ha sido con una pareja con problemas de erecciòn por lo que prescindiamos de la penetraciòn peneana.

  4. Gracias por el artículo, justo conversaba sobre este tema y me preocupaba ¿porqué el sexo de hombres homosexuales escandaliza tanto y el de mujeres lesbianas, a veces no? Pues, claro! No lo consideran sexo por la falta de falo!!!!
    Me encanta como inicia el artículo, se disfruta la sexualidad de tantas formas y con cada parte del cuerpo, agradable de leer.
    Saludos desde Colombia.

  5. Teresa Pineda Sánchez-Garrido

    Es buenísimo! Aunque para mí esta frase está al revés «La prueba está en que dos o más varones que mantienen relaciones entre ellos no son cuestionados porque lo que hacen no pueda ser llamado sexo, las mujeres en cambio sí». Nuestra sociedad entiende como sexo y tolera el practicado entre varones, porque ellos son considerados sujetos sexuales con capacidad de decisión sobre su cuerpo y con falo. No se entiende como sexo el practicado entre mujeres, puesto que no hay sujeto sexual con falo, sólo hay dos objetos sexuales a los ojos de nuestro lamentable patriarcado.

    • Abril Barrera

      Ya, que si. Que tienes razón. Igual me hacia ruido el acomodo de esa frase.

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