Le quiero pero me ahogo

Esta Frida lleva 10 años con su pareja. La monotonía hace tiempo que hizo acto de presencia y, con ella, las dudas. ¿Qué hacer?


Ilustración: Laura F. Ilustración: Laura F.


 

Queridas Fridas:

No puedo empezar sin antes decirles que me encantan! Gracias por estos espacios en donde hablamos con libertad y aprendemos de nosotras mismas.
Aquí mi larga consulta¿Cómo encontrar un equilibrio entre las expectativas y la realidad en las relaciones de pareja? Vamos, parece una típica pregunta de adolescente que ya no soy, pero creo que a mis casi 30 no he superado un bovarismo fuerte, típico mío. A veces eso no me importa mucho y vivo feliz con mi pareja de 10 años de relación, pero en no pocas ocasiones, esta relación sólida y bonita me parece una traición a mí misma… Me explico (o al menos intentaré explicarme):
Sí, más de 10 años. Desde hace ya mucho tiempo encontré a un compañero con quien comparto mis días y mis búsquedas; pero, no pocas veces me pregunto por qué buscando tantas experiencias nuevas en tantos ámbitos de mi vida (trabajo, ciudades, estudios, etc.), no me he atrevido a hacer lo mismo en el ámbito sentimental. Y claro, cualquiera que me lee me dirá: «Tonta! será porque estas satisfecha con él, porque son felices!!!».
Pero, la vida no es tan simple. Ciertamente en líneas generales soy feliz con él, pero tras varios, varios años con la misma persona yo tengo tantas satisfacciones como insatisfacción (siempre creí que madurar es encontrar el equilibrio entre esas dos cosas). Con tanto mito de amor romántico interiorizado, me cuesta a veces reconocer lo que escribo: para mí, la vida en pareja es tan buena como decepcionante, tan «feliz» como insatisfactoria. Cierto es que lo quiero, que compartimos mucho en común pero también que somos distintos: reaccionamos distinto:
Yo, una maraña de emociones y él, neutro y calmado todo el tiempo. Yo, una arriesgada amante en búsqueda de nuevas cosas y él más bien… tradicional y a veces poco apasionado. Yo, que quiero estar en constante movimiento y él en calma. Ojo, eso no ha sido malo: siempre me gustó pensarnos como dos personas que andan sus propios caminos, a sus propios ritmos y luego se encuentran y se celebran juntos para después seguir caminando.
Pero claro, esto lo hemos hecho a la vieja usanza, como una pareja convencional que ahora vive junta, tiene cuentas en común y compra cosas y siento que toda esta rutina nos han difuminado los caminos y parecen menos claros y menos distintos y me empiezo a ahogar. 
A veces pienso que me gustaría probar nuevas cosas, tener otras parejas y tanto el convencionalismo como el temor a dañar a mi pareja me detienen. ¿Lo quiero dejar? No. ¿Lo he dejado de querer? No. ¿Y entonces? Quisiera tenerlo y tener mis propias nuevas experiencias. ¿Qué lista, no? Ya sé que me dirán… «Pues díselo, sé sincera y esas cosas…» Pero, nuevamente pienso «no es tan simple». Estoy segura de que le dolería y la verdad, por más progre que quiera ser, el dolor de alguien a quien quiero y que me quiere es algo que me cuesta horrores… Y mientras tanto yo siento que por no «traicionarlo» me traiciono a mí. 
Todo lo que podamos compartir sobre esto me ayudará muchísimo. Un abrazo!
Hola Julia,
Gracias por escribirnos y compartir con nosotras tu historia.
La realidad es que cuando se está mucho tiempo en pareja pueden suceder muchas cosas.
Por un lado, sí que puede pasar que esas diferencias de las que hablan y que antes os equilibraban, ahora, con el paso del tiempo, lo que estén haciendo es tirar de uno de vosotros. Que el camino que antes recorríamos juntos, se ha separado en una bifurcación y, sin apenas darnos cuenta, se ha separado.
Con el tiempo a veces se llega a lo que se conoce como «amor maduro»: ya nos conocemos, sabemos cómo vamos a responder y actuar, la pasión pasa a ser más cariño y «esas ganas locas de verte» pasan a ser «esas ganas de compartir mi vida contigo».
Pero también con el tiempo puede llegar el desenamoramiento. A veces es un proceso muy consciente (no me atraes, me descubro imaginándome en relaciones agradables con otras personas y menos contigo, discutimos más, bajada de deseo en el terreno sexual, tus «peros» me irritan, etc.) o a veces es un proceso más inconsciente que suele dar lugar a la sensación de que, sencillamente, se acabó el amor.
La realidad es que en el momento en el que somos conscientes de que algo no funciona, de que algo falla, es porque así es.
¿Y qué hacer? Dos opciones: hablarlo y trabajarlo juntos o tomar una decisión. Una decisión sobre si esto es lo que quieres o no, sobre si seguir adelante o terminar la relación.
También, como bien decías, puedes plantear a tu pareja el abrir la relación pero, por lo general, cuando se intenta abrir una relación tras tanto tiempo es porque no estamos a gusto en ella.
Muchas veces ayuda el distanciarse, el darse un tiempo, el tomar distancia para poder ver todo.
Entiendo que todo pueda provocar dolor en los demás, nuestras decisiones pero, al fin y al cabo, así es la vida y hay en muchas situaciones en las que el dolor es inevitable. No es culpa de nadie en particular sino que es una característica propia de la situación.
Y sé que, por ejemplo, terminar una relación cuando se tiene una vida creada juntos es triste, complicado y doloroso pero a veces hay que hacerlo para poder ser felices.
Espero haberte ayudado en algo y que te tomes el tiempo que necesitas para poner en claro tus sentimientos.
Un besazo lleno de cariño,
Marta G. Peris

6 Comentarios

  1. GIOVANNA

    Hola
    Se lo que es estar columpiándose entre la rutina y las ganas terribles de huir por que me paso hace aproximadamente un año. Así que te escribo desde mi experiencia. Entiendo que es un poco aterrador dar el paso pero recuerdo que por esa época encontré una frase que no podría ser mas acertada para la respuesta que estaba buscando. Te la comparto y espero sea de mucha ayuda como lo fue para mi. «CUANDO HAY DUDA, NO HAY DUDA».
    Me di cuenta que aunque yo tenía una relación estable, madura y que muchos podrían considerar perfecta ya no era lo que yo deseaba para quien yo era en ese momento por que hay que aceptar que las personas cambiamos y que cambiar es crecer. Claro que me paso por la cabeza el no querer hacerle daño a alguien a quien yo quería y con quien había compartido muchos años de mi vida. Pero haciendo una introspección a este pensamiento supe que solo era un pretexto por que ¿Qué no sería mas doloroso y egoísta de mi parte hacerle vivir en una mentira en la que mi corazón ya no estaba y hacerle perder su tiempo en el que el también podria retomar pasiones, aventuras e incluso conocer nuevas personas? Así que quedándote tal vez lo traicionarías mas.
    Yo decidi dar el salto y despedirme de una relación (si me tomo mi tiempo). Entendí que de igual forma era mi manera de honrar a quien fue mi pareja y a esa relación que me hizo crecer, aprender y madurar en tantos aspectos. Para mi saber decir adiós es de valientes y no tiene que cerrarse un ciclo cuando las cosas se están derrumbando o en un punto de quiebre en el que empezamos a hacerle daño a nuestra pareja con peleas absurdas, si aprendiéramos a soltar mas fácil nos ahorraríamos tanto drama y sufrimiento.
    Hubo lagrimas y fue una platica muy larga. Aunque triste, sentí ligereza y alivio por ambos. Al día de hoy ese hombre que fue mi compañero de aventura durante varios años es ahora con quien comparto una amistad tan sincera y de respeto que podemos salir juntos con nuestras actuales parejas.
    Un abrazo y mucha fuerza cualquiera que sea la decisión.

  2. Hola Julia,
    antes de escribir nada me gustaría decirte que no tomes ninguna de las experiencias que aquí podamos contarte como modelo, porque aunque tengan muchos puntos comunes, cada historia personal o intrapersonal tiene matices diferentes, y tu/vuestra historia es solo vuestra. Yo te contaré la mía (ya no la nuestra) porque me he sentido muy identificada contigo, con vosotros, mientras te leía, simplemente por si te arroja algo de luz. Voy a intentar resumir lo más que pueda.
    Hace cuestión de seis años (tenía 29 por aquel entonces; hoy tengo 35) rompí una relación de 10… Compañeros, amigos… cada vez menos amantes… cada vez más cómplices… Vivíamos juntos, teníamos planes de futuro… Yo con ansias de viajar, aprender, sin prisas por formar una familia… él más tranquilo, sin tantas ansias de búsqueda constante…. un día, y no fue de repente, salto el fusible, hubo un chispazo y se desmoronó. Esa sensación de insatisfacción mía también iba unida a nuestra relación, a él. Decidí dejarlo no por sensatez, sino porque me dio la locura ( se cruzó alguien que pensé que me vendría a dar aquello que me faltaba… lección número 1…) y a partir de ahí ha sido todo un muy largo camino de aprendizaje propio y no tan propio. Esa relación que vino a salvarme de mi estado de insatisfacción se acabó (nótese la ironía) y yo en cambio no quise retomar mi relación, ya había pasado, y yo estaba más perdida que nunca y aún sin saberlo, encontrando muchas respuestas. Vi a mi expareja sufrir como un niño pequeño…. fue duro, muy duro verlo así y lo que después vino para mi. Yo sabía desde el momento uno que dejaba la relación que dejaba a una persona de esas que es difícil encontrar pero yo no estaba satisfecha y tenía que hacerlo. No hubiera sido un acierto seguir, necesitaba esto. El camino ha sido tan duro como puedes imaginarte, no creas que nada más dejarlo vi la luz y supe hacia donde tirar… Han sido años de búsqueda, encuentros, soledad amarga, soledad plena, llantos, alegrías…. Yo tuve que pasar por eso para ser la persona que soy hoy. Hoy me siento completa (por supuesto que con mis miedos, pequeñeces e historias! muchos!), pero sé quien soy (más que antes), y sobre todo qué es lo que quiero. Hoy sé que soy/era una insatisfecha independientemente de lo que me rodeara, que tenía un disco duro que resetear en el que había modelo de parejas y falsas expectativas que tenemos incrustadas en el tuétano y de las que es muy difícil deshacerse…. Hoy miro atrás, amo a la mujer que soy, y sé que fue necesario que eso pasara a pesar de lo que conllevó. Pagué un precio muy alto, pero necesario, no supe hacerlo de otra manera.
    Escucha tu cuerpo, conócete y si puedes (y quieres) hacerlo a su lado, inténtalo. Por un lado te digo que no dejes escapar a una persona con una gran valía, es un regalo tener un buen compañero de viaje, intenta encontrarte a su lado (si es eso lo que quieres); por otro te digo que seas valiente, que el camino se abre a tu paso, que a veces es muy duro, pero conocerse a uno mismo es un gran regalo y te da la libertad que te abre todas las puertas.
    Un abrazo

  3. Hola Frida:

    No suelo dejar comentarios en este maravilloso espacio pero tu carta me ha animado a escribir.

    El año pasado dejé a mi pareja de tres años con el que había convivido, viajado, compartido multitud de aventuras, teníamos una vida sexual plena, excitante y muy amorosa y algo importante: lo quería. Entonces, si lo quería, ¿por qué decidí romper con él? Porque también me ahogaba. Necesitaba volar sola, abrirme paso en otros lugares, cuidar de mí misma, volver a encontrarme.
    Me metí en el bolsillo los miedos y con mucha ilusión comencé a buscar trabajo (aunque me costara y me frustrara al final lo conseguí), cambié de ciudad (una ciudad muy diferente a las que había vivido anteriormente) y me empapé de todo lo hermoso de la vida.
    Pero fue difícil, sin embargo. Sufrí mucho en la separación, me sentía mal porque a veces me creía egoísta pero sólo buscaba mi felicidad y creo que eso no es egoísmo. Como la Frida del anterior comentario, también soy amante de lo novedoso pero no creo que sea para rellenar vacíos emocionales, sólo que me encanta experimentar, es una parte esencial de mi ser que no puedo ocultar y con la relación que mantenía con mi ex sentía que no la podía desarrollar.
    Nos sentimos estima y acudimos al otro si lo necesitamos. No puedo girar la cara a algo tan hermoso que construimos. A veces, y como dice Marta, es necesario romper para ser felices.

    Espero que mi historia te haya ayudado.
    Muchos besos, Fridas.

  4. Hola Marta, Gracias por compartir tu caso; me he sentido identificada con tu sentir.
    Pase por una situación no igual pero parecida a la tuya ya hace algunos años, ya casi llego a los 35 ; y después de hacerme preguntas frente al espejo y de muchas noches sin dormir pude responderme a mi misma.

    Lo que descubrí acerca de mi, ademas de mi constante necesidad de cambio y de ser adicta a las emociones intensas; esas que te produce el viajar sin mapa, conocer gente nueva y diferente, cambiar de empleo como se cambia de ropa; fue también que me atraía (todavía me atrae) mucho la novedad. Pues lo nuevo tiene todos esos ingredientes de misterio que le permiten a mi imaginación volar, especular mil y un desenlaces y escenarios, encarnar nuevos personajes, etc.
    Hasta que un buen dia, me di cuenta de que esa búsqueda incesante de novedades no era mas que una forma mas de buscar llenar vacíos en mi. Agujeros que quedaron como quemaduras de cigarro en mi chaqueta y otros mas profundos que en la piel. La verdad era que no tenia norte, no tenia un objetivo que alcanzar, no me había propuesto lograr nada mas que experimentar la vida como viniera. Y fue un viaje intenso, con turbulencias, subidas y bajadas. Mal no lo pasé, pero empezaba a cansarme de estar siempre en la linea de comienzo.

    Me di permiso para empezar de nuevo, una vez mas. Y fue genial, encontré pasión en una nueva profesión, aprendí de la paciencia y a dar pasos pequeñitos, tomé las herramientas que tuve a mano para mi sanación espiritual y emocional; empecé a valorar mas mis raíces y las relaciones que habían perdurado en el tiempo; pude al fin distinguir entre la atracción y los sentimientos.

    Al bajar de la montaña rusa emocional en la que vivía, encontré alguien que caminaba con un mapa, tenia un reloj y un calendario además. Y me inspiró confianza, me hizo sentir bien desde la calma, cambié adrenalina por serotonina, escogí certidumbre por sobre la ruleta rusa.

    Tú mejor que nadie podrá saber si la relación con tu compañero es la causa de tu asfixia; la causa de la mía era no saber que quería hacer con mi vida, no tener metas trazadas, no atreverme a cumplir mis sueños y desarrollar mi potencial. No creas que soy una «exitosa», disto mucho del ideal de éxito que abunda en occidente. Lo que si encontré fue paz, fuerza y constancia.
    El gusto por la novedad todavía lo tengo, por eso gusto de alimentar mi curiosidad de arte, libros, recetas, canciones y todo lo que alcance. Me quede con una frase que me tocó » cambia tus hojas, pero no tus raíces: cambia tus pensamientos, pero no tus principios».
    Un abrazo Fridas, gracias por este espacio.

    • Hola karen, a mi me pasa lo contrario, tengo 23 años en este momento tengo una relación con alguien que tiene un norte y un mapa, como tu dices, esta planeado mi matrimonio en poco tiempo pero hay una parte de mi que no quiere eso, me siento muy joven para compromisos quiero seguir montada en mi montaña rusa, lo que complica las cosas es que estoy en embarazo y el y la familia dicen que es mejor que el bebé nazca en un matrimonio y bla bla, me siento algo triste por mi situación, ojalá yo me pudiera dar cuenta de lo «afortunada» que soy pero no es así…

    • Hola @Laura, perdón que responda a una respuesta, desordeno toda la intención del sistema… pero no pude evitarlo. Creo que no debes regir tu vida por lo que tu familia y los demás digan. Tengo 22 y también creo que estás muy joven para tomar esa decisión. Tu vida con un bebé en camino va a cambiar ciento ochenta grados, si no estás segura de una decisión tan grande no la cambies más. No existe tal cosa como un «orden» en las relaciones (aunque a veces quieran hacérnoslo creer); existen los hijos de padres separados ¡Y CRECEN MUY BIEN! la decisión de compartir tu vida con otra persona no es algo que se tome porque «te digan que es correcto». Se hace porque justamente quieres a esa persona al final de tus días y a lo largo del camino. Piensa bien las cosas y que lo que elijas sea una decisión TUYA de nadie más. Un abrazo muy fuerte.

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