Consumismo, dinero, sexo y best sellers para ilustrar la sección. Os dejamos algunas recomendaciones y reflexionamos sobre literatura y consumos deproporcionados.
Vivimos en un mundo que se ha vendido. La revolución industrial, la sociedad del bienestar, les neoliberales, el sueño americano. Compro, vendo. Cuánto tienes, cuanto vales. Hacerse a sí mismo a base de euros, dinero, cosas. Obsolescencia programada.
El consumismo esta ávido por tener nuevos clientes. Entren y compren.
La literatura, por desgracia, tampoco se ha mantenido al margen. Los best sellers, de los cuales ya hemos hablado alguna vez en nuestra sección, son lo más parecido a los palos de selfie y a los pantalones desgastados lavados a la piedra. Cabría pensar que un mundo, el de les aficionades a la literatura, donde se presupone unos ciertos conocimientos del mundo y, quizás, una mejor capacidad de no dejarse embaucar, seríamos capaces de diferenciar la buena literatura de la mala y mirar las listas de ventas con cierta desconfianza. Sin embargo, son muches los que chequean este tipo de lista en busca de una recomendación bajo la premisa: “Si le gusta a mucha gente seguro que es bueno”. Por desgracia, eso a menudo no ocurre.
El tema de las listas daría para otro artículo; ese curioso fenómeno de clasificar absolutamente todo lo que internet ha llevado a su máximo esplendor: los mejores restaurantes, las mejores películas, las mejores marcas de gin tonic. Las mejores 10 listas de internet. ¿ No estaremos perdiendo cierta espontaneidad e incluso calidad entre tanta información reducida?
Sin embargo, en cuanto a los best seller relajaré el discurso porque al final toda lectura es valida, y con el paso del tiempo y la experiencia uno se da cuenta que las opiniones tajante e inflexibles nos llevan a un mundo pretencioso y dicotómico. Todo es relativo. Para simplificar: hay que descubrir cada camino literario por sí misme, no por una lista. Pero tampoco te cierres a nada porque venga en el top ten. Solo estima tus criterios, los de la gente que te interese y elige.
El consumismo nos aleccionas y nos dice qué tenemos qué leer, qué comprar, qué sentir.
A respecto de esto, y obviando hablar de los ensayos sobre consumismo (que hay muchísimos y muy buenos), os propongo dos novelas que ahondan en el tema.
Glamourama, de Bret Easton Ellis
La inauguración de una discoteca sirve de mecha para que el autor nos desgrane la vida de un actor sociópata y una maraña de personajes sumidos en la estupidez y el consumo más despiadado.
Gente guapa adoradora de la fama y el dinero que se consumen en su charco de mierda, como una prolongación cínica de la nada. Todo ello sirve como perfecto caldo de cultivo para un rocambolesco giro que nos lleva a la formación de un comando de modelos terroristas.
El esperpento está servido.
13,99, de Frédéric Beigbeder
Un joven publicista que no soporta su trabajo decide buscar la manera de ser despedido y vivir de la indemnización, así que decide escribir un panfleto colérico contra los entresijos de la publicidad. Sobre cómo la publicidad engendra un hambre que no tenemos para vendernos sus alimentos, sobre cómo el consumo hipertrofia al consumo y el detonante está por todas partes.
El libro es una bofetada de realidad pero también una oda a la estupidez del propio personaje envuelto en una espiral de consumo, violencia y sexo.
En cuanto al amor, tampoco se libra en esta sociedad de obsolescencia programada, de sustituir algo por otra cosa en vez de intentar arreglarlo. El amor se ha hecho consumista. En la era de internet y las aplicaciones móviles, las web de citas nos venden amor de usar y tirar. ¿Son malas este tipo de páginas por sí misma? No lo creo, aunque la mayoría son descaradamente denigrantes y patriarcales. Seguramente, la clave es que los estereotipos se mantienen, pero además desde un anonimato y una distancia. La herramienta en sí no es negativa, es el uso que cada uno hace de manera personal con ellas. Y no me enrollo más porque esto sí que da para un artículo. O dos, o tres.
Os propongo también la lectura de Adicto al amor. Confesiones de un follador en serie, de Koren Shadmi.
Esta novela gráfica para adultos nos habla, en un tono supuestamente cómico, de las andaduras de un pobre infeliz a la que la novia deja (muy autobiográfica, por lo visto) y se enmarca en la extraña aventura de las citas por una aplicación llamada lovebug. No esperéis un libro amable desde el punto de vista de equidad de género porque no lo es, (a veces resulta repulsivo) pero merece la pena la lectura porque si que refleja muy bien el cambio de concepción que esta teniendo internet en todo esto (llevado al extremo). Se acabó ligar en una discoteca, ahora todo se puede hacer desde tu móvil. Pasajes divertidos y otros no tanto, de hecho, algunos dan ciertamente miedo a lo que es capaz de llegar al ser humano masculino por un revolcón casual. Y eso que el protagonista no es un tipo carente de sentido moral pero se va difumando en el frenesí de las citas y el sexo.
Especial gracias a Lázaro por sus recomendaciones.
2 Comentarios
Hola! Que lindo perfila el numero del mes de julio.
Gracias por existir y trabajar dia a dia para seguir existiendo.
Saludos desde Montevideo
A veces me siento confundida cuando leo esto, quiza muy acostumbrada a lo otro. Pero agradezco que existan este tipo de paginas que me ponen a pensar .Gracias.