Si, doctor

Una Frida nos regala este poema intimo. Lleno de amor, pasión y placer.

Ilustración: Ori

– Sí, sí, lo recuerdo bien.

– ¿Qué recuerda?

– Que a veces la huelo, incluso la toco. Rozo mi nariz contra su cara, cuello, pechos… Trazando caminos estratégicamente inventados.

Respiro cada mueca, cada abrir de labios, cada palpitación, cada insinuación, cada ademán.

No imagino. Recuerdo. Y lo recuerdo bien. Me desdoblo, a menudo, para vivir más ese momento que el ahora.

– Explíquese.

-No sabría decir cuál es más real, pero la llevo tatuada en la piel, aunque usted no pueda verla.

-¿Qué siente?

-Todo. Lo siento todo. La siento entera.

Siento sus pensamientos. Siento sus miedos, su timidez con coraje. Siento su aliento y sus jadeos Siento su vaivén. Siento sus huesos y sus carnes. Siento su placer hecho aguas

– Está bien. Comprendo. Qué memoria la suya. Pero dígame…¿qué siente?

– Siento…más bien diría VEO.

Veo su composición. De qué palabras y gestos está hecha.

Veo cómo funciona su mente. Cómo corren sus anhelos. Cómo vuelan sus piernas.

Veo qué patrones sigue su sonrisa. Y qué dibuja con sus carcajadas. Me veo en ella escuchada, aconsejada y acompañada.

De la mano o de los labios. De la mirada o de su aliento.

Me veo libre en su vuelo. Me veo capaz con sus hazañas. Me veo heroína en sus palabras.

– ¡Vaya! Es una relación interesante.

– Le deseo que lo viva alguna vez.

– Seguro que sí.

(Pausa)

– Quiero que me describa….todo.

– ¿De qué?

– Todo.

– Pero, ¿qué quiere que le describa?

– Haga uso de su memoria no mental y rememórela.

– Que la rememore….

Cómo me pesan los ojos cada vez que me acerco. Cómo se me agudizan los sentidos. Cómo mis poros canalizan cada patrón de su holográfica existencia. Cómo se me van las manos….

Y cómo se me estiran los dedos por recovecos con olor a intimidad y lujuria. Que se lo he respirado todo, doctor.

He esnifado sus sudores. Me he bañado en su vergel. He sido de lo más indecorosa con alevosía.

Una alevosía empapada una y otra vez.

Que no es sólo un fluido. No son sólo unos labios, doctor.

– ¿Y qué es?

– El zenit, el clímax, la petit morte, el nirvana…. (sonrisa)

Donde lo más animal y espiritual forman uno. Lo reconozco… y me daba vergüenza hacerlo.

– ¿Qué reconoce?

– Que me encanta comerle el coño.

Disculpe mi bajeza pero ese acto es donde más desnuda me he mostrado, y aunque lo malinterprete como un gesto de sucio y soez sexo oral….es más que eso.

Es confianza plena. No es un abrir de piernas solamente. Es un abrirnos de igual a igual.

No es ponerme su cadera por corona. Es un coronarme con su cuerpo entero.

No es un beso de labio a LABIO. Es encharcarme de su magia

– ¿ Y usted? ¿Cómo siente el placer usted?

– Se me evapora hasta la última gota de agua que tengo.

Cuando me empuja. Cuando se le desliza la mano. Cuando mis caderas bailan mostrándome más primitiva que nunca.

Me gustan mis orgasmos. Se lo digo todo encriptado.

Me gusta ella, doctor.

Miriam CX (26), Palma de Mallorca – España
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