Maitena Burundarena es de Argentina. Su historia, al igual que sus dibujos, son el reflejo perfecto de la complicada sociedad en la que vivimos.»Rumble» es el ejemplo.
Cuando no tengo plata para comprarme un libro me pongo a leer su contratapa para bajar la ansiedad que me agarra por no tenerlo en mis manos, con Rumble (de Maitena Burundarena)fue tal la adicción que la aprendí de memoria. La contratapa dice algo así:
“Rumble es la historia de una chica que se tira de cabeza a la pileta solo para descubrir que el fondo estaba mucho más cerca de lo que pensaba. Aunque mucho no piensa. Tiene doce años, viene de una familia acomodada, católica y de derecha y en lo único que piensa es en escaparse a la calle, donde sucede su verdadera vida…”
Maitena Burundarena creció en Bella Vista y en su preadolescencia fue a vivir a Buenos Aires y entró a un universo que hace rato esperaba, con aventuras, amigos de la placita y pitadas. Es normal para cualquiera en esa edad querer rajarse cada tanto y estar con los suyos, esa actitud la volvió su costumbre. Su casa era un caos, sexta de siete hijes, una madre arquitecta transmutada por su vida de ama de casa en una persona que cambiaba de humor con cada exhalación y un padre más volcado al deber superior con la Iglesia, la educación y el país en comparación a su relación rasposa con sus seres más próximos.
El tiempo pasa y queda embarazada a los 16 años, soltera; a finales de los ’70s. La realidad es muy fuerte y empieza a trabajar. Iba y venía con sus dibujos por todos lados; pasó por Sex Humor, Cerdos y Peces, Fierro, Humor, Makoki e incluso ilustraciones infantiles que no la convencían del todo.
El boom llego en los ’90s cuando comenzó la serie Mujeres Alteradas en Para Ti, una de las revistas de moda más reconocidas en Argentina, también trabajó para El País de Madrid; luego llegó la tira Superadas, publicada en el diario La Nación.
La fila más larga de la Feria del Libro es la suya llena de chicas con recortes de sus historietas favoritas, las versiones de ellas de los mejores chistes y algún pibe siempre pidiendo el autógrafo “para mi mujer”.
Rumble es su primer libro netamente prosaico y está basado en su vida previa a una adultez llegada de golpe. Lo lindo de salir a caminar con la protagonista por Bs. As. es reconocerse en la trama un uniforme similar al mío. Mis viejos tienen los mismos ideales que los suyos con alguna vuelta de tuerca diferente, el barrio cheto es uno donde básicamente está todo cerca aunque se nota cada parte viniendose abajo en diferentes ritmos. Y ella hace lo que hacemos la mayoría, en la búsqueda de experiencias que considera valiosas, del amor, de la alegría, lo que la mantenga a salvo del dolor, lo prohibido pero que llama su atención.
Impresionan las situaciones que son temblores de pura cepa y no cambiaron (la hija que pensaba estar embarazada tratada de puta por la madre, los cintazos del padre sobre el hijo solo por salir de casa sin permiso, el poco claro concepto del consentimiento cuando la protagonista es drogada deliberadamente por su novio) y te hace sentir que la heroína se merece un monumento por su estoicismo, no se detiene mucho ni en los golpes bajos de la vida (el cáncer de su padre, la internación psiquiátrica de su madre, su consecuente estancia en un internado de chicas pobres), simplemente mira alrededor y se va prendiendo a lo que considera va a hacerle bien.
Me parece que con lo estériles, insípidas e ingenuas que vienen siendo las novelas juveniles y a pesar de las equivocaciones que, uno diría, la adolescente va cometiendo (en la mayoría de las situaciones es totalmente empujada) a lo largo del relato, nos quiere decir algo importante: aferrate a lo que sea vibrante, pero mantenete andando.
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