El veganismo es mi mayor revolución

Una de nuestras queridas Fridas decide compartir con nosotres las distintas transiciones de su vida hasta alcanzar su verdadera revolución: el veganismo.

Ilustración de Dani

A a los 15 años disconforme con el mundo en el que crecía empecé repentinamente la gran búsqueda de algo que hasta hace poco no sabía que era pero que hoy en día se ha convertido en mi mayor revolución…

Desde pequeña fui muy independiente, mi madre me dio libertad de elección para asumir las consecuencias de mis actos, así que en esa búsqueda del “no sé qué” empecé a relacionarme con mucha gente de diferentes estilos de vida. En esa búsqueda conocí a la Cultura Rastafari, y fue mi primer contacto con personas que no comían animales excepto pescado, pero llevaban un estilo de vida basado en la creencia de Dios, de la Biblia y sus mandatos. Ellos tenían una concepto de hermandad, comunidad y respeto muy firme, lo cual me pareció encantador. Como todo era nuevo para mí pensé que era vegetariana porque no comía animales pero si pescados y mariscos, pero luego entendí que una persona vegetariana no come ningún animal.

Luego de permanecer unos años dentro de esa cultura mi búsqueda continuó y conocí a una organización de la India llamada “Brahma Kumaris” el cual practicaban RAJA YOGA, el cual está basado en la meditación para la conexión con el ser supremo y para canalizar emociones, sentimientos siguiendo una filosofía basada en el amor y la paz. Fue muy valioso el poder conocer a este grupo, elles eran lactovegetarianes, es decir, no comían animales ni huevos, pero si lácteos, entonces dejé de comer pescados y mariscos y me volví lactovegetariana.

Al pasar por este grupo aprendí mucho sobre una nueva concepción de la vida que era coherente con los conceptos que andaba construyendo en mi pero mi loca búsqueda me hizo continuar, en ese entonces aparecieron les activistas por los derechos de los animales y conocí el veganismo. El cual está basado en el respeto hacia la vida de los animales y está en contra de toda crueldad animal. Y me volví vegana, no consumía ningún animal, ni derivados de origen animal, no quesos, no leche, no yogurt, no miel de abeja, etc. Una dieta 100% vegetal, pero además rechacé todo producto testeado en animales, vestimentas con material animal, espectáculos con animales y todo que involucre la explotación y crueldad animal.

Pero mi búsqueda continuó, salí del grupo de activismo y me sumergí en una total depresión, yo emocionalmente no me sentía bien y no tenía ideas firmes ni fundamentadas de lo que yo quería o era, así que quedé totalmente en el limbo y perdí todo nivel de conciencia. Así pasé un tiempo en esa oscuridad hasta que mi búsqueda me exigía una vez más continuar, pero para esta vez hacer un replanteamiento de mi vida.

Con mayor claridad del rumbo y de la vida decidí ser vegana pero realmente convencida y firme en aquella decisión porque encontré que era lo más coherente para lo que sentía, pensaba, decía y anhelada, era la forma más razonable de hacer un cambio en mi vida. Han pasado cinco años de aquella decisión determinada y realmente ha sido la mejor decisión que he tomado. Cambió mi vida dando un giro de 360 grados. Por ejemplo, el veganismo ha explotado totalmente mi creatividad en la preparación de mis alimentos haciendo que la cocina vegana sea rica, nutritiva y muy divertida. También me ha presentado otras propuestas de hábitos saludables y sustentables conociendo una gran variedad de productos 100% vegetales y profundizando en la conciencia de apoyar la agricultura orgánica comprándole a agricultores, productores locales y microempresaries, a comprar en ferias locales y artesanales como a animarme a tener mi pequeña huertita en la ventana de mi casa, valorando y respetando los procesos de siembra, cosecha y alimentación. Me ha permitido sensibilizarme en la generación de los desechos que produzco y me ha enseñado a reutilizar, reciclar y reducir mi consumo y solo comprar lo necesario. Me hizo dejar la tonta idea de utilizar ropa de “marca” y hacerme amante de la ropa de segunda que es más bonita, tiene estilo y es económica. Me mostró que tengo la capacidad de poder elaborar mis propios productos de belleza y practicar la cosmética natural, haciéndome mi propia pasta dental, desodorante o cremas. Me hizo conectarme conmigo misma y poder cuidar mi cuerpo aprendiendo de la ginecología natural, tomando conciencia sobre mis ciclos naturales y cambiar las toallas higiénicas por una copa menstrual o toallas de tela. Me presentó al yoga y sus beneficios, a las hermosas y curativas terapias alternativas que sanaron mi depresión. Me enseñó a respetar y valorar cada vida y cultura, empaparme de los saberes ancestrales y llenarme de profundo agradecimiento con los espíritus de la tierra y fuerzas supremas.

Y así el veganismo ha sido y es mi gran revolución de amor, de paz, de equilibrio, de reivindicación, de autenticidad, de armonía y compasión, ha sido la gran puerta al camino que andaba buscando. Me ha permitido desarrollar mi personalidad con principios fundados en el respeto a los demás, y cuando me refirió a los demás me refiero a todo lo que nos rodea: al cosmos, estrellas, planetas, montañas, sol, luna, animales, plantas, humanos, universo, Dios o fuerza suprema. El veganismo me sacó de mi zona de confort, me invitó a realizar una búsqueda, me devolvió la vida, me devolvió a mis raíces, me regresó a la tierra, me reconectó, me hizo dar cuenta que no estoy sola, que comparto este planeta con muches y que este es nuestro hogar, que debo cuidarlo y amarlo.

Escuché una vez que los cambios empiezan por una misma y es cierto que de la noche a la mañana no podré cambiar el mundo pero definitivamente estoy sembrando semillas, dando pasos, haciendo cambios desde mis posibilidades, formando convicción y determinación, creando lazos fraternales y sobre todo realizando una revolución de amor, amor y más amor.

Por Mayra Killari, (30) Perú

2 Comentarios

  1. Me alegra que hayas encontrado el equilibrio, pero me da pena imaginar el sufrimiento de las plantitas al ser masticadas por ti. Saludos mayra

    • Las plantas, al no tener sistema nervioso central, no sienten dolor. Esa es la base fundamental del veganismo, saber esto nos permite abrir la cabeza.

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