Muchas veces las feministas llevamos a cabo actos contradictorios con nuestras ideas. ¿Nos hace esto menos feministas? Julia nos habla de ello.
El feminismo se está, digamos, expandiendo. Emma Watson escondiendo libros feministas en el metro. Leticia Dolera escribiendo para Revista Píkara un artículo sobre sus reflexiones acerca de las contradicciones que se crean al ser feminista y maquillarse y subirse a unos tacones para ir a los Goya. Bershka vendiendo camisetas con definiciones de la palabra feminismo.
Ser feminista, sin embargo, es lo más indefinible del universo. Hay algunas causas comunes. Existen metas compartidas. Pero los caminos del feminismo son insondables. Y creo que justamente ahí reside la magia de tremenda corriente de pensamiento crítico. Ser feminista no te obliga a nada, absolutamente a nada.
No nos preocupemos si no sabemos quién es Judith Butler o qué significa la heteronormatividad. No nos desesperemos tampoco si no sabemos exactamente qué significa el género o lo queer. Empapémonos un poco de feminismo mainstream, relajemos un momento la lupa violenta cuando escuchamos a Beyoncè cantar sobre el poder de las mujeres. Disfrutemos con Mikki Blanco y su manera de dinamitar todo precepto en torno a lo que significa ser hombre o mujer.
Pongámonos tacones, o paseemos como osas peludas por la alfombra roja. Cortémonos el pelo como Bimba Bosé o dejemos crecer nuestra melena hasta parecernos a Lorde. Sonriamos todo el rato o andemos enfadadas con el mundo.
Ser feminista significa (y estoy cayendo conscientemente en un cliché) luchar por la libertad de las mujeres, de les diferentes, de les incómodes, de todes.
¿Que si estoy verde en esto del feminismo? No creo que haya un feministómetro inventado y funcionando en ningún lugar del planeta. Si crees que la palabra feminista te define y encaja contigo, entonces ya no importa nada más. Cada persona busca sus propios referentes y es importante sentirnos libres de abrazarlos, sean los que sean. Si nos hacen sentir poderoses y libres, si nos hacen luchar con más ganas, más alegría y más determinación, entonces son los referentes perfectos.
En el feminismo no se puede estar verde. El feminismo es un campo de violetas por el que encontraremos muchas personas e historias distintas. Aprendamos de todas ellas, y disfrutemos en la lucha.
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