Anécdotas sexuales I

A todas nos han pasado cosas curiosas en la cama… aquí va un recogido que hemos hecho de anécdotas sexuales entre las colaboradoras y seguidoras de nuestro proyecto.

Ilustración de Felilustra

Estaba con mi nueva pareja en casa de un amigo suyo que estaba trabajando. Fuimos a la habitación donde se hospedaba mi chico y en determinado punto los dos comenzamos a armar bastante escándalo (cama, sonidos…). Cual fue mi sorpresa al salir que nos encontramos a su amigo en el comedor, a quien yo veía por segunda vez en mi vida.

Veníamos de una noche de desenfreno y fiesta universitaria. Fuimos a su casa. Era la segunda vez que nos enrollábamos y el alcohol había hecho su mella. Comenzamos a desnudarnos bien despacito. Fui hacia abajo para practicar sexo oral. En cierto momento me di cuenta que había parado de gemir. Cuando me levanté estaba completamente dormidx.

Dos grandes clásicos: Una vez pillé a mis padres en la faena, cuando les iba a pedir dinero para el autobús. Afortunadamente, estaban en los preliminares y no en medio de un superorgasmo, que hubiese sido más traumático. Me la devolvió mi padre poco después cuando me pillo a mí en plena faena, ¿con quien?… conmigo misma. Pobre, fue la única vez en su vida que no llamó a la puerta.

Estaba teniendo sexo con un chico al que conocí por una aplicación. Era la segunda vez que iba a su casa. Me giré para practicar sexo anal. Eyaculó sin preservativo sin mi permiso. Le odié desde entonces, no volví a quedar con él. La angustia de hacerme las pruebas de ETS fue brutal.

Acababa de tener sexo con el que era mi novio en casa de mis padres (yo vivía con ellos). Al acabar salimos a la calle y nos encontramos a escasos metros a mi madre (¡por poco nos pilla!). Cuando volví a casa me dijo “hija, no te pongas roja porque te vea con tu novio” y lo que me pasaba es que estaba todavía acalorada de la ración de sexo que tuvimos.

No puedo mirar porno en pareja. Es un espacio que me reservo para mi misma y que con otro me incomoda. Tal vez tiene que ver con que los gustos son muy personales, a veces necesito mi espacio para disfrutar conmigo misma.

Estaba de viaje un fin de semana a una ciudad extranjera y busqué en tinder un tio para divertirme. Me encontré a uno y en nuestro primer encuentro, él me llevó cerca del mar en su coche, la noche estaba nublada y el ambiente bastante romántico. Acabamos follando en el coche pero él tenía miedo de que la policía nos pillara en pleno acto, así que la cosa duró máximo 5 minutos. Quería cambiar de posición y él me dijo “Yo ya terminé”. Os podéis imaginar mi cara de decepcionada. Como no soy feminista para nada y exijo de los hombres con quien me acuesto que tengan la decencia de que tengan en cuenta mi placer, la mañana siguiente, aunque no habia previsto verlo de nuevo, le escribí para decirle que estaba insatisfecha de su prestación y que le ofrecía la posibilidad de follarme mejor. Su ego se hirió y cuando nos vimos aquella segunda noche me dio muchos orgasmos. No me arrepiento de haberle dicho que había follado mal porque la segunda vez me dio todo lo que tenía.

Ligo con un chico de otra ciudad durante una noche de verano. Borrachos, acabamos en la cama del apartamento que había alquilado con sus amigos. Baja para hacerme sexo oral. Al poco dice que va al baño, a mí me da por tocarme y compruebo con estupor que el inútil… ¡me había pegado un chicle en el vello! Me visto y me voy. Con unas tijeritas, todo se arregló. Lo de él tenía menos arreglo…

Haber estado con hombres hasta los veintialgunos y descubrir que también te gustan las mujeres. Y que ese cuerpo es diferente. ¿Cómo se tocan unas tetas? ¿Cómo se folla con una mujer? No hubo penetración con nada, sólo roce de cuerpos. Me refroté con su pierna, presionaba mi vulva contra su cuerpo y me corrí. Será algo así, me dije.

Típico: adolescente, se van tus padres y viene tu novio a casa. En menos de 5 minutos los dos desnudos y se oye la puerta. Mi madre, que se había dejado algo. Corriendo nos ponemos la ropa y cuando estoy despidiéndome de ella -otra vez- la sigo la mirada hasta mi mano y quiero morir cuando veo que aún tengo el preservativo en ella. Las dos nos hicimos las tontas.

Un día mi pareja y yo decidimos tener relaciones sexuales en el baño de un centro comercial. Se nos fue el tiempo, disfrutamos muchísimo y cuando quisimos salir nos habían dejado encerrados. Tuvimos que dar golpes en la puerta hasta que nos oyó el de seguridad que se quedó alucinado y que, evidentemente, no se creyó ninguna de nuestras excusas. Dolor de tripa de tanto reír.

Una habitación con dos camas. En una mi novio y yo, en la otra su hermano. Juraríamos que estaba ya hasta roncando y que toda nuestra actividad fue “silenciosa” pero durante el desayuno su hermano le contaba a su novio, delante de nosotros, todo lo que habíamos hecho y dicho.

A los 12 años, junto con una amiga, le cogimos a mi hermano una revista porno para ver cómo era. La inspeccionamos de arriba a abajo y comentamos, comparamos, etc., luego la escondimos debajo de la cama. Cuando pasaron fui a dejarla donde la encontré y mi hermano había reordenado la habitación y ya no estaban allí así que, como pude, la metí entre mi ropa y me fui corriendo fuera de casa para tirarla a la basura. Nunca nos pilló. Creo.

Pasé toda una noche escondida en el baño de un amigo porque sus padres volvieron a casa sin previo aviso y no podían saber que estaba ahí. Fue una mezcla entre incómodo y divertido porque él no paraba de venir al baño donde nos besábamos por todos lados y a su madre le decía que es que le había sentado mal la cena. A las 7 de la mañana se fueron y trasladamos el “campamento” a su cama.

Toqueteos adolescentes con mi novio en casa de un amigo. La cosa se calienta y lo damos todo por encima de la ropa. Llega la hora de irse y veo que tengo los pantalones empapados así que no se me ocurre otra cosa que mojármelos más en el baño “para disimular”. De camino a casa la gente me miraba, pero estoy segura de que pensaban que me había meado o algo y de que si los hubiese dejado como estaban no hubiesen llamado tanto la atención.

Si te han gustado estas anédcotas sexuales estate atente… porque el mes que viene sale la segunda parte ;).

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4 Comentarios

  1. Pingback: Anécdotas sexuales. Artículo colaborativo en Proyecto Kahlo - Destino: Placer

  2. Pingback: Anécdotas sexuales II – Proyecto Kahlo

  3. Como no soy feminista para nada!? Dice una… Debe tener mal entendido el feminismo ya que valorarse y decidir tener orgasmos reales y no fingir para complacer a un hombre es totalmente feminista.

    Hermana si lees esto a desterrar prejuicios que sos una feminista de pura cepa! (y no, no odiamos a los hombres ni necesariamente todas somos lesbianas como te quieren hacer creer)

    Por lo demás, excelentes todas las historias!!!!

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