Sobre la transversalidad de las luchas

Una de nuestras Fridas decide preguntarse sobre la transversalidad de las luchas. ¿Cuál es la relación entre la lucha feminista y el antiespecismo?

¿Feminismo y antiespecimismo es lo mismo? Una reflexión politica sobre las luchas sociales
Ilustración de Mitucami mituca

«No hay manera posible de llevar paralelas la lucha feminista y la antiespecista; a lo largo de la historia siempre fuimos las mujeres, y en especial las feministas las que hemos colaborado con los diferentes movimientos sociopolíticos que se han ido generando desde mediados del S. XX, y las que hemos resultado perjudicadas en el proceso. La historia nos demuestra que a día de hoy, si quieres llevar una lucha hasta el final, tienes que centrarte en ella.»

Estas fueron las palabras, aproximadas, por la distancia en mi memoria, de la que fue por un breve período de tiempo mi profesora en la Facultad de Periodismo; este artículo es la respuesta que nunca le di.

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Cuando hablamos de transfeminismo, hablamos en términos de sujetos oprimidos pertenecientes a una especie dominante; es decir, la especie que ha sido capaz de generar un sistema de opresión con respecto al resto de especies vivas del planeta, cuyos engranajes se suceden de forma cuasi-perfecta. Al igual que el machismo, el capacitismo, el racismo. Imaginarios colectivos globales que albergan una clara definición de la jerarquía establecida, sin que ésta necesite ser previamente enseñada. Es decir, una opresión. Somos animales humanos y este es uno de los pilares que sustentan la vorágine de ortodoxias, imaginarios, mitos y realidades, explotación, bienestar; somos animales humanos y el especismo es una de las muestras más retorcidas de nuestra condición.

Ahora bien, la pregunta que se plantea entre estas líneas es si realmente es posible lograr la transversalidad de las luchas, lograr una horizontalidad de pensamiento con respecto a la categorización metódica de las mismas, que oscilará entre unas y otras en función a cómo sea nuestro orden de prioridades. Para hacer un análisis breve, incompleto pero funcional, habría que poner ciertos aspectos en contexto:

Transversalidad: La capacidad reactiva del animal humano frente al animal no humano

Los animales no humanos carecen de capacidad reactiva frente a la opresión humana. Pueden ser sujetos activos, cuyas aptitudes y actitudes sean las necesarias para sembrar una revuelta; Pueden retorcerse, desbocarse, salirse del ruedo/corral/establo; Pero existen una serie de mecanismos globales y ancestrales que operan de manera que el animal no humano sea cosificado: Al carecer de una base empática, resulta más fácil sostener la colosal industria de la jerarquización del ser perteneciente a un escalafón inferior; la industria del uso-y-disfrute humanos a costa del sufrimiento de seres vivientes y sintientes, en su mayoría con capacidad de estrechar lazos intrafamiliares e interespecie. Un sistema que insensibiliza al que sería considerado como consumidor. Se trata entonces de una opresión que no puede ser reivindicada por aquelles que la sufren de forma directa, siendo este un argumento clave a la hora de encarnar la lucha antiespecista: Se trata de hablar por aquelles que no tienen voz. Destapar que el antiespecismo no es solo ser vegane: La industria cárnica es la visitante más frecuente en los debates sobre el tema, pero realmente lo que supone es una parte más, una muy grande de hecho, de las que integran un sistema que utiliza a los animales en función a las necesidades que se requieran de ellos. El cerdo que te comes envasado en agua con colorante rojo es un animal utilizado como comida; el perro que cuida la casa de tu vecino, la mula que carga, los peces que te limpian los pies en aquél salón japonés que salió en las noticias, son animales utilizados como fuerza de trabajo; La perrita Lassie, Babe el cerdito valiente, los osos panda del zoológico, son animales utilizados como fuente de espectáculo. El caballo violado que salía en aquella película porno de segunda era un animal utilizado como fuente de placer sexual. El zorro de tu abrigo es un animal utilizado como fuente textil. La tortuga embalsamada viva insertada en un llavero, que está tan de moda, es un animal utilizado como decoración. Tu mascota es un sujeto que ha sufrido una domesticación progresiva en el tiempo y que a día de hoy carece de hábitat natural propio, o está en casa, o está en la calle. El tabaco con aditivos que fumas está testado en animales que han sido utilizados como fuente de experimentación, en nombre del progreso.

La cuarta ola

A la hora de emprender una lucha, los factores históricos, políticos, socioculturales, etc. del momento condicionan el que ésta pueda o no salir adelante, y de qué forma; En los comienzos del S. XIX el marco sociocultural en el que se movía la mujer occidental era el ámbito de lo privado; la sociedad victoriana le relega a su papel de esposa y madre, mientras en campos como el arte surgen las nuevas vanguardias, con artistas rompedoras como Camille Claudel, Mary Cassat o Berthe Morisot. En lo político, no sólo no se poseía derecho a voto, para las mujeres casadas era jurídicamente imposible poseer propiedades, estando legalmente sometidas a sus maridos. A mediados del mismo siglo, el pensamiento ilustrado se impregna de feminismo con voces como la de Mary Wollstonecraft y su Vindicación de los derechos de la mujer, uno de los textos más destacables de esta etapa, que sería denominada como primera ola feminista. Desde mediados del S. XIX hasta mediados del S. XX, entraríamos en la segunda ola feminista, en la que comandadas por Emmeline Pankhurst cientos de mujeres inglesas se manifiestan por la obtención del sufragio universal. Se lucha por el acceso a la educación. En los años sesenta llega la tercera ola, teniendo como exponentes a autoras como Simone de Beauvoir y su segundo sexo, o Betty Friedan y la mística de la feminidad. Se habla de lo personal y lo político, de la sexualidad. Comienzan los debates sobre la violencia contra la mujer, el aborto o la contracepción.

A día de hoy, luchamos por la reivindicación de les trans, por la visibilización del machismo, por lo queer, el pro-sex, lo butch. Luchamos por les maricas y les putes. Luchamos con humor. Luchamos por un transfeminismo interracial, antiespecista, anticapacitista. A día de hoy, en un contexto occidental de mass media, globalización, de masa individualista e intercambio cultural, tenemos los medios y las capacidades para abarcar todo ello.

Una vez puesta la cuestión en perspectiva, y a sabiendas de la constante evolución filosófica del movimiento feminista, sería propicio entonces hablar de un cambio. Un cambio global en el pensamiento de género; un cambio de paradigma, nuevas generaciones y nuevas protestas. Una nueva ola.

Patrizia Blake (21), España 
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