Cómo me enamoré de mí, después de perderte a ti.

Una Frida decide compartir esta carta con nosotres. Es para su ex y narra todo ese proceso duro en el cual une vuelve a enamorarse. A pesar de las pérdidas, siempre triunfa el amor.

Enamorarse_una misma_Proyecto Kaho_Feminismo
Ilustración de Cristina Jiménez

Tres cartas atrás prometí que esa sería la última, pero aún hay cosas que quedaron sin decir. Esta vez lo diré todo, por unilateral que sea, y lo hago porque sigue en mi cabeza y no quiero darle más vueltas. Dado que me considero a mí misma una artista, haré lo que mejor me sale: transformar mi dolor en arte. No espero que lo apruebes o lo entiendas. Dicho eso, ponte cómode que esto será largo.

Honestamente no recuerdo tu aroma, o el sonido de tu voz. Los detalles de ti son fantasmas dando vueltas en mi memoria. Están ahí, pero se reducen a pequeños manchones de tinta que forman una de esas pinturas que la gente no entiende. No podría decir que te conozco, porque en realidad no sé quién eres ahora. ¿Sigues fumando? ¿Eres más puntual? ¿Te sientes menos sole? Asumo que nunca tendré respuesta a esas preguntas, pero tampoco las necesito.

Tardé en escribirte esto porque traté de ser “la mejor persona”, pero al carajo todo eso. Basta de fingir compostura sin saber por quién o para qué. Lo hecho está hecho y no tengo absolutamente nada que arriesgar. Pero no te confundas; esto se trata de mí, no de ti.

Mientras pensaba en cómo estructurar esta carta, reflexioné sobre todo lo que vivimos, y en los puntos donde fracasamos. No te asustes que no te estoy recriminando nada. No estoy en posición de hacerlo. Lo que me pregunto es, ¿estábamos dispuestes a entendernos? ¿Nos faltó empatía, humildad o madurez? ¿Nos permitimos ser vulnerables? Me siento en la obligación de admitir que no todo fue malo. Fuiste importante para mí, y sé que aguantaste cuanto pudiste. Fui una imbécil muchas veces y no estoy orgullosa de eso. Perdóname. Estuviste a mi lado durante dos momentos durísimos, y siempre me faltarán palabras para agradecértelo. Y dado que probablemente leas esto: muchísimas gracias por estar cuando te necesitaba, por resistir, por estar seguro de querer abordar el tren conmigo. En ese sentido fuiste impecable… pero también fuiste cretine. Puedes negarme muchas cosas, incluso mirarme a la cara cuando nos encontramos en la calle, excepto eso.

Hablaste mal de mis amiges y de mi familia. Fuiste posesive. Te pusiste celose de cada uno de los hombres que se acercó a mí, con o sin motivo. Y la cereza del pastel: un mes después de que terminamos, estabas diciéndole a otra persona que era el amor de tu vida, y se lo hiciste saber a todo el mundo en Facebook. Guardé cada miserable trozo de papel en el que me escribiste y los leí y lo releí hasta que me cansé de buscar alguna respuesta. No encontré nada. Lo único que tenía era el corazón roto y tus fotos con ella que restregaste en mi cara. Pensé que era culpa mía. Creí que yo era responsable, y por mucho tiempo el mundo no tuvo acceso a mi corazón. Tú, por sobre todes, no tenías derecho. Por lo mismo, no me di la oportunidad de vivir mi dolor. Traté de aferrarme al último ápice de dignidad que me quedaba y que tú me arrebataste. Me jodiste muy, muy mal. Y no sé si lo disfrutaste. No sé si consideras que valió la pena. Eso queda a tu juicio.

Irónicamente, no fue tu presencia lo que me ayudó a curar mis heridas, sino tu ausencia. Antes de ti no era un rayo de sol lleno de vida, no lo fui durante, y tampoco lo fui inmediatamente después. No puedo culparte por todas mis cicatrices, pero sí puedo decir que fuiste un punto de partida. Busqué tu amor fugitivo en tierras infértiles, y para mi sorpresa en el camino encontré a alguien fuerte, íntegra, divertida, con mucho potencial y mañas únicas. Encontré a un amor que no falla, que me sujeta cuando tropiezo y me regaña cuando lo necesito. Esa persona me sonríe cada mañana cuando me miro al espejo, me dice que soy hermosa y me susurra palabras tiernas cuando el mundo me sobrepasa. Me recuerda constantemente que soy suficiente, que merezco respeto y que valgo la pena. No fue fácil encontrarnos. A veces nos peleamos y discutimos, y otras no nos entendemos, pero este amor de mi vida no puede irse de mi lado porque vive dentro de mí, y sé que esperó demasiado tiempo a que finalmente me rindiese ante sus encantos. El vacío que me dejaste se llenó con miel y aire fresco, y aunque no te niego que el proceso fue largo y que el dolor se esfumó mucho después, finalmente encontré consuelo en mi propia compañía.

Admito que a veces me pregunto, ¿y si…? Y es normal que une dude. Lo único que no dudo es que me enamoré de ti como si no tuviese otra opción, y no me arrepiento. Ese gran amor que sentí por ti me llevó a mí, aunque no es justo agradecerte por todo, porque gran parte del crédito es mío. Hoy estamos bien. Ambes fuimos culpables y sé que tratamos de sobrevivirnos mutuamente lo mejor posible. Éramos dos jóvenes faltos de humildad, madurez, y empatía. Son cosas que pasan, como dirían algunes.

No te deseo mal. Espero que aprendas a estar en paz con tu soledad, incluso que seas feliz. Ojalá todo tu esfuerzo valga la pena algún día. No sé quién eres ahora, pero tú tampoco sabes quién soy, y no te lo diré. Lo único que necesitas saber es lo siguiente: algún día aspiro vivir por medio de mi escritura, y parte esencial del oficio es tener la capacidad de tomar a gente ordinaria y transformarla en arte. Muchas personas sueñan con conocer a alguien de los míos, y que ese alguien los inmortalice para la posteridad en forma de una bella creación. No soy Bukowski o Lemebel, pero viejo amigo, por esta ocasión, te doy el privilegio de ser mi obra de arte.

Texto: Por Catta Silva Polanco (20), Santiago de Chile. Puedes seguirla aquí.
Ilustración: Por Cristina Jiménez (35), Pamplona. Puedes seguirla aquí.
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5 Comentarios

  1. Gracias por estas palabras….me han emocionado.
    Gracias por compartir <3

  2. Estoy en ese proceso. De perdonar y seguir adelante . Y saber que no estoy sola estoy conmigo misma. Gracias !!!!!

  3. En esta carta siento esas palabras, he estado en ese lugar en que duele y te cuestionas el porque, pero tambien estoy saliendo de ahi y enamorandome de mi misma. Doy gracias por encontrarme con esta maravillosa carta, no sabes lo mucho que llega a mi corazon, gracias infinitas

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