Enamorada del feminismo

Una Frida se ha enamorado del feminismo y eso le está alejando de sus amigas. Mónica le explica las consecuencias y los beneficios de ponerse las gafas violetas.

enamorada del feminismo _proyecto kahlo
Ilustración de Ori Chalbaud
Hola gente de PK!
La verdad es que no sé por dónde empezar. Ya que hace aproximadamente dos años se vienen planteando las mismas contradicciones en mi cabeza, y todo el tiempo estoy pensando en lo mismo y no llego a ninguna conclusión, por eso me cansé y decidí venir aquí esperando encontrar respuestas. Todo empezó cuando se me pasó por la cabeza buscar en Google, »¿Qué es el feminismo?» y mi mundo se puso de cabeza. Me enamoré completamente de todo lo que leía, de los discursos, ideas, los blogs con los que me iba topando, las mujeres artistas que no conocía y un etc. de cosas. Fue como si el mundo del feminismo me hubiera abierto millones de puertas donde día a día podía aprender mucho y comenzar a formarme un pensamiento propio. Sin embargo, mis amigas no me acompañan mucho en mis ideas. Sé que no puedo obligarlas a pensar como yo, pero tampoco puedo permitir que me critiquen y me traten de »densa» »feminazi» y un sinfín de comentarios y términos peyorativos. Y la verdad es que me enfermo de los nervios porque no soporto escucharlas reírse a carcajadas del peso de algunas chicas o de su físico o de que si tienen mucho busto o les faltan nalgas. Muchas veces lo he intentado conversar con ellas, de que no es correcto mofarse del cuerpo de otras personas, o de que no es agradable tratar a sus semejantes de prostitutas sólo por vivir una sexualidad libre. Y para ellas vuelvo a ser la que »no soporta los comentarios con libertad de expresión». Para ser sincera a pesar de todo eso les tengo mucho cariño, intento compartir juntas con ellas, hablar con ellas, pero son a veces sus comentarios tóxicos que hacen que me replantee si es justo que yo las respete a ellas sin recibir respeto a cambio, con sinceridad no creo poder aguantar más años conviviendo con ellas.
Espero que me puedan ayudar, un beso a todes!

Hola,

Ante todo, ¡queremos felicitarte por haberte encontrado con el feminismo en tu vida! Es un despertar maravilloso y, como estás comprobando, a la vez doloroso: te abre a todo un mundo de nuevas autoras, textos, interpretaciones del mundo; sin embargo, también te muestra la cara menos amable de la sociedad: la machista, misógina, lgtbfoba que nos resulta insoportable.

Las gafas violetas son unas tremendas compañeras de vida: no se puede vivir ya sin ellas, pero no se puede vivir con ellas como se vivía antes de encontrarlas. Con el feminismo, la vida te da un vuelco y empiezas a observar ejercicios de exclusión y de opresión donde antes no los veías, donde otras personas no los ven.

No olvidemos que el feminismo es, ante todo, una herramienta de crítica y de emancipación. En este sentido, es una forma de pensamiento y de acción que va contracorriente: contra la corriente dominante de la sociedad heteropatriarcal en la que vivimos. Por esta razón, las feministas somos bichas raras. Somos vistas como exageradas, pues encontramos problemas donde una gran parte de la sociedad sólo ve comportamientos y actitudes completamente normales.

El cambio personal que se vive a través de la adquisición de conciencia feminista es profundo, y afecta a una gran cantidad de aspectos diferentes de la vida. En este corto vídeo, titulado «De cómo el feminismo me cagó la vida», se explica claramente.

Y sí, el feminismo nos caga la vida: ya no podemos ver tranquilamente series de televisión, ni películas, ni leer libros, ni ver anuncios de televisión, ni leer o ver las noticias en prensa sin sentir náuseas, enfado e indignación por las injusticias que se repiten constantemente en estos medios. No podemos escuchar conversaciones ajenas, perdemos la paciencia con nuestras familia y sí, nos impacientamos también con nuestras amigas.

Muchas de las cosas que oíamos y decíamos antes, pasan a ser consideradas como ejercicios de exclusión. Como dices, ya no podemos soportar que nuestras amigas critiquen a otras mujeres, por ejemplo. Cosas que antes pasaban inadvertidas, ahora son intolerables. Y este proceso es totalmente normal.

Sin embargo, no hemos de olvidar que cada persona tiene sus procesos propios de concienciación, y que los métodos que sirven para unas, quizá no sirvan para otras. Ten paciencia con tus amigas, quizá su proceso llega por otros lados y en otros tiempos diferentes a los tuyos.

Piénsate como una catalizadora de esos procesos. Anímales a leer libros que quizá no son abiertamente feministas (¡para que no se asusten!), pero que pueden ayudarles a tener una perspectiva diferente; o, por qué no, libros abiertamente feministas y reivindicativos. Anímales a acompañarte a obras de teatro, cine o exposiciones de arte realizado por mujeres. Invítales a ir contigo a charlas, talleres o eventos con perspectiva feminista. Preséntales a tus amigas feministas, que oigan más voces feministas y no sólo la tuya. Polinízalas con el polvillo de las gafas violetas, quizá te sorprendan los resultados.

Por otra parte, si notas que se te cargan mucho los nervios de aguantar ciertos comportamientos, no te sientas obligada a tener que escucharlos y tolerarlos. La labor pedagógica con personas poco receptivas puede ser maravillosa, pero también genera un desgaste energético y emocional que es muy duro de asumir de manera constante. Tómate un descanso cuando lo necesites. Hay que asumir que el grupo de amigas a veces no colma todas las necesidades de la vida. Quizá este grupo de amigas te aporta cuestiones maravillosas, pero no puedes (de momento) compartir con ellas tus inquietudes feministas. Busca otras amigas con las que sí puedas compartir estas cuestiones (yendo a charlas y eventos organizados por colectivos feministas de tu localidad, por ejemplo). No lo decimos para que reemplaces a tus amigas sin más, sino para que veas que no estás sola, que puedes compartir tus perspectivas feministas con otras personas, y que quizá, poco a poco, y si tienes energía, puedes cambiar la percepción de tus amigas con respecto al feminismo.

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