Eres belleza

 

Alanis_febrero18_proyecto kahlo_feminismo
Ilustración: Inés

Muchas veces lo dudas. Te miras al espejo y no tienes claro lo que ves. Esa arruga en la frente, la cicatriz de tu barbilla. Esa mirada triste, esos ojos hinchados de tanto llorar. O de tanto dormir. Ese cúmulo de contradicciones.

Todo a la vez.

Te miras y ves tu cuerpo gordo. O demasiado delgado. Tus dientes torcidos o tu pelo ralo. Estás muy lejos de lo que se dice que debes ser en las revistas. Tu piel así lo dice, los pelos tiesos de tus piernas lo gritan. No eres perfecta.

No lo eres, no.

Seguramente no te saquen en ninguna revista. Pero eso no quiere decir que no seas belleza.

Sólo ves tus manías, tus caras cuando te enfadas que te han señalado tantas veces de histérica, esos defectos en el cutis, tu inseguridad, los miedos cuando estás sola por la noche. Ves todo lo que te angustia, todo lo que te rompe, todo lo que te duele. Y te crees que no eres belleza.

Pero lo eres. Aunque no la veas, aunque de verdad te cueste. Aunque te hagan dudar los pliegues de tu vientre. Aunque te hagan dudar todas tus angustias, que no son pocas. Aunque te veas al espejo y te odies. Tan fuerte.

Eres belleza. Porque la belleza se basa en la unicidad. Y tú lo eres: única. Contradictoria, ansiosa, indecisa, miedosa, intensa, gorda, flaca, vieja, inexperta, sabia, tonta, sensible, demasiado sensible, herida, rota, entera, sin ganas. Eres toda esa historia que tienes acumulada. Eres fascinante hasta en tu polo más letal.

Tus amigas te dicen que vales mucho. Sí, claro, ya… sueles pensar. Tampoco te ves para tanto. Y a veces no tienes ni quien te lo diga, en esas épocas de dura soledad. Y vuelves a caer en el pozo. A verte como ese cúmulo de defectos insalvables. A mirarte y despreciarte intentando buscar, en vano, un consuelo en ti. Pero todo lo ves oscuro, defectuoso. Te ves mal. Pero aún y así sigues siendo belleza.

Porque nadie dijo que lo bello no duela. Nadie dictó que la belleza fuera alegría, estabilidad y serenidad. Y aunque pierdas todas esas cosas de vista, aunque dejes de sentirlas en innumerables ocasiones, sigues siendo belleza.

La belleza es complejidad. Y que le digan qué es complejo a la sensibilidad de tus heridas, la calidad de tus pupilas o la magia de tu corazón.

Eres belleza en estado puro. Bruta, sin pulir, llena de aristas y pliegues mal hechos. Aunque a veces sientas unas ganas intensas de morir. Aunque a veces no puedas descubrir nada ni remotamente bueno en ti. Acuérdate. Recuerda: eres mucho más que tu propio sufrir. Eres esa amalgama de sentires, experiencias, esperanzas, deseos, sueños, historias, sonrisas, noches en vela de tanto reír, de puro placer, de puras ganas de vivir. Eres aquella adolescente rara, aquella niña que sentía mil y una cosas a la vez, esa tú del año pasado pasando por toda aquella larga y compleja aventura. Eres tú en el presente con tanto, tanto que decir.

Eres belleza. Pura belleza.

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