Nostalgia: esa mezcla de tristeza y alegría

La nostalgia es un sentimiento complejo en el que se unen emociones opuestas. Cada une lo vive de una forma, con el peligro de engancharnos a una de las dos partes.

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Ilustración de Laura Garrido

Así, de esa manera tan sutil y tan absurda con la que a veces trabajan nuestras cabezas, los pensamientos en búsqueda de algún tema positivo me llevaron de la risa al llanto.

Pensando en encontrar temas relacionados con emociones “positivas” empecé a pensar en rupturas, en desapego, en frustración e ira.

Y no hay que ponerse en modo psicoanalítico para ver lo obvio: que los opuestos están muy cerca. Que no tendríamos algo sin lo otro. Que no habría risa sin llanto y que las emociones se fusionan. Se unen. Y aunque las veamos como polos opuestos la realidad es que están pegaditas unas de otras.

Juntas, para hacernos vivir.

Para hacernos sentir.

He ahí la nostalgia, esa mezcla de alegría y tristeza. Esa añoranza que nos arrastra al pasado y nos impulsa al futuro.

Hay personas que no disfrutan con la nostalgia, que les incomoda, les invade y les inunda.

El equilibrio se rompe y aparece el dolor.

Se abre la puerta a lo que pudo ser, a lo que tuvimos, a lo que fuimos, a lo que creímos y a lo que quisimos.

Y nos falta el aire.

Hay otras que viven en ella. Que parecen tener tatuada aquella frase de “cualquier tiempo pasado fue mejor” y que la alaban, la colocan en un altar.

Cómo estaba de bien entonces, mira que nos reíamos en aquel momento, aquella comida: la mejor, la ropa, el pelo, la tía -que ya no está-, la casa en la que vivimos tantas cosas maravillosas -que luego fue destruida-, la playa salvaje donde nadábamos por la noche -en la que ahora hay una monstruosidad-.

El equilibrio se rompe y aparece una supuesta alegría.

En el momento se disfruta, se vive de nuevo, nos acerca a aquellas personas que ya no están, a las sensaciones que hace mucho que no sentimos.

Volvemos a tener los años que queríamos tener, volamos a aquella relación sexual con aroma caribeño o a aquella vez que dormimos juntos en el suelo, sin colchón, sin manta, sin prisa y con amor.

Pero digo “supuesta” porque al final abres los ojos y descubres que el pasado es maravilloso, todo era mejor, ahí eras feliz pero ya no existe.

Esa no es tu realidad.

Y, como comentaba al principio, la vida la forman los opuestos, los negativos, las luces y sus sombras. Si depositas tu felicidad en ese tiempo, en ese hecho o en aquella persona, la estás regalando.

Sin opción de devolución.

Maravillosa nostalgia.

En el punto de equilibrio preciso.

En el que valoras lo que tuviste, lo que viviste y aprendes de ello, te construyes con esas experiencias, te descubres en ciertos momentos.

Y le dices adiós.

Por delate millones de oportunidades y de momentos impresionantes. Libros, amigos, familia, lugares, parejas, comidas, amigas, risas, llantos y, segurísimo, más de un estornudo.

Creando y construyendo tu vida cada día y siempre hacia adelante.

Porque recuerda que un día tendrás nostalgia.

Del cielo que hay hoy, de esa mirada, de tu fuerza, de tus sentimientos.

Porque nunca volverás a ser más joven que cuando estés leyendo esto.

Porque esa juventud de la que te hablo no tiene edad.

¿Y tú? ¿De qué sientes nostalgia?

 

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