Viajar sola, sin dinero y sin miedo

Elisa Coll Blanco es activista feminista y viajera, creadora de la página «Revolution on the road» y del taller «Viajar solas, sin dinero y sin miedo», también escribe en El Salto. A Núria le pareció muy interesante que formara parte de Proyecto Kahlo este mes  y le hizo una entrevista.

Viajar sola, sin dinero y sin miedo Entrevista Proyecto Kahlo

¿Qué es lo más heavy que te han dicho que podría haber hecho que te planteases que viajar sola era una mala idea?

Que me van a violar. Me lo han dicho muchísimo. Y creo que es el mayor miedo que tengo -y que tenemos todas- a la hora de viajar y cuando oigo una agresión de boca de una compañera es inevitable pensar que tal vez sería mejor no viajar sola más. El miedo a la agresión sexual es en sí violencia, porque constituye una herramienta de control, una forma de mantenernos en el ámbito privado que demoniza los espacios públicos y desconocidos. Es decir, todo lo que supone viajar y hacerlo solas o sin la compañía de hombres. Pero las agresiones sexuales ocurren muchísimo más a menudo en el ámbito privado que en espacios públicos o desconocidos y es importante ser conscientes de esto: creo que los mayores miedos que tengo yo -mujer cis, blanca, europea, bisexual- son relatos construidos desde el heteropatriarcado que no nos dan herramientas para entender el mundo y enfrentarnos a él, sino todo lo contrario. Eso nos lo damos nosotras, las feministas (y las viajeras).

¿Cuál es el peor consejo que te han dado?

Que viaje en compañía de un hombre. O, directamente, que no viaje.

¿Y el mejor?

Que hable menos y escuche más.

¿Hay más buena gente en el mundo que mala?

No me gusta tanto verlo en términos de maldad como de poder. Ya lo dijo Voldemort -nunca pensé que citaría a Voldemort en una entrevista- «No existe el bien ni el mal, sólo hay poder«. Es decir, cuando viajo me encuentro lo mismo que veo en mi entorno: opresiones y privilegios que crean relaciones de poder. También es cierto que lo que más me encuentro en el camino es gente estupenda intentando ayudarme o, por mi condición de mujer joven cis blanca, incluso «salvarme» de los riesgos a los que, supuestamente, me estoy exponiendo por viajar sola, lo cual también tiene mucho de paternalista.

¿Cuál ha sido el momento más increíble que has vivido en un viaje?

No sabría escoger uno pero recuerdo que, en mi primer viaje, mi objetivo era llegar a Nueva Orleans a tiempo para ver los fuegos artificiales sobre el río Mississippi en Nochevieja. Esa noche yo ya estaba en la ciudad y una amiga mía y yo vimos que no nos iba a dar tiempo a llegar al río e hicimos autostop -la primera vez en mi vida que yo lo hacía. El coche nos dejó junto al puente, a un minuto de las 12. Subimos corriendo y en ese momento estallaron los fuegos artificiales y recuerdo pensar «lo conseguí». En realidad el objetivo era lo de menos, pero habían ocurrido tantas cosas antes de llegar ahí, que fue un momento muy emocionante.

¿Y el más divertido?

Cuando pasé por Montenegro descubrí que una de las series más vistas allí es «Los Serrano». Me hice amiga de un chico que se sabía perfectamente la letra de «Uno más uno son siete». La cantamos juntxs enterita. Una pena no haberlo grabado, fue épico.

¿Es difícil aguantarse a una misma cuando viaja sola?

Más que aguantarse, yo creo que el problema es enfrentarse a una misma. Normalmente, cuando viajo sola, no estoy mucho tiempo sola si no quiero, porque enseguida se conoce a gente. Pero cuando paso mucho tiempo por mi cuenta es cierto que la cabeza te puede llevar a sitios increíbles o a espirales de pensamientos tipo «qué estoy haciendo, la estoy cagando, por qué he cogido este camino, estaría mejor en mi casa«. Pero yo creo que todo esto es bueno para conocerse a una misma. A mí me ayuda mucho escribir o incluso tocar música para «sacarlo» fuera.

¿Qué pensaste tras un momento de estos de “me cago viva”?

Pues a mí normalmente lo que me sale tras vivir una situación tensa o peligrosa es transformar el miedo en rabia y avanzar aún con más fuerza. Pero claro, no siempre es así, y recluirme y llorar también es una reacción totalmente válida. También es normal que en momentos así nos vengan a la mente todas esas cosas que nos han dicho antes de emprender el viaje -«te va a pasar algo malo, no lo hagas, estás loca»- y me parece importante no validar esas voces y recordar que el viaje sigue siendo totalmente válido, constructivo y enriquecedor.

¿Te has arrepentido de algo en alguno de tus viajes?

Sólo de haber comprado el billete de vuelta y no poder decidir mi regreso sobre la marcha.

¿Fuera de España también se lleva lo de “sonríe, coño” o el “¿donde vas tan sola?»?

¡Claro! En todas partes se ve raro a una mujer que viaja sola. Además, esas cosas llevamos oyéndolas toda la vida, porque también nos las preguntan en bares o en puestos de trabajo. El problema no es el viaje en sí, sino una mujer haciendo algo que se sale de los mandatos de género: no sonreír, ocupar espacios públicos sin la compañía de un hombre, etc.

Y ya una última curiosidad, ¿dónde lavas las bragas cuando viajas?

Jajajaja ¡donde puedo! Muchas veces, a mano con jabón de baños. Siempre viajo con un cordel para tenderlas donde sea.

¡Un placer compañera! 

Podéis seguir sus viajes, talleres y artículos en su página de Facebook «Revolution on the road«, su Instagram y/o en su web.

 

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