Bienestar para principiantes

Amanda nos habla este mes desde su yo del futuro para darnos unos consejos de bienestar para principiantes.

 

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Ilustración de Yolanda

Voy a confesar algo: nunca he escrito en esta revista con el fin de ayudar a nadie. En primer lugar, no soy experta en nada; sería bonito, pero no lo soy. En segundo lugar, no me gusta la palabra ayudar, así que desde ahora vamos a cambiarla por compartir. En tercero, y esta es mi principal confesión, no soy yo la que escribe estas líneas, es mi yo del futuro.

Antes de que pienses que estoy realmente mal, déjame explicarme. Cuando escribo (y esta es mi cuarta confesión… ¿Me estoy pasando?), escribo para ayudarme a mí misma. Cuando escribo normalmente estoy metida en algún lío del que quiero salir, así que me aprovecho de la generosidad que me ofrece este espacio para sacar a la luz mis demonios. Por eso mi yo del presente nunca escribe y cede la palabra a mi yo del futuro, que es más sabia.

Hoy tenemos encomendado un tema fácil y complicado. Crear y mantener el bienestar, al menos, lo mejor que se pueda. Pues bien, lo primero que haría cualquier inexperta que se precie es googlear qué es bienestar. Bien, la definición es tan aburrida que ni siquiera la incluiremos aquí. Supongo que todes sabemos lo que es bienestar. Es sentirse bien, para qué le vamos a dar mas vueltas. La pregunta es: y eso, ¿cómo se hace?

La respuesta es fácil (yo del futuro al habla). Donde hay amor no hay espacio para el miedo. Si aplicamos esta regla de tres a cualquier situación, sólo hay una respuesta posible: ser felices. Pues nada, podemos acabar aquí el artículo y todo el mundo a casa. En serio, no es una broma. Nuestras emociones se mueven hacia dos polos contrarios, así que… No pueden estar en el mismo sitio en el mismo tiempo, lo cuál significa que uno de los dos polos siempre estará mas cargado que el otro.

Esto a su vez nos lleva a pensar que debemos quitar peso de la emoción donde no queremos tenerlo. Con peso no me refiero a personas y cosas, sería muy fácil, sino a peso mental. Cómo de difícil es ser feliz en la situación actual y, si hay un mínima posibilidad de serlo, cómo puedo conseguirla.

Recuerdo perfectamente la época en la que más miedo he pasado en mi vida y es fácil porque duró meses y fue durante este año. Lo que más me ayudó para salir de ella fue imaginar cada día cuáles eran las cosas felices que podía hacer. Al principio no era capaz de hacer ninguna, ni siquiera era capaz de imaginarlas, pero poco a poco, las imágenes terroríficas fueron dando paso a escenas más agradables en las que pasara lo que pasara en el futuro siempre estaba la posibilidad de hacer algo que me hiciera feliz. Si no falló en aquella situación, que fue la peor de mi vida hasta ahora, por una sencilla regla de tres debe ser eficaz para las preocupaciones más tontas del día a día, aquellas que van comiéndose parte de la felicidad hasta que ya no queda nada.

Aunque imaginar que podía ser feliz pasara lo que pasara fue la principal herramienta de la que eché mano parar seguir adelante y pensar en todo lo positivo que podía crear en el futuro a pesar de que las circunstancias no cambiasen a mi alrededor, la segunda fue pensar en todo lo positivo que ya había ocurrido y estaba ocurriendo. Igual que el miedo y el amor no pueden reinar al mismo tiempo en el mismo lugar, la gratitud y la carencia tampoco pueden hacerlo. Si sólo estoy enfocada en lo que me falta, ¿cómo voy a saber todo lo que ya tengo y con lo que probablemente ya puedo ser totalmente feliz?

Sé que parece mucho mas difícil de lo que puede intuirse, pero realmente no lo es. Ante cualquier pensamiento podemos elegir el amor frente al miedo y la gratitud frente a la queja. No es algo que se aprenda de un día para otro, pero es un planteamiento muy, muy sencillo que siempre esta ahí a nuestra disposición para superar cualquier circunstancia. ¿Te animas a probar?

Aquí vamos a despedir a mi yo del futuro, que ha aparecido en aproximadamente cuatro párrafos y mi yo del presente se va a separar del teclado para releer lo escrito. Como siempre, se dará cuenta de que las herramientas para salir del caos estaban ahí, no había que ir a buscarlas a ninguna parte fuera de su cabeza.

Si nunca has probado esto de dejar hablar a tu yo futuro, ya es hora de que empieces. ¿Quién te puede dar mejores consejos que alguien que te conoce de toda la vida y encima tiene más experiencia que tú? Pues adelante. ¡Nos vemos en el próximo articulo!

 

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