De la voluptuosidad objetificada de los 90 a las mujeres fuertes y diversas del siglo XXI.
Los años 90 trajo un retroceso en la figura femenina, mal entendida por una panda de autores arrogantes de mentalidad adolescente como fueron Jim Lee, Rob Liefeld o Todd McFarlane. Si sus trabajos artísticos demostraban que poco había que rascar en relatos que rayaban el analfabetismo narrativo y conceptual, su interpretación y representación de la figura femenina le iba a la zaga. Mujeres siliconadas, en posturas sumisas y provocativas sacadas de los calendarios de Sports Illustrated o de las páginas de revistas eróticas/pornográficas como Penthouse, devolvían a las heroínas del cómic su papel sumiso y secundario, pero sumándole la voluptuosidad sexual reaccionaria que se quedaba con el aspecto externo de las mujeres poderosas de los tebeos de los años 80, pero vaciadas interiormente de cualquier psicologismo. El éxito de estas propuestas, apoyado por una base de lectores inmaduros y masculinos, inundó las obras y los personajes de todas las editoriales que publicaban material superheróico. Basta mirar las imágenes que acompañan a este párrafo en concreto, que hablan por si solas.
Afortunadamente, el nuevo siglo trajo una nueva mentalidad, una apertura de miras y la llegada de un sinfín de nuevos autores inclusivos en cuestiones de género, raza y orientación sexual que diversificó la aparición de nuevas figuras femeninas y la reivindicación de personajes femeninos que se encontraban en situación de ostracismo. El autor que lo inició todo fue el guionista Brian Michael Bendis con su primera creación para Marvel, Jessica Jones. Una detective privada compleja y ahogada en sus demonios interiores, que no era ni una mujer pacata y virginal, ni una figura hipersexualizada que reforzaba sus atributos femeninos bajo capas de apretado spandex. Al contrario, Jessica Jones era una mujer de carne y hueso, con deseos y pulsiones humanas, que era consciente de sus defectos y libre en su sexualidad.
Un personaje y un serial que además se atrevió a denunciar los abusos sexuales a partir de las experiencias de la propia anti-heroína. Bendis también fue el responsable -en su reinterpretación de los orígenes de Spiderman- de reconvertir a Mary Jane y Gwen Stacy en algo más que émulos en sus orígenes de Betty y Verónica y que eran representadas en manos del dibujante Mark Bagley como adolescentes de carne y hueso, muy alejadas de los prototipos de la industria de la moda. Posteriormente, Bendis tensó las conservadoras formas del género con la introducción de una Iron Man femenina afroamericana, Riri Williams, genio juvenil científico que miraba de frente a Tony Stark, ejemplo clave de la masculinidad tóxica imperante en el género.
Otro nuevo autor del siglo XXI, el guionista Jason Aaron, abrió las heridas del fandom más reaccionario, entregándole el martillo de Thor a una mujer, la enfermera Jane Foster, ex-interés sentimental del Dios del Trueno y su alter ego humano, el doctor Donald Blake. O Matt Fraction, que en su fresca y revolucionaria nueva versión del arquero Ojo de Halcón, junto al ilustrador David Aja, hizo que Katie Bishop co-protagonizara en igualdad de condiciones el serial junto a Clint Barton, el Ojo de Halcón original. Sin olvidar el trabajo del guionista Kieron Gillen con América, la superheroína portorriqueña y lesbiana, convertida en símbolo LGTBQI+.
A esta preponderancia de mujeres protagonizando las cabeceras más emblemáticas de la Casa de las Ideas, habría que sumarle la apertura de la industria al talento femenino, con guionistas como G. Willow Wilson, Kelly Sue DeConnick o Kelly Thompson, que sirvió tanto para crear heroínas de nuevo cuño tan fundamentales para entender los cambios del fandom, la industria y la sociedad moderna como Ms.Marvel/Kamala Khan, heroína musulmana que le sirve a la guionista G. Willow Wilson para entregar un relato veraz y alejado de estereotipos hacia la comunidad islámica en la Nueva York contemporánea, como la evolución de personajes como Kate Bishop, tanto en una serie regular protagonizada por ella, como siendo líder de la nueva iteración de Los Vengadores Costa Oeste en manos de Kelly Thompson -previamente creadora y guionista de Fuerza V, un grupo de Vengadoras exclusivamente femenino- o reinterpretaciones empoderadas como la nueva Capitana Marvel de Kelly Sue deConick que ha servido de inspiración a la próxima película del universo cinematográfico de Marvel o la serie dedicada a Pájaro Burlón, ex-pareja de Ojo de Halcón que en manos de la escritora Chelsea Cain inundó las redes con su discurso explícito derrumbando el heteropatriarcado en un trabajo donde el humor ácido y acerado de Cain dio como resultado uno de los trabajos fundamentales de la Marvel de la última década.
En definitiva, personajes femeninos tan complejos y profundos como sus contrapartidas masculinas y que a su vez han atraído a una nueva generación de público lector femenino que son capaces de sentirse representadas e inspiradas por unas mujeres que no necesitan de la muleta o el apoyo de paternalistas y reaccionarios super-hombres para desarrollarse.
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Felipe Rodríguez Torres
Crítico cultural especializado en cine y cómics. Escribe en la actualidad en Caimán Cuadernos de Cine, Revista Mutaciones, el Pájaro Burlón y Redrum Blog de Cine, mientras mantiene actualizado, en la medida de lo posible, su blog personal La Habitación Nº 26.
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