Celia nos invita a recordar a una de las heorinas de nuestra infancia: Pepper Ann. Porque ser diferente también es ser súper poderosa.
Y llegó Pepper Ann con su grito de guerra: Pepper Ann, Pepper Ann, en tu cole no hay rival, ¡Pepper Ann, nadie puede con ella! Una intro poco usual, de primeras llamativa. Pepper Ann llegó para romper roles: el primero, la familia, ya que la suya se trataba de una familia monomarental; la segunda, la identidad de género, ya que su hermana pequeña, Moose, se salía de todo lo establecido, ni femenina ni masculina, simplemente ella, segura de sí misma y con una personalidad fuerte. En tercer lugar, sus mejores amigos del cole, ya que Milo no era el típico machito de cole que rompía corazones a su paso, era una persona sensible y magnífico artista; así como Nicky era una chica poco normal para el momento y para su edad, vegetariana y extravagante, lo que llamaríamos una friki en potencia a día de hoy.
Cuando pienso en ser madre, me gustaría que mis niñes, mis hijes, se criaran con una protagonista así, con unos dibujos que tratasen todos los temas que Pepper Ann de forma natural ha introducido en sus capítulos: los roles, la muerte, los problemas del día a día, salir de las estructuras sociales establecidas, la aceptación de lo diferente, quererse une misme sin que nadie te apruebe… Y esto último, a mi parecer, es lo que mejor se refleja en esta serie tan especial, ya que nuestra protagonista y las personas que la rodean, a pesar de sus crisis internas, se aceptan y superan las barreras. Durante años y años, así como todavía a día de hoy ocurre, el cine, las series y los cuentos para niños pecan, en la mayoría de los casos, de seguir lo que se considera como “normal”, es decir, mensajes que directamente van para el subconsciente de nuestres niñes y que les presenta una realidad estereotipada y poco flexible. Desde los manuales del cole, pasando por los juguetes, llegando hasta la literatura y el cine.
En definitiva, se trata de ir poco a poco rompiendo los márgenes que nosotres mismes, es decir, el ser humano de este siglo, nos hemos ido imponiendo por herencia de las anteriores generaciones, hacer un esfuerzo por construir otros personajes, otras historias, donde los niños crezcan con la libertad de elegir qué quieren ser sin verse señalados o poco representados en sus referentes. Sin que nadie les juzgue por pensar y sentir distinto en todo su ser.
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