Una Frida nos habla de María Luisa Bombal y de las protagonistas de sus libros eróticos.
Mucho se ha escrito y hablado del estilo tan característico de las obras bombalianas: poesía pura, onírica y sutil. Y sí, de eso hay mucho, pero muy poco sobre lo transgresor de su narrativa, o para ser más precisa: de sus narradoras. Es por esta razón que quise detenerme en esta escritora chilena, que pese a los estereotipos que le otorgaban a la mujer en su época, logró ser pionera en instaurar un discurso narrativo erótico femenino, en un contexto donde la mujer no tenía siquiera derecho a voto. Esto la convirtió en la primera mujer latinoamericana del siglo XX de describir el acto sexual desde la mujer y en plantear una representación femenina empoderada y compleja; con intereses propios que dejaban a la figura masculina en segundo plano.
Para el análisis literario de la producción narrativa de la autora, demostré y destaqué la manera en que representó su propia subjetividad y expresión a través del discurso narrativo, plasmando en sus personajes femeninos tintes de empoderamiento y rechazo al amor tradicional.
Cabe destacar que Bombal no se declaraba abiertamente feminista, así
como varias autoras de la época que prefirieron omitir en cuanto a movimiento político, este hecho se debía al contexto y época netamente patriarcal, ya que algunas autoras por miedo a ser juzgadas y no contar con el apoyo de las editoriales que publicaban sus libros, debieron guardar silencio. Sin embargo, las narradoras y los personajes bombalianos plantean problemáticas y cuestionamientos en torno al rol que se les otorga, y esto claramente corresponde a la fase feminista –propuesta por la ginocrítica, modelo teórico feminista de la autora y escritora Elaine Showalter-.
Estos personajes femeninos, en su mayoría, son mujeres de clase alta, que se encuentran subordinadas económica y socialmente al marido. Aun así, están dotadas de empoderamiento. Las narradoras y protagonistas de las obras de Bombal, de cierta forma logran romper estos patrones y esquemas a los que se encuentran subordinadas. Si bien se podría decir que siempre giran alrededor de la figura masculina -como una vez afirmó Bombal en una entrevista- este hecho no es para enaltecer, ni para demostrar su poder sobre la mujer, sino para dar cuenta del quiebre que generan estas protagonistas, que finalmente logran consumar sus deseos.
Es necesario mencionar que el análisis comienza con la fase de imitación e interiorización de las formas dominantes, o sea la fase femenina, en donde la mujer se halla marginada explícitamente, no logrando su validez como mujer y siendo silenciada por el esposo. Pero, a medida que avanza el análisis, el desarrollo y la complejidad que presentan las protagonistas cobran poder, expresión y manifiestan sus deseos, logrando plantearse ellas mismas que quieren y que no quieren.
En mi primer lugar se encuentra la protagonista de “La última niebla”, quien a través de sus sueños e imaginación logra consumar los deseos más eróticos y el placer que giraba en torno a su supuesto amante. En segundo lugar, Ana María de “La amortajada” quien reflexiona sobre su vida y las personas que formaban parte de ella; rechaza y cuestiona las vivencias de la mujer y el hombre en cuanto a la infidelidad. Y por último está Brígida de “El árbol” quien se mimetiza con un árbol, conectándose con la naturaleza y en última instancia abandona a su marido. Para Bombal la mujer en su escritura se libera y se empodera por medio de la imaginación, los sueños, la naturaleza y el universo.
Vianca Nieve (25), Arica- Chile.
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Bibliografía
Bombal, M. L. (1996). Obras completas, ed. Lucía Guerra (Barcelona, Buenos
Aires, México DF y Santiago de Chile: Andrés Bello).
Bombal, M. L. (1996). La amortajada. Andres Bello.
Blume, J., Kurzen, C. A. F., & Macchiavello, C. (2006). La crítica literaria del
siglo XX: 50 modelos y su aplicación. Ediciones Universidad Católica de Chile.
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