“La estrategia más utilizada por el orden patriarcal para intentar controlar y erradicar el deseo lesbiano ha sido la negación de su existencia y, por tanto de su visibilidad. Difícil tarea, pues, historiar lo que parece no haber tenido lugar, lo que parece no haber sido visto ni dicho, ni mucho menos representado”. Elina Norandi
“Elisa y Marcela” es la ultima película estrenada en cines y plataformas de Isabel Coixet.
“Elisa y Marcela” es la historia real de dos profesoras gallegas que se enamoraron, se casaron por la iglesia, y tuvieron que huir de Galicia porque la cis-hetero-norma se encargó de poner en su sitio a quien se desvía del camino, ¡qué camino tan estrecho!
“Elisa y Marcela” es una película inspirada en esos hechos reales, rodada en blanco y negro por una directora maravillosa que llevaba diez años intentando sacar adelante este proyecto.
“Elisa y Marcela” son dos personajes interpretados por dos actrices blancas, de la península histérica* y jóvenes, Natalia de Molina y Greta Fernandez.
“Elisa y Marcela” visibiliza y representa un deseo, lesbiano, luchando contra esa negación de la existencia del amor y el deseo entre mujeres.
El heterosexismo y, sobre todo la misoginia trabajan para suprimir cualquier imagen que pueda emerger de una lesbiana normal, simplemente humana. Históricamente, las imágenes de las lesbianas que se permite que emerjan son de dos tipos: o bien se ha convertido en un monstruo o bien se ha hecho de ella un objeto sexual (Beatriz Gimeno, La construcción de la lesbiana perversa).
¡Qué pena, que ver “Elisa y Marcela” en casa, tirada en la cama, un sábado por la tarde, después de una semana cansada de trabajo, en Netflix me haya nublado el juicio, y me haga pensar que esta película es aburrida! Viendo el ritmo, los planos y el detenimiento con que se toma en la primera media hora de película, pienso en Victor Erice, en Aki Kaurismaki, pero la historia de estas dos mujeres valientes me da igual! Y me remuerde la conciencia porque se me cierran los ojos.
Me gustaría decir que esta película me ha encantado. Me gustaría decir que “Elisa y Marcela” forma parte junto con “Un amor de verano” y “Carol” de esas películas que tienen algo, en la representación de dos mujeres que se aman. A lo mejor tengo que verla en pantalla grande, y con más descanso.
Me gusta pensar que si sigo repitiendo “Elisa y Marcela” más veces, al menos honraremos su memoria y su historia. Aunque casi haya soñado con ellas, mientras veía la película.
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