Somos de leyenda. Hasta en el folklore que funda nuestra cultura las mujeres son criaturas de temer porque engañan, seducen, embrujan y toman venganzas de carácter fatalista.
Quiero analizar un puñado de personajes folklóricos que pertenecen a regiones de Latinoamérica [pero creo que esta pesquisa podría continuarse con medusas griegas, brujas bíblicas o hadas irlandesas y confirmar por fin que en todo el globo nos tienen en mal concepto].
La Llorona
A la Llorona la llevaron a Hollywood recientemente, pero es una de las leyendas más populares del continente latinoamericano y con mayor variedad de versiones. La más repetida es la de María, una mujer bella pero muy pobre, seducida por un noble que «le concede» dos hijos. El noble descuida su matrimonio, la deja por otra, y María ingresa en un estado de locura que la lleva a ahogar a sus hijos en venganza. El resto de sus días (y por supuesto después de muerta) se ocupa de lamentar sus actos públicamente. Si la ves, es probable que la encuentres llorando cerca de los ríos y arroyos.
Dependiendo del país que visitemos será una mujer atractiva pero maligna y potencialmente homicida (hola, Glenn Close) o más bien una madre en pena que castiga a los hombres en plan amantes. En algunos casos también la Llorona tiene el vicio de raptar niños. Argentina, Chile, Guatemala, Costa Rica, Perú, Ecuador, El Salvador, Colombia, Honduras, México y Panamá, todes temen y condenan a las mujeres que no cumplen adecuadamente su rol de cuerpes gestantes (y que de paso optan por convertirse en espectros malignos), pero no califican por igual a los Michael Douglas de la trama.
La Ciguapa
El caso de esta criatura mítica es un poco más exótico. Se la cuenta sobre todo en República Dominicana y Cuba. Quienes la vieron la describen como una mujer de aspecto indio que camina con sus pies al revés. Lo que más asusta/molesta de la Ciguapa es su carácter salvaje: se dice que tiene un corazón cazador, que sale por las noches y emite alaridos pavorosos. Hay dos cuestiones que son claves para atrapar a una Ciguapa y son la compañía de un perro (el mejor aliado del hombre; a diferencia del gato, escudero de las brujas) y el cautiverio, que provoca la muerte por pena de esta criatura mítica femenina. Si eres libre y salvaje, tu castigo será la muerte (puertas adentro). De hecho, agregan que cuando las mujeres no se encuentran en las cocinas la Ciguapa pasa a robarles la sal. Otra penitencia para la mujer no-doméstica.
La sirena amazónica
Aunque nunca nos hayamos cruzado con una sirena, lo más probable es que nos hayan llegado sus historias que hablan de seres mitad mujer – mitad pez que salen del agua para encantar a los pescadores. De acuerdo con la región se les atribuyen distintos poderes mágicos, en general peores que mejores. Muchos dicen que la sirena nunca puede ser vista de frente (es tan bella que se vuelve peligrosa) y que cuando alguien se le acerca y se deja seducir su vida corre grandes riesgos. Es que las sirenas insisten en que sus acompañantes ingresen al agua con ellas, en donde terminan ahogados. Otro mal de las mujeres míticas y modernas: el de seducir para luego mostrar una cara temible y casi siempre funesta.
Si seguimos rastreando mitos y leyendas folkóricas veremos que nuestras mañas no son cosa de ahora, porque desde tiempos ancestrales le hicimos la vida difícil a los hombres y – fundamentalmente – buscamos incumplir nuestro rol de princesas-esposas-madres. Sólo que ahora contamos con Whatsapp para organizar nuestras fechorías nocturnas.
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