Victoria nos cuenta por qué debemos aliarnos a los gatos. Estrategias, recomendaciones y un poco de historia.
- Conquistaron Internet
Según estudios no verificados, los gatos suponen el 15% del tráfico en Internet.
Pero aunque se tratara de fake news, no hay dudas de que los celebrity-cats, sus videos de reacciones virales ante la presencia de un pepino y su infinita capacidad de sorprendernos desde hace unos 10 mil años son trending topic al menos una vez por semana.
En teoría todo empezó hace 22 años, cuando los usuarios de uno de los primeros chats del ciberespacio — de nombre MeowChat — imitaban el dialecto felino o meowspeak.
Que sean amos de la Web – el único espacio de expresión que democratiza más de lo que atomiza – es el arma que necesitamos para seguir conquistando derechos y ganando batallas a puro algoritmo de likes.
2. No trabajan para la policía
Se sabe que los gatos fueron “domesticados” mucho después que los perros, y hay expertos etólogos que aseguran que nunca acabaron por amaestrarse, sino que sólo responden a sí mismos (y lo conveniente que les resultó aliarse a la especie humana).
Por este motivo jamás veremos a un gato trabajando para la policía o cualquier fuerza de autoridad, como sí sucede con los caninos, que son buenos compañeros pero naturalmente maleables.
Los gatos apenas nos permiten admirarlos desde lejos y ni siquiera gustan de vivir en sociedad entre ellos. El libre albedrío es su mejor carta para lo impredecible, lo revolucionario, lo conflictivo. (Eso que tanto molesta del género femenino al patriarcado).
3. Su tensión juego – salvajismo es constante, peligrosa y admirable
Los gatos – todos los felinos – no juegan, cazan. Para ellos no existe el juego de entretenimiento sino el juego predatorio. Cualquier ocasión que consideremos un momento de diversión con una pluma, una pelota de la tienda de mascotas o un insecto es para ellos una elaborada estrategia para dominar al otro.
Estas gestas podrían considerarse una ilustración del liberalismo más brutal, pero en realidad son lo más parecido que veremos a la anarquía.
Vivir con un animal cuyo parentesco con sus ancestros salvajes es tan cercano y fácil de iniciar nos convierte a nosotras también en criaturas de temer a la hora de conquistar las noches o escenarios sociopolíticos.
4. No pudieron quemarlos
No es cuestión de leyenda: cuando la Iglesia Católica quemó públicamente a las mujeres que acusaban de practicar la brujería, sus misteriosos compañeros los gatos también sufrieron la hoguera.
¿Tenían fines mágicos? ¿Fue una de las primeras pruebas de la rebeldía primitiva del gato? ¿Las seguían por sus hábitos nocturnos?
Desde allí y hasta entonces los gatos (no sólo los negros) continuaron emparentados con las mujeres, la Luna, la magia y lo no-descubierto.
No pudieron quemarlos (nos) a todes.
5. Bastet, CatWoman, Luna y Artemis
Esa mezcla de misterio y desconfianza que provocan los gatos y las mujeres encontró fusión perfecta en personajes más o menos míticos, como la diosa egipcia Bastet, siempre representada en forma de gato o CatWoman (Gatúbela), la más peligrosa y entrañable de los villanos de Batman.
Los gatos han sido retratados en la cultura en todas sus versiones (gordos y sedentarios como Garfield, pícaros y graciosos como los Aristogatos y fantasiosos como el Cheshire, el del País de las Maravillas de Alicia).
Pero no cabe duda que sus versiones femeninas son las que encarnan todo lo que los hombres temen: el máximo peligro en un envase encantador.
6. Un poema
Un perro es prosa,
un gato es un poema.
Jean Burden
7. Somos gatos
En Argentina todavía se califica a una mujer de “gato” cuando se la considera fácil y seductora, entregada al sexo, muchas veces interesada en el dinero de su potencial pareja, y en especial bastante impredecible.
Todo lo que siempre quisimos ser y no nos dejaban.
Seamos más gatos en esta vida de perros.
8. ¿Locas? Independientes.
Lo indicó un estudio de la Association for Psychological Science de Estados Unidos: las mujeres solteras que prefieren la compañía de los gatos a menudo muestran una personalidad independiente, dispuesta a enfrentar desafíos y en última instancia con mayor nivel intelectual.
El estudio también dice que las “locas de los gatos” suelen tener más altos niveles de ansiedad y neurosis, pero afortunadamente los gatos también tienen efectos terapéuticos para estas condiciones.
Fuentes:
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