Vivir con algún trastorno mental es un estigma social, perteneces a una tribu diferente, las personas nunca paran de preguntar y muchas otras te miran con pena. Mi amiga la ansiedad llego a mi vida, yo no la invité, de seguro vino a enseñarme un misterio que pocos pueden descubrir. No me da vergüenza hablar sobre ella y sobre los ataques de pánico, sus visitas a lo largo de la vida me han enseñado una palabra muy importante; resiliencia.
Tener ansiedad implica, llorar, gritar, cuestionar si tu lugar en el mundo es correcto, si las personas te aman. A veces odiar a todos, otras tantas soportar comentarios hirientes y claro, tomar pastillas que te dejan agotada y con mucho sueño. ¿Causa miedo verdad? Tener un perro en estos procesos significa que no recibirás etiquetas o prejuicios, el perro no te preguntará porque te dio un ataque de pánico en medio del salón, el perro no se reirá de ti y tampoco te considerará débil.
Yo he tenido que abrirle el corazón a un animal y he recibido un tesoro a cambio. Abrir el corazón es el miedo más grande de cualquier relación interpersonal. La mirada apacible de mi perro ha estado en los días en los que no puedo más. Recuesta su lomo en mi caja torácica ayudándome a respirar y si las cosas se salen de control ladra y avisa que necesito ayuda. Te sorprendería saber que Croky durante esos episodios se queda junto a
mí, dejando caer todo su peso y lamiendo las partes de mi cuerpo que están entumecidas. Esas son algunas de sus labores cuando la ansiedad me logra vencer.
Sepan que he tenido muchas mejorías; mi perro me ha enseñado a guardar silencio y ser un poco como él, disfrutar de largas caminatas, saborear la comida y estar en tranquilidad conmigo misma. Cuesta estar bien con nosotros mismxs porque nadie nos dijo que la relación más importante es con unx.
Croky me ha dado lo mejor de él, acompañándome, demostrándome la fidelidad, aceptación y amor incondicional. Estoy cien por ciento segura que estas emociones y sentimientos es lo que todos buscamos en la vida. Un perro está dispuesto a mostrártelo y a deconstruir tu mente sobre prejuicios, etiquetas y dogmas que nos destruyen.
Hoy estoy terminando de escribir cuán importante ha sido tener un perro cuando se tiene un trastorno mental. Solo me queda decir que nuestro amigx de cuatro patas siempre estará con nosotrxs mostrándonos la filosofía más simple de vivir y sobre todo apoyándonos cuando la capa de salvar al mundo nos pesa. Ese es el mejor regalo que tu perro te puede dar durante su corta vida, tu siempre serás su amor. Y si como yo padeces
de algún trastorno mental te hará sentir especial y no solo será tu amigo, será tu guardador y te ayudará a entender esas emociones que nos paralizan, tal vez sin palabras, solo se recostará a tu lado hasta que lo peor pase, luego sonreirá para ti como si nada hubiese pasado.
Gracias a todos los perros y perras que han ayudado a personas como yo con amor, paciencia y tantas travesuras.
Kristal M. Rivera González, Puerto Rico
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