Los murales de Paula Tikay: de historias y ensoñaciones originarias

Paula Tikay es una artista de origen chileno. Estudió Bellas Artes y en el proceso de descubrir su oficio comprendió que con los murales y el arte podía contar historias que otres le pasaban, ilustrar sueños, rostros y luchas. Aquí una preciosa entrevista con ella y sus palabras.

Mural de Paula Tikay en Antofagasta, Chile.

Proyecto Kahlo: Empieza contándonos quién es Paula Tikay, ¿cómo empezaste a trabajar en el mundo de los murales y el arte?

Paula Tikay: Bueno, quién es Paula Tikay… En el año 2005 entré a estudiar pintura al Arsis (Universidad de Artes y Ciencias de Santiago de Chile). En verdad entré a estudiar arte, porque primero quería estudiar escultura y después me fui por la pintura. Antes de eso había hecho un diplomado en fotografía en Chile. La historia del arte siempre estuvo en mi familia: mi mamá es artesana de hobby, siempre creó muchas cosas que nunca vendió ni mostró a nadie pero nosotres la veíamos hacerlas. Era la que hacía las máscaras para las actividades del colegio, todas esas cosas. Esa fue mi primera escuela. El primer mural que hice fue en 2006 en una toma de la Universidad para la época de los pingüinos, estábamos apañando todo lo que estaba pasando y también por las demandas de la universidad, yo creo que de ahí parte como toda esta visión más crítica del sistema. Creo que el Arsis no era una burbuja sino que todos los que estábamos ahí éramos conscientes del sistema en el que estábamos y con el tiempo me fui a vivir a Barrio Yungay (Barrio Brasil primero) y ahí ya estaba en los últimos años de la universidad y era súper difícil vivir del arte. Al final une sale y te sacan sin aconsejarte nada, sales medio en pelotas. Para hacer algo empecé a salir a pintar a la calle, pintaba mucho, había mucha gente haciendo lo mismo. Así partió. Nunca pensé que iba a ser una forma de vida que iba a llevar por muchos años. Partí haciéndolo sólo para hacer algo, para mostrar. Pensaba que el trabajo de taller era muy personal y no me gustaba mostrarlo en las galerías, tener que hacer lobby para poder exponer en alguna parte. Encontré en la calle un espacio donde yo exponía lo que sentía sin tener que acomodarme, ¡solo tenía que ir a pedir el muro!

PK: ¿Cuáles son los temas que te interesa trabajar en tus murales o ilustraciones?

PT: Los temas principales están relacionados con lo que me enseñó mi mamá de pequeña. Siempre hubo libros de arte y libros sobre los pueblos originarios en casa. Mi mamá es una gran sabia, una maestra sanadora así que por ahí también fue su enseñanza. Con el tiempo veo que fue toda una búsqueda de nuestras raíces, que fueron violentamente desaparecidas. Darle sentido a lo que dibujo. Desde que me vine a vivir al campo le encuentro un poco más de sentido. Pintar sobre la tierra, sobre las plantas, sobre la huerta, el agua. En la ciudad era más difícil pero acá uno va viviendo esas situaciones, con vecines, con comunidades y ahí se va nutriendo el trabajo. Hace poco hicimos un mural sobre la historia de la Montaña de Coñaripe que nos dijeron que se puede contar de voz en voz pero no se puede escribir porque es una historia sagrada. Nosotres lo plasmamos en el mural y queda esa historia para nosotres. Eso es lo que busco al pintar, aprender, nutrirme, más que hacer producciones sólo para vender o subsistir. Vivimos acá en el campo y se vive con poco. En la situación en la que está Chile y el planeta ha sido un gran escape poder lograr salir del sistema y hacer lo que nos gusta.

Mural colaborativo realizado en La Paz, Bolivia.

PK: Cuéntanos un poquito sobre los trabajos que has hecho, ¿En qué regiones de América Latina has hecho murales? ¿Cómo te recibe la gente del lugar? ¿Por qué has elegido esas regiones, están vinculadas con algo en particular o la elección es más bien fortuita?

PT: Inesperadamente pintar murales empezó a resultar. La primera vez que salí del país fue a Bolivia solamente íbamos a ir a estampar serigrafía. Hicimos una residencia artística y de ahí cada viaje ha sido un regalo. A veces une sueña con poder ir aquí o allá y los sueños se van haciendo realidad, van surgiendo invitaciones. Últimamente he estado pintando con mi compañero que es también muralista hace muchos años y hemos tenido la oportunidad de recorrer casi toda América Latina. Hemos podido ir a Canadá, Bolivia, Perú, Argentina, Colombia, Paraguay, México, Brasil. Así, al estar pintando tal vez una semana un mural, la gente del lugar se acerca, te conversa entonces no es un viaje turístico sino un viaje de historias. Y eso es lo que buscamos, con un discurso más vivencial y no de historias por internet. Se va formando una gran familia de artistas y pintores. Me han contado que en Europa no es igual y eso es súper bonito de América Latina. Cada mural que hacemos es un regalo porque nadie nos paga por eso simplemente nos invitan, nos llevan, nos alimentan y nos alojan. Y eso es lo que a muchas personas les sorprende, poder pintar gratis sin tener que vendernos a marcas o grandes galerías, algo que pasa mucho con el arte urbano. Quiero que nuestro trabajo siga siendo libre. Siempre tratamos de pintar historias del lugar pero averiguamos, conversamos sobre esa historia y pintamos. Así le vamos dando más sentido a la pintura cuando la gente se acerca y nos conversa.   

Mural en San Pedro de la Paz, Concepción, Chile.

PK: ¿Cómo planeas un mural? Observamos que tus trabajos tienen mucho que ver con la reivindicación de las luchas populares, de las mujeres, la naturaleza. ¿Piensas los temas y los diseños antes de empezar? ¿Cómo eliges que contar en cada mural?

PT: Con mucho respeto vamos ilustrando, dibujando historias más desde la cosmovisión, desde una búsqueda espiritual. Por ejemplo en Paraguay averiguamos sobre la historia de la yerba mate y pintamos sobre eso un mural, quizás no son murales tan literarios, pero para nosotros tienen ese sentido. Siempre también lo hacemos desde el cuidado de la naturaleza, el agua de los pueblos y también con mucho respeto de mostrar cosas que se conversan, a veces pintarlas como símbolos para que solo los habitantes del lugar las puedan identificar.

PK: ¿Cómo financias tus trabajos? ¿Se involucra la comunidad en el armado del mural?

PT: Hay de todo. A veces unos pagan por el trabajo, otros pagan solo los materiales. Depende de muchas cosas. Obviamente para instituciones, municipalidades tratamos de valorar nuestro trabajo y cobrar lo que vale. Casi siempre nuestro trabajo se basa en poder involucrar a la comunidad. Este año hemos hecho varios talleres con historias locales m, de jóvenes, de niños, de ancianos, de adultos.

Mural realizado en Toronto Canadá sobre las mujeres nativas de Norteamérica
Mural realizado en Toronto Canadá sobre las mujeres nativas de Norteamérica.

PK: ¿Por qué crees que es importante llevar a la distancia el mensaje que quieres llevar? ¿Cómo ha influido en tu trabajo todo lo que viene pasando últimamente en Latinoamérica?

PT: Yo creo que esto viene de mucho antes. Mi familia vivió la dictadura y yo siempre crecí con todo ese conocimiento del poder. Toda esta lucha del agua, de cuidar las semillas, de la vivienda, de la dignifad. Creo que es algo que siempre hemos representsdo en nuestros murales. El tema del rescate de los oficios que se están perdiendo por la industrialización. Encuentro bacán que ahora mucha gente se de cuenta que realmente son cosas importantes de cuidar, de proteger, de luchar por ellas. Estábamos como adormecidos un poco. Pienso que con los murales es una forma de despertar, porque está en la calle, lo puede ver cualquier persona. Eso es lo más lindo del mural. No estar en un lugar cerrado ni privilegiado. Los muros siempre van a hablar y esa debe ser la función principal de un mural, poder hablar, no adornar.

Mural realizado en San Pablo, Brasil.

PK: ¿Que sientes cuando te encuentras pintando lejos de tu hogar o cómo se vive la experiencia de una mujer muralista a la distancia? ¿Cómo creas lazos de unión?

PT: Es todo como una familia. A veces estás en un país y conoces a alguien por internet que sabes que es de ahí y le dices ‘oye, estoy aquí, pintemos’ y se pinta y es súper bonito. También pasa que nos llaman quienes necesitan alojamiento y se pueden venir. Es como un intercambio mutuo.
Desde el rol de la mujer yo creo que es una lucha constante. El mundo del muralismo es súper machista como todos los espacios. Hace poco fui a un encuentro de mujeres en México y fue hermoso conocer a mujeres de distintos países, compartir. Estuvimos una semana juntas y ya se crean lazos que si voy a Canadá, a Italia, a Perú y esas personas están ahí nos podemos juntar a pintar o conversar.

Puedes encontrar a Paula Tikay en Instagram: @paulatikay

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