Violencia en la Distancia

Una Frida nos aporta una valiosa reflexión sobre los peligros y las violencias que sufren las mujeres migrantes en Venezuela. Cuando las distancias se convierten en un peligro, ¿qué podemos hacer al respecto?

Ilustración de Laura Farlete

Si de la distancia hay que hablar, en las migrantes de mi país es lo primero en lo que puedo pensar. El flujo migratorio mixto de la población venezolana, producto de la emergencia humanitaria compleja (EHC) se ha posicionado en la región Latinoamericana como un fenómeno sin precedentes.

Pero si lo observamos bajo el lente transversal del género, nos encontramos con un panorama realmente oscuro. Existe un impacto diferenciado en mujeres y niñas migrantes y refugiadas, quienes en la búsqueda de un mejor futuro, para ellas, para sus hijos o para sus familias se consiguen cara a cara con la Violencia. Violencia que se esconde en la distancia en forma de feminicidio, violencia sexual, trata y esclavitud. Violencia que se ejerce porque son vulnerables, porque la distancia las separa de sus familias, de sus grupos de apoyo, de nuestro país de origen. También violencia psicológica, prostitución y explotación laboral, que enfrentan en territorios desconocidos, bajo el silencio de la discriminación y la falta de sensibilización en los países receptores. Violencia invisibilizada que en la distancia lloran sus familias, porque no saben qué paso ni dónde acudir para obtener justicia. Violencia con titulares justificándola, porque la víctima decidió migrar.

El problema en números

Según estadísticas de las Naciones Unidas, se estima que un 2% de las mujeres venezolanas en el exterior con edades entre los 15 y 49 años son sobrevivientes de violencia sexual. Por otra parte, durante los procesos migratorios, muchas mujeres caen en círculos de violencia porque terminan dependiendo económicamente de otros, porque no tienen la documentación legal y son explotadas en sus trabajos, o víctimas de amenazas por parte de quienes les ofrecen alojamiento. Asimismo, los pasos por rutas irregulares en las fronteras de Venezuela con Colombia y Brasil son territorios altamente riesgosos en los que grupos armados y redes de trata están al asecho; por estos caminos transitan mujeres sin
documentación muy vulnerables a ser víctimas de estas agrupaciones
criminales.

Cada vez son más los femicidios de venezolanas en el extranjero, tal
como el caso de Michelle, quien fue encontrada sin vida y con signos
de estrangulamiento en Perú, no fue sino hasta 20 días después que
su madre pudo viajar a reclamar su cuerpo en la morgue. Katherine,
fue otra víctima más de la violencia, cuando migró a Chile y fue
asesinada por su pareja dejando dos niños en orfandad. Lorena decidió migrar a Ecuador, tiempo después fue encontrada desnuda y sin vida en una carretera en la provincia de Manabí. Mientras que Kenny, denunció amenazas de muerte en varias oportunidades, pero ante la omisión de las autoridades, fue torturada, violada y asesinada en México. Siendo éstos algunos rostros que nos revelan los medios, de casos de violencia.

Por otra parte, investigadoras venezolanas como Efecto Cocuyo realizaron un conteo de casos reseñados en diversos medios de comunicación desde marzo hasta el 22 de noviembre 2018, llegando a un total 188 venezolanas en nueve países que han sido víctimas de trata 88 de ellas en Colombia, lo que equivale al 46,8% de las víctimas.

Kelly quizás no ha sido de las víctimas rescatadas que salen en los
titulares, su madre aún desconoce su paradero. Ésta joven universitaria dejó sus estudios tras una oferta aparentemente muy buena de trabajo en Trinidad y Tobago que le permitiría ayudar a su familia. La última vez que se comunicó con su familia fue antes de embarcar en Güiria, una costa donde abundan redes de trata y prostitución.

Pero es una cifra que crece y existen casos que no salen a la luz. Para que esta cifra negra no siga aumentando, aboguemos por incluir la perspectiva de género en los planes de respuestas humanitarias de todos los países.

¿Cómo prevenir?

Fomentemos la migración informada: las rutas seguras (evitar el paso por rutas irregulares) y cómo tener tu documentación al día. ¡Infórmate muy bien antes de migrar! Conformar grupos y redes de apoyo en otros países y zonas fronterizas que brinden asistencia e información a las migrantes. Procura localizar las organizaciones de derechos humanos activas en el lugar de destino y sus números de contacto. Aunque seas migrante tienes derecho a denunciar la violencia en otros países. Verifica las ofertas laborales que ofrecen mucho a cambio de nada, las redes de trata suelen ofrecer grandes salarios, al alojamiento e incluso asistencia legal -entre otras cosas- principalmente a jóvenes migrantes.

Las venezolanas son solo un espejo de lo que ocurre con muchas migrantes a nivel mundial, no importa su nacionalidad. Que la distancia no sea sinónimo de violencia.

Evelyn Campitelli, 26 años, venezolana.

Instagram: @eisforevelyn

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