Os presentamos a una mujer que vive la sexualidad como una obligación para con su pareja pero que un día decide despertar y auto regalarse muchos orgasmos y sonrisas.
Es que toca hacerlo.
Es que si no se enfada.
Si no hacemos algo se entristece.
Se calla.
Me castiga.
Me anula.
Y prefiero hacer un esfuerzo aunque no tenga ganas.
Porque me compensa.
Porque evito un castigo, un rechazo o una cara de mal genio.
Con eso demuestro mi amor…
e ignoro mi esencia.
Quemo mi deseo, destierro mis orgasmos, ahogo mi pasión.
Me someto y encarcelo.
Y un día tengo deseo y me lo regalo a mí.
Pero a ti no te parece bien porque todo lo que haya tiene que ser para ti.
¿Cómo te dedicas un momento de autoerotismo cuando a mí me tienes en sequía?
Y como por arte de magia soy yo la egoísta y no tú.
Soy yo la que no cuida ni empatiza y no tú.
Soy yo la…
la que está harta y despierta.
La que quiere disfrutar de su sexualidad sin cadenas ni exigencias.
La que quiere disfrutar a solas y divertirse acompañada.
La que lo haga desde la elección y no la imposición.
Soy yo la que abre los ojos, ve todo y decide salir por la puerta.
Decirte adiós para decirme hola.
Despedirme del ‘debería’ para abrirme a las oportunidades.
De disfrutar, cuidarme y conocerme.
De una vida llena de orgasmos y sonrisas.
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