Shana y Cecilia nos invitan a pensar sobre el sexo y cómo hacer para que nos permita ser realmente invencibles
¿Te sentiste invencible alguna vez al tener un orgasmo? ¿Sentiste alguna vez que a través del sexo podías conocer el punto de máxima fortaleza física, espiritual, emocional? Sí, no es la única actividad a través de la cual desarrollar esa sensación pero claramente es una.
A veces el sexo libera, otras veces domina y enluta. Muchas veces el sexo es utilizado como un arma de maltrato o de abuso. Otras tantas es tal vez la herramienta para permitir que nos conozcamos de un modo único. Soles. Con otres. Mirando o siendo mirades. Activamente o desde afuera.
Vivimos una época en la que, como nunca antes en la historia, podemos observar cada vez mayor libertad sexual en el mejor de los sentidos: los límites y encuadres antes entendidos como reglas ahora son el punto de partida. Las fronteras se mueven y los caminos son mucho más sinuosos. Ya no nos define una sola característica sino que a partir de la prueba se va armando nuestro gusto y nuestro deseo.
Sin embargo, como nada es fácil en las sociedades humanas, el sexo también sigue siendo un elemento más de poder para dominar a quienes son más vulnerables. Del mismo modo que hablamos siempre aquí de responsabilidad afectiva, también tenemos que hablar de responsabilidad en los vínculos que armamos, sean duraderos, sean efímeros o sean lo que sean que queramos.
Para lograr que el sexo y nuestra sexualidad sean realmente libres hace falta madurez. Ser clares en lo que buscamos y en lo que queremos, como también ser clares en lo que no queremos.
Sabemos que esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero desde Proyecto Kahlo creemos que uno de los mejores y más importantes legados del feminismo es habernos abierto la cabeza para poder, en un primer paso, reconocer aquello que forma parte de nuestro deseo y aquello que no. Luego, en la búsqueda de poder concretar eso que deseamos podremos encontrar obstáculos o dificultades (que a veces pueden ser simplemente el deseo diferente de une otre), pero siempre que sepamos lo que queremos, que vivamos sin culpa el goce, que no nos límite la moral o el afuera, siempre que haya consentimiento, podremos vivir al máximo potencial todo aquello que queramos.
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