Una Frida (Irene) nos comparte sus reflexiones sobre el sexo, las relaciones y el amor mientras viaja, desde su asiento en el tren.
Escribo desde el tren, exactamente desde la parte trasera, en dirección contraria hacia donde me dirijo. Me encanta ir contracorriente. Por unas horas disfruto de ver el pasado de frente mientras me despido de él en segundos. Me pregunto a cuántos os pasará lo mismo. Me pregunto también cuántas personas a mi alrededor han tenido sexo hoy o cuántas pueden estar pensando en sexo ahora mismo.
Observo y saco mis propias conclusiones. Imagino qué les gusta, qué les gustaría probar o qué no experimentarán nunca y seguirán reprimiendo. Con quién fantasean, con quién se aburren o a quién volverían a llamar.
Sexo. Sin duda una de las palabras mas potentes y polisémicas que conozco y que tanto recorre , abre y expande mi mente.
La curiosidad que me creaba de pequeña es incomparable con la intriga que ha despertado en mí de mayor. Intriga por experimentar, descubrir, por descifrar, por entender y sobre todo, por a través de él, poder conocerme.
Sexo. Una de las más relativas, complejas e innatas partes inconexas en mí.
A lo largo de mi vida he dudado más de mi orientación sexual que de decidirme por chocolate blanco o helado de vainilla mientras estoy ovulando. Me he sentido tan libre como encadenada cuando he utilizado el sexo como escape, entretenimiento o pura diversión. He intentando hallarme a mí misma en encuentros donde solo importaba el hecho de no sentirme tan perdida como para no querer buscarme en otres . He huido del autismo voluntario intercambiando experiencias y sensaciones con desconocides donde prometo haber interiorizado todo de manera efímera e intacta. He creído firmemente en que si no se prueba todo, no se sabe. Que nada duele tanto si da placer al mismo tiempo y que donde el sexo manda, el amor no tiene porque llegar. He creído amar por sexo y, gracias a él, he amado todavía más. Me he decepcionado con sexo aburrido así como asustado con sexo salvaje.
Claro que en el sexo, no estamos soles, nuestra imaginación puede ser la mejor amante de todas así como los que nos acompañan pueden convertirse en diferentes personas e íconos en un instante.
Todo sexo implica intercambios y en su defecto, relaciones. Vivimos rodeades de relaciones. Vivimos rodeados de vida y de sexo. Sexo y vida están estrechamente unidos y sin embargo, sigue siendo un tema tabú como lo es la muerte o el sufrimiento.
El sexo puede estar cargado de placer como esconder traumas, puede significar todo o no importar nada.
Intento hablar de sexo con todas las personas que conozco. Me encanta comprobar que hay tantos puntos de vista como personas que me cruzo, tantos gustos como formas y tantas maneras de sentirlo como de practicarlo o evitarlo.
Siempre me he preguntado, qué sería de mí si el sexo no me gustase. Qué sería del universo si el sexo sólo sirviera para diferenciar lo femenino de lo masculino y el acto sólo para procrear en sí. Qué pasaría si no existiera el punto G ni los orgasmos. Posiblemente sin placer no habría violaciones ni se habrían utilizado estas inhumanas maneras de masacrar a mujeres y niñes a lo largo de la historia . Qué tipo de relaciones seríamos capaces de establecer entre las personas si no fuera para darnos placer les unes a les otres. ¿Existirían las parafilias? ¿Seguiríamos preocupándonos por gustar a les demás? ¿Seguiríamos pensando que necesitamos a alguien a nuestro lado? ¿La posición social de la mujer sería equitativa a la del hombre? En ocasiones pienso demasiado y sí, creo que todo sería distinto si el sexo no nos originara este placer inquebrantable e incomparable.
Indudablemente para todos el sexo esta cargado de información sobre nosotres y lo que nos rodea. El sexo es aprendizaje, aprendemos con él y de él.
El sexo puede ser sometido, comprometido, abierto, pulcro, sucio, duro, romántico, doloroso, atrevido, esperanzador, puede implicar, puede desvalorizar, puede hacerte sentir plena como vaciarte en un instante.
Personalmente, siempre me ha gustado mucho el sexo. Creía que era el sexo, ahora se que lo en realidad me gusta es el poder. El poder sobre alguien, el poder que alguien puede tener sobre mi. El poder que todes tenemos dentro al darnos a nosotres mismes placer mediante el sexo y lo poderoso que el sexo puede llegar a ser en nuestras relaciones más íntimas cuando alguien nos origina ese placer.
Dicen que el amor es el arma más potente del mundo.
Yo soy de las que opinan que es el amor al poder lo que realmente nos mueve a la mayoría y que sin sexo, no habría necesidad de poder porque solo quedaría amor en su más linda pureza.
El amor es la emoción más bonita que podemos sentir pero, ¿qué es el sexo si no la manera de expresar que tiene nuestro cuerpo al sentir esa energía? Cuando amamos a alguien , el sexo es la forma mas carnal de poder sentir y hacer llegar a le otre ese amor que sentimos.
Cuando nos acostamos con une desconocide, quizás estamos utilizando a esa persona para llegar a ese amor que sentimos por nosotres mismes pero que hemos olvidado darnos.
Considero que el sexo es tan necesario como el amor, y que si este no viene, el amor tampoco vendrá.
No creo en el amor sin sexo ni en el sexo sin amor.
Creo en el sexo como forma de expresión y en el amor como respuesta para todo.
Irene Lushomo, 27.
Vive en Hull, Inglaterra. El texto fue escrito desde Tartu, Estonia.
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