En este artículo Julia nos invita a reflexionar con ella sobre la pornografía y el erotismo, las expresiones artísticas y lo que hay detrás de ellas. Un artículo reflexivo e interesante que seguro te invitará a reflexionar.
Comenzaré situándome, como buena feminista. A mí me gusta el porno; me interesa la pornografía como producto cultural y siempre me ha preocupado indagar sobre lo erótico y lo guarro. Y, ahora sí, puedo seguir escribiendo.
Arte y pornografía
El arte se puede definir como todo aquel producto cuya finalidad es comunicativa y estética y que genera una respuesta en quien observa. Al acercarnos a una obra de arte, se establece una especie de diálogo mudo entre l_ artista y la persona que mira; una conversación que generará una respuesta emocional y mental determinada en esta última.
¿Puede la pornografía ser considerada arte?, ¿dónde está la línea que separa lo erótico de lo pornográfico?, ¿existe acaso tal límite?
En el caso del erotismo y la pornografía, clásicamente se consideró que la línea divisoria, tensa e invisible, hacía referencia a la existencia o no de excitación sexual. Si esta existía, estaríamos hipotéticamente ante un producto pornográfico. Sin embargo, ¿por qué no podemos colocar lo explicítamente sexual dentro de una categoría artística, sea esta literaria, pictórica, fotográfica o audiovisual?
¿Por qué lo sexualmente explícito no puede ser artístico? Cabría pensar que la policía de la moralidad está detrás de estas divisiones, reservando un nivel superior a aquello que sugiere pero no muestra y un nivel inferior, y negativo, a lo que se nos revela sin velos. Y esta diferenciación es peligrosa porque, de tan simple, podría acabar por censurar belleza y permitir atrocidad.
Un ejemplo de esta situación se encuentra en la censura brutal que algunas redes sociales, como instagram o facebook, realizan sobre imágenes y vídeos cuyo contenido puede no tener nada que ver con la excitación sexual. Así, observamos cómo muchos trabajos fotográficos o audiovisuales se denuncian y eliminan al mostrar cuerpos reales desnudos aunque raramente se censuren imágenes vejatorias para colectivos vulnerables por el simple hecho de que no muestran genitales o pezones (siendo estos últimos, sobre todo, femeninos).
La línea, por tanto, no debería situarse en el cuerpo humano desnudo sino en la intención de le creadxr de la obra. Sería interesante prestar más atención y dar mayor protagonismo a la persona detrás de la cámara, la página o los pinceles para entender mejor ante qué tipo de artefacto nos encontramos.
Pornografía(s) – sexualidades
La sexualidad y sus prácticas son infinitas y la excitación puede desencadenarse con imágenes explícitas o con otras que sugieran, sin mostrar, realidades oníricas que nos permitan crear otros imaginarios. ¿Por qué no derribar barreras o volverlas borrosas para crear artefactos que jueguen justamente con esa sútil línea divisoria?
Ampliando el concepto de «porno» podríamos a su vez afectar a «lo sexual». Vídeos de dedos penetrando frutas jugosas, planos muy cortos de pieles erizándose al contacto con otra piel, sombras indistinguibles que gimen y susurran palabras prohibidas… La pornografía es, como otros campos artísticos, un espacio de experimentación vital sobre un hecho inabarcable y lleno de posibilidades y placeres: la ingente y sorprendente sexualidad humana.
En este sentido pornografías alternativas y pospornografía surgen como respuestas a la pornografía convencional. No solamente reflexionan sobre la sexualidad sino sobre la pornografía en si misma, desmontando prejuicios y colocando en el centro una diversidad -de cuerpos, de identidades, de prácticas- que se aleja totalmente del porno mainstream.
Generalmente, este tipo de material pornográfico no es de libre acceso. Pero en un mundo en que cada vez estamos más acostumbrades a pagar por determinados servicios de entretenimieto (plataformas de streaming o paquetes de datos para el teléfono son los primeros que me vienen a la mente), ¿por qué no empezar a pagar por la pornografía que deseamos?
Propuestas desde los márgenes
Os propongo dos planes, uno fotográfico y otro audiovisual, por si os apeteciera acercaros a estas otras realidades, excitantes, sexuales y éticas, que suponen una ruptura con la pornografía convencional y una demostración de que otra forma de narrar la sexualidad es posible:
I feel myself:
En este proyecto, que surge desde la compañía australiana FECK, personas de cualquier lugar del planeta pueden enviar vídeos tocándose, sintiéndose, masturbándose. El hecho de que acepten solamente vídeos realizados por las protagonistas de los mismos únicamente cambia totalmente la lógica del sujeto/objeto artístico poniendo en el centro a las propias protagonistas del producto. Además, los criterios de selección de las participantes se basan en detalles técnicos relacionados con lo audiovisual pero nunca en sus cuerpos. Si te apetece echar un vistazo al proyecto, puedes hacerlo desde su web aquí.
Four chambers:
Proyecto creado por Vex Ahsley que se mueve justamente en el terreno creativo que combina la pornografía y el arte. La compañía habita ese lugar ambiguo para permitirse explorar los límites, creando artefactos visuales que juegan con elementos mitológicos y mágicos. Muy cuidado gráfica y músicalmente, Four chambers es una explosión de fluidos y realismo que no puede dejar indiferente a casi nadie. Si te apetece adentrarte en sus mundos oníricos y oscuros, llenos de cuerpos diversos y orgasmos reales, puedes echar un vistazo al proyecto aquí.
1 Comentario
hola ,estoy aprendiendo sobre el feminismo. quisiera saber porque hay feministas que odian el porno y otras dan cavida al que consideran de su gusto ? . aparte ,que sucede con las fantasias que recrea el porno? en mi caso soy consumidor de pornografia y pues tengo un gusto especifico que es el que me exita, no del que denigra. como no renunciar a estos gustos ?
gracias