Sobrevivir te hace fuerte.
Ojalá esa fortaleza proviniera de una elección voluntaria de acontecimientos, que consideras que te ayudarán a evolucionar como ser humano. Pero no. Normalmente la supervivencia implica que has pasado por algo malo, que preferirías no haber experimentado, pero que a pesar de ello no has dejado que te destruya.
Olé tú.
A lo que cada unx sobrevive es asunto suyo. No hay un baremo ni es una competición. Sencillamente es la vida. Y casi todxs tenemos algo a lo que hemos sobrevivido. Algo que, a veces, se nos despierta en pesadillas, o con estímulos sensoriales imprevistos y nos lanza a las fauces de los recuerdos que creíamos olvidados.
Respira, ya pasó. Has sobrevivido.
Olé tú.
Sin embargo, aunque es maravilloso eso de sobrevivir, creo que sería interesante ir más allá. Es decir, que ese o esos acontecimientos, no sean los que te definan a ti o a tu vida; que esas situaciones que superaste no sean las más trascendentes de tu existencia. Que seas algo más que une superviviente.
¿Por qué?
Porque si no, una parte de nuestras mentes siempre se quedará atrapada en ese momento/situación y tal vez, de manera inconsciente, atraigamos más situaciones similares que nos recuerden la ideas que tenemos de nosotrxs mismxs. Más situaciones que ayuden a corroborar nuestra autodefinición como supervivientes.
Y somos muchísimo más que eso.
Seguimos aquí.
Seguimos vivxs y coherentes y tenemos una segunda oportunidad para vivir, para emplear el aprendizaje obtenido en lograr una existencia más plena, conscientes de todo lo malo que hay sí, pero sabiendo que si pudimos con eso, podremos con todo. Con las nimiedades, con el día a día.
Sabiendo que sobrevivimos para algo. Para vivir.
Sobrevivimos y, ahora, vivimos.
Teresa Lozano Martínez.
Instagram: @desamorycolera
Madrid. 37 años.
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